Lirica libre, el lugar de las letras de un escritor novel que día a día, trata de ser mejor...

Esta es la historia de un hombre que continua luchando contra su destino... Y confia en que vencera.

miércoles, 27 de junio de 2018

¿Ficción con valor moral?

Me interesaría saber si consideras que la ficción tiene un valor moral con la realidad y, de ser así, ¿dónde trazas la linea?

Dos preguntas, que me han tenido pensando de forma activa o pasiva en ellas, todo este tiempo. Ya me lo cuestionaba desde hace un par de años, pero el verlas materializadas de forma directa, a través de los dedos de otro amigo y colega, fue curioso.

En una época en la que el cinismo, la crueldad y la falta de sorpresa ante los horrores del mundo, de la humanidad, se vuelven la respuesta natural a lo que sucede, aparece esta peculiar pregunta.

Puedo decir que, de alguna manera tengo presente (como muchos lectores de fantasía), que este género no es tomado enserio por nadie. No tratare de hacer un ensayo de porque o repasar aspectos históricos. Me basta con decir que este género literario tiene su propia orden de premios (Hugo, nebula, locus), que a su vez se comparte con la ciencia ficción. Y esto da un gran margen para abordar el tema desde donde se deseé, por la razón que se quiera aducir. La mía es que una novela de este tipo, no importa como sea escrita o como sea innovadora en su manejo del lenguaje, nunca ganara un nobel de literatura porque en este género no existe nadie que sea capaz de maravillar con sus letras. Vaya, básicamente la literatura de fantasía (porque hasta en eso, la ciencia ficción está arriba de la fantasía), es más que nada un hobby, algo de risa, de broma, infantil, pues. Y por tanto sus aportes no son serios, no valen mucho.

Esa impresión me da cuando he tenido la oportunidad de escuchar o leer a gente destacada en el ámbito literario. Y la cosa no mejora si escuchas al lector común.

Básicamente a lo largo de mi vida, cuando he dicho que leo, obtengo algún tipo de desaprobación. Desde miradas burlonas hasta comentarios directamente mordaces aludiendo a que pierdo mí tiempo leyendo cuentos de hadas (este último comentario, me lo hizo una familiar). Sé que no soy el único. Los lectores de fantasía (en cualquiera de sus géneros, ya sea fantasía de seda, épica, de magia y espada o simplemente protagonizada por perritos y muchachas), estoy seguro que tenemos que atravesar por este tipo de situaciones en reiteradas ocasiones a lo largo de nuestra vida. Y esto tampoco se trata de un discurso incluyente, ni de que esto nos genera carácter o cualquier nimiedad así de alguna agenda o lobby de moda (esto último, dedicado a los conspiranoicos del mundo).

Nada más alejado de mi intención. Esto es solo una breve introducción a como es, a mi parecer, que la fantasía (y la ficción, en general) tiene todos los permisos para no preocuparse de nada social o moral. La fantasía no necesita educar, ni enseñar, instruir o forjar valores de ningún tipo. Tiene tantas licencias que si bien lo quisiera, podría ser peor que la más siniestra crónica sobre terrorismo actual. Sin nada de esfuerzo podría mostrar un mundo horrible que ninguna distopia jamás escrita pudiera describir. Hay tanta libertad, que los peores miedos sobre el infierno, serían algo de risa.

Porque la maravilla de ser considerada una especie de hermano mayor de la novela grafica (que recordemos, la novela grafica es ese hermano maduro del comic que no quiere ser confundido con ese muchacho sin sustancia, que es el comic), es que no levantaras revuelo de ninguna manera.

No ser visto, es una de las maldiciones/bendiciones más grandes que puede haber.

La fantasía me parece un ejemplo excelente por la premisa anterior. Quedaría más redonda mi ejemplificación si adoptara la novela policiaca/negra o la tan de moda en el país, narco novela. Es más, podría colgarme de una obra audiovisual, en cualquier formato y sería mucho más concreto y demoledor. Y aun así, me parece que mejor ejemplo no puedo tomar que no sea la fantasía en cualquiera de sus maravillosas vertientes.

El compromiso que adquiere la fantasía/ficción con el lector es muy grande, independientemente de sus diferentes peros o contras. No se trata únicamente de presentar un trabajo de calidad y que sea aplaudido por critica o por el populacho (y en este ultimo me incluyo, soy lector de a pie como cualquiera, antes que ser psicólogo o un escritor amateur. Siempre seré un lector común, y eso está bien. Aclaro porque así lo siento, más que por evitar herir susceptibilidades), que trascienda su género, sea premiado o haga que su autor ascienda al Valhala de la literatura/ficción de turno.

Va mucho más allá, pues finalmente, la ficción (en su totalidad), es una forma de expresar, de manifestar ideas y emociones. Todo buen discurso tiene eso, y al final de cuentas, todo manejo de la palabra llevara una carga que le haga inclinarse a determinada postura.

En nuestra fantasía clásica, el bien peleaba contra el mal y era algo muy claro y simple. El mal quería hacer daño al bien. Y los agentes del bien no pueden permitirlo. Y es así como he resumido la trama de 70% de todas las obras de ficción hechas. Un 20% restante son esas crónicas de vida cotidiana o que parece que no llevan a ningún lugar, más que la anécdota. El otro 10% es ese cine de arte aburrido de alguien comiendo por 7 minutos pastel… Perdón, lector/a constante, me deje llevar.

La manera en que muestras/narras/presentas algo, es un indicador de tu postura. Y es la forma en que muestras tu visión respecto a ciertos temas. Aunado al hecho de que es así como lo ves y lo sientes. Yo por ejemplo, detesto el cine de arte. En el párrafo anterior eso se hace evidente. No me gusta, claramente no lo respeto (pues me burlo), pero es mi opinión. Una opinión que puede ser aceptada, rechazada y siempre cuestionada. Desgraciadamente a veces, esas opiniones o puntos de vista, hay gente que los toma enserio e incluso los tergiversa.

No tengo a la mano nombres pero aun así, querido/a lector/a constante, piensa en cualquier noticia sobre “alguien” tomándose demasiado enserio “algo” y justificando así un “acto horrible”. El lugar común son los fanáticos de apellido religiosos. Ahora piensa en los fanáticos de las armas, en los social justice warriors, gente que apoya una causa social de manera violenta, muchachitos o muchachitas influenciables que creen que ellos también son –agrega aquí el nombre de ese personaje moralmente cuestionable y claramente nocivo- en turno.

Muchas obras de ficción (series televisivas, películas, obras literarias, videojuegos), aplaudidas por la sociedad, por la gente a pie, se escudan en decir que los hechos que presentan no tienen relación con ningún personaje verdadero, y que sólo son ficción.

Y entre líneas podemos leer: “no te lo tomes enserio, no lo pienses mucho. Soy una invención, una mentirita, no hago daño a nadie. Disfrútame”. Y eso estaría bien la mayor parte del tiempo. Me atrevo a pensar que incluso antes era algo sumamente simple. Escribías lo que te daba la gana, ya habría alguien que lo aplaudiría, ya habría quien quisiera que todos lo conocieran… y en contra cara alguien escupiría en tu trabajo y otro alguien trataría de censurar tu obra.

Por suerte hoy estamos en una sociedad que (en apariencia, en mi humilde opinión), permite todo con total libertad.

Desgraciadamente, la nueva censura es pensar diferente a lo establecido. Y es “nueva” porque estar en contra de la “libertad” de otros es censurar. Que ojo, no es lo mismo diferir que negar. Como sea, me pierdo.

La fantasía tendría la libertad de ser lo más nefasto en las letras, de mostrar lo más repulsivo sin tapujos y además se podría dar el lujo de ensalsar los horrores más grandes y las conductas más deplorables. Por dos sencillas razones. La primera es que la fantasía es un género “de a mentiritas”, como decimos acá, o en palabras más complejas, intrascendente y nulamente influyente en la humanidad y su devenir en el mundo. La segunda sería más o menos así: teniendo la libertad de poder hacer lo que quieras y que nadie te detenga, sin importar a cuantas personas ofende lo que hagas o pueda parecer molesto o peligroso, tienes autorizado hacerlo. Todas estas ideas progresistas y modernas te respaldan… y cuidado que alguien opine lo contrario.

Hasta aquí, podemos responder lo siguiente:

¿La ficción tiene un valor moral comprometido con la realidad? No. El autor se puede deslindar de expresar valores socialmente aceptados para con sus lectores. ¿Hay alguna línea que trazar? No. El cielo es el límite, si yo quisiera, podría escribir sutilmente en una novela de misterio como crear veneno y dar las medidas y métodos exactos e insinuar, que así es como se derroca un gobierno.

¡Y pobre de aquel que se atreva a incriminarme o rechazarme por tener estas ideas!

Y aun así, lector/a constante, ya sabemos cómo es esto… ¡Ay, vaya que sabemos!
Permíteme abogar, no por las buenas costumbres o los modales más adecuados… o peor, por los valores en turno. No, querido/a lector/a constante. Dame la oportunidad de hablar a la parte más radiante de la humanidad. Ese sector en nuestro ser (que está conformado de lo que tú quieras y creas), que nos empuja a ser mejores, a buscar el bien personal y común, a dar la cara y demostrar que por efímeros que seamos, merecemos trascender y cada minuto que estamos en esta tierra.

Permíteme hablar de la confianza que tengo en que somos capaces de vencer males terribles como: ese miedo que paraliza y nos obliga a segregarnos, la antipatía de extender nuestra mano o prestar nuestro tiempo a otros, la vanidad de creer que ninguna causa merece que invirtamos tiempo o piel en ella, el desprecio por lo desconocido, el cinismo de querer presumir que nada nos asombra y que somos entes insensibles. Y el peor de todos, el odio. El odio a todo. A lo diferente, a los que nos rodean, a veces incluso a nosotros mismos…
Bríndame la oportunidad, Lector/a constante, de creer en que podemos hacer mucho más de lo que solemos hacer. Que en cualquier momento, y no sólo en puntos de quiebre, somos capaces de entregarnos y dar lo mejor de nosotros. De que en cualquier momento y por mero gusto, rompemos nuestras cadenas, nuestros límites y aspiramos a ser mil y una veces más de lo que somos.

Juguemos a dar el beneficio de la duda. Ese en el que pensamos cosas tales como: que la amistad a veces sobra y basta para atravesar las grandes adversidades, que las sonrisas son encantamientos que pueden calentar a la más fría alma, que un niño alegre es uno de los mayores logros de la humanidad y de los adultos a su alrededor, que sin duda los lazos y la buena voluntad son más fuertes que cualquier temor, desconfianza o incluso desprecio. Creer, ferviente, religiosa y con conocimiento de causa por experiencia e ilusión, que el amor todo lo puede en verdad.
El amor en toda su expresión. Desde transmitir o sentir la emoción por otros o con otros, hasta destilarla en cada palabra o cada trabajo. Esa fuerza que parece que nunca tendrá freno y será, en la ficción y la realidad, el as en la manga y comodín por excelencia de nuestra especie.

Soy un romántico, me gusta soñar y divagar pero, tengo las ideas claras, todavía.

Si uno se compromete, si uno se entrega a lo que hace, buscara hacerlo más allá de lo requerido. Y no para romper barreras, por el reconocimiento, los beneficios económicos o el prestigio o infamia. Sino por que disfruta lo que hace y cuando algo se hace con esa pasión, otra alegría es compartir (no presumir, distingamos esta “sutil” diferencia).

Si uno llega al punto antes mencionado, verá en su obra, en este caso la fantasía/ficción literaria, algo más, y entonces, hará algo más.

¿Qué sería algo más? Ir más allá de crear una novela vendida o gustada, sino tratar de darle más esencia, de brindar una sustancia más rica a este trabajo. No hablo en cuanto al cuerpo como lo sería una trama solida, personajes profundos o un desarrollo hecho en ritmo y tiempo que los relojes le tengan envidia. Me refiero a dar un paso más allá.
¿Qué puede ser todavía más allá? Que el autor impregne esa obra de su ser, no nada más en sus letras o ideas, sino en sus sueños, intenciones y creencias. Eso es transgredir lo establecido. Que lo que hagas no solo lleve tu firma y característica mano de obra, sino que también dejes en ello un pedazo de ti. Parte de tu ser, esencia, ideas, alma o como le llames a esa parte intima y personal de ti.

Al hacer esto, nutres tanto a la obra, como a su submundo y a la realidad. Al mostrar opciones, al dejar ver otras caras y como otros transitamos una misma realidad que se nos quiere vender como idéntica para los millones de humanos que deambulamos por aquí, cuando en realidad no es así.
Con eso, al tener una postura, al mostrarte en parte de cómo eres realmente, ya te estás comprometiendo, tanto con la causa, con el género como con la humanidad.

Al haber llegado a ese punto, puedes darte el lujo de mostrar sin tapujos tu postura ante diversas cuestiones, morales en este caso. Es evidente que la moral es algo medianamente colectivo y fundamentalmente personal, y al ser un ejercicio de todos y único al mismo tiempo, al mostrar otra cara de una sola idea, estás haciendo algo que va más allá.

Es en este punto, donde me gustaría retomar las preguntas.

¿La ficción tiene un valor moral comprometido con la realidad? Definitivamente. No porque este obligada al ser una visión del mundo, como un genero o porque el autor este forzado. No tiene ni tendrá nunca el deber o la responsabilidad de educar e instruir. Sin embargo, no puede obviar el hecho de que tiene una responsabilidad, chiquita pero existente, en que es una idea (por reducir la escritura a algo tangible y comprensible), que se transmite. Al ser así, no es su deber moral educar pero, su deber es mostrar una visión (la del autor) de la realidad y aludir (de manera evidente o velada) a la grandeza de nuestra especie, que en una sola palabra, podríamos llamar como lo bueno. ¿Hay alguna línea que trazar? No. Lo bueno, lo positivo en la mayoría de acepciones, no tiene porque ser frenado. No creo que exista demasiado amor que lastime si es bien llevado con otras emociones y raciocinio para sazonar. Ni tampoco creo que se deba suprimir la tristeza o la crueldad, es parte de nuestra naturaleza y censurar lo que somos res mancillarnos… ahora bien, censurar no es lo mismo, ni de lejos que aplaudir o cuestionar algo. Mucho menos señalar la flaqueza o porque cierta conducta o acto agrede a nuestra familia, la humanidad. No debe haber un límite inquebrantable. Debe haber una responsabilidad honesta y genuina con lo que se hace.

Así es como podemos escribir sobre actos atroces, como el homicidio por ejemplo, y a través de un personaje (no necesariamente un discurso tratado sobre el bien y el mal a la Nietzche) y sus acciones o palabras, señalar que los seres que atentan contra el bienestar de otros por razones egoístas (o a veces las más honestas y coherentes), no son apreciados ni bienvenidos.

Imagina por un momento una narco novela que se cimentara en esta última idea y deje de romantizar a los villanos y hacer apología a su estilo de vida o decisiones. Cambia bastante, ¿no?

Me gustaría creer que podemos hacer lo último. Escribir de lo que deseemos, pero con criterio al hacerlo.

Finalmente, se que no siempre es así. Y las dos posturas, convivirán eternamente (me atrevo a creer) con nosotros.

¿De qué lado estas, querido/a lector/a constante?

miércoles, 6 de junio de 2018

Una breve opinión: Patas arriba. La escuela del mundo al revés

Titulo: Patas arriba. La escuela del mundo al revés
Autor: Eduardo Galeano
Género: Sociología/ Educación/
Clasificación: Ensayo/ Poemario/ Crónica
Páginas: 345
Editorial: Siglo XXI
Año de publicación: 1998

Lo que dice en la contraportada:
Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana.
Al fin del milenio, el mundo al revés está a la vista: es el mundo tal cual es, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies.
En este libro Galeano muestra por qué el mundo está al revés. Recuerda a Alicia en su viaje a través del espejo y así, recorre temas como la impunidad del poder, la sociedad de consumo, la injusticia, el racismo y el machismo. El autor se destaca en esta obra por su inconfundible estilo que cruza el ensayo, la poesía, la narración y la crónica para mostrar sin tapujos las miserias de la sociedad contemporánea.


Argumento.
No tengo realmente mucho que agregar aquí, sin sonar corrosivo o adulador. Como por ejemplo en lo que dice la contraportada o lo que yo he dicho a lo largo de la opinión sobre el libro de los abrazos. Aun así, la advertencia es simple, moderare mi opinión, sí. Y pese a ello, seguirá siendo la opinión sincera de alguien que no siempre estuvo de acuerdo con la obra.
Dada la advertencia, viene el resumen sobre de que va el libro. En esencia, es una obra que a través de la opinión del autor, sustenta actitudes que son impensables o que parecen terribles, y que aun así, se practican de manera evidente y hasta descarada en Latinoamérica. Todo esto se sustenta en noticias, datos estadísticos y a veces episodios de la vida cotidiana de la gente cercana al autor. Eso sí, perdón por pecar de obvio pues, todo esto va orientado a lo que quiere exponer el autor. Y esto es en gran parte: sensibilizar y volver consciente al lector del horrible mundo en el que decidimos vivir y peor, ser parte (pues todos somos por nacimiento hijos del mundo al revés). Y también, es señalar que el ideal y sistema político e ideológico que seguía el autor es (como no), el correcto.

Personajes.
Como es obvio no hay personajes como tal. Nuestros protagonistas son los países latinoamericanos al parejo. Desde la tierra en la que nací, México, hasta lugares lejanos como Brasil, Argentina o Colombia. Lugares que sin importar nacionalidad o distancia, a veces olvidamos que tienen a gente igual a nosotros, no porque seamos hermanos o de la misma especie, sino porque es gente que la pasa igual de mal (o a veces peor), que nosotros. Y estos son los coprotagonistas de la obra, gente en situaciones vulnerables de cualquier género o edad, convertidos en cifras para señalar con horror que clase de mundo es este, en el que la maldad es el pan de cada día y es lo que la sociedad pareciera que aplaude.
Al ser un libro escrito “en clave”, como si se tratara de un texto de estudios, contamos con un temario, el cual me arriesgo a transcribir.

“Programa de estudios
La escuela del mundo al revés.
Educando con el ejemplo.
Los alumnos.
Curso básico de injusticia.
Curso básico de racismo y de machismo.
Cátedras del miedo.
La enseñanza del miedo.
La industria del miedo.
Clases de corte y confección: cómo elaborar enemigos a medida.
Seminario de ética.
Trabajos prácticos: cómo triunfar en la vida y ganar amigos.
Lecciones contra los vicios inútiles.
Clases magistrales de impunidad.
Modelos para estudiar.
La impunidad de los cazadores de gente.
La impunidad de los exterminadores del planeta.
La impunidad del sagrado motor.
Pedagogía de la soledad.
Lecciones de la sociedad de consumo.
Curso intensivo de incomunicación.
La contraescuela.
Traición y promesa del milenio.
El derecho al delirio."
De el libro: Patas arriba (la escuela del mundo al revés) de Eduardo Galeano.


La verdad, es que se requiere a veces estomago de acero para leer este libro. A mí en lo personal la única parte que me dejo mal cuerpo de lo horrible que fue lo que leí, fue el apartado llamado “alumnos”, donde básicamente el autor nos muestra con cifras y anécdotas claras y mordaces, como es que los menores son quienes (en mi opinión), peor lo pasan en este mundo al revés si no tienen la suerte de nacer bajo una buena estrella y benditos… que desgraciadamente, lo somos pocos en este mundo patas arriba.

Estilo.
La mano de Galeano es magistral para redactar. No puedo tener quejas. No importa si se trata de un ensayo, de una crónica o un pequeño poema. Todo se lee de manera clara y sin llevar muchos adornos o vueltas, cumple su función de escupirte al rostro las barbaridades que aquejan a este lado del mundo. A lo sumo, cualquier dato se ensalza con algunas cifras que lo vuelven así mordaz o con un lenguaje un más elaborado. Sin duda perdimos a un gran escritor al fallecer Galeano hace unos años. Que su opinión no siempre la pueda compartir, no significa que (como sólo hacen los cobardes), desprecie lo que no me agrada o desconozco.

El formato de la obra es claro. Capitulado de acuerdo al temario y cada capítulo se complementa con pequeños incisos, tales como: televisión 1, Tiranos 15, Amistades corrosivas 3, etc. Un punto que para algunos (pues para mí no lo es), será importante es que cuenta con diversos grabados, asumo alusivos, de Guadalupe Posada. La maquetación que tuve entre mis manos es uno de esos libros que da la impresión de que le hicieron un “trasplante de tapas” pues era un libro de tapa dura sencilla (de color negro y nada más) y su formato era de bolsillo. Lo cual me hace pensar que su tapa original no era la más resistente, y ya es mucho decir considerando que el libro ya estaba en malas condiciones (sin mencionar rayones y otras majaderías que NUNCA deben hacerse a un libro de biblioteca). Creo que es un formato y una maquetación optima para el día a día, aunque temo que los de tapas blandas (como supongo fue este), no den el ancho… al menos en sus tapas.

Desarrollo.
Es curioso. Este libro pese a todo si tiene un, desarrollo. En principio, es la parte más cruel y mordaz, no nada más por los temas que trata y sobre quienes afecta, sino porque es sumamente desesperanzador lo que puedes leer en cada página y con cada viñeta/inciso.
A la mitad de la obra, el autor se da a la tarea de volcar su atención a temas que realmente, pareciera que no son tan relevantes como los primeros y es en donde su discurso ideológico es tan claro que puedes sentirlo a tu lado. Eso para algunos será bueno, ara mi fue ingrato. Siguiendo este mismo hilo, al tocar temas no tan relevantes, me refiero por ejemplo a que de repente se habla mucho de la televisión, y está en nuestros días ya es algo obsoleta… aunque si le das el giro adecuado y cambias a internet por tv, o youtube, ya tienes allí algo que no dista mucho de lo que el habla.
La parte final es la que se me hizo más pesada. Los temas ya se vuelven más opiniones del autor y se sustentan en cosas que parecen irrisorias e inclusive conspiranoicas (de ese tamaño). Aunado a esto, hay temas que se vuelven muy reiterativos e ideas que se reciclan una y otra vez, no sé si en aras de grabarlas en la mente del lector o en el simple hecho de que eran tan importantes, que repetirlas 5 veces no era suficiente… eso fue sarcasmo, para que no haya duda.
Aun así, “el derecho al delirio”, hace que absolutamente todo valga la pena, pues es, en una sola palabra: hermoso.

Recomendación.
Me permitiré repetirme, en honor al autor. No en tonó de burla, sino a que sus ideas son tan marcadas, que me hicieron sentir igual, tanto este libro como el de los abrazos.
La advertencia está dividida, como yo mismo al leer el libro y al realizar esta entrada. El límite de edades varía dependiendo de la crueldad humana a la que este acostumbrado el lector. Así por ejemplo, jamás se lo recomendaría a mis amigos, adultos e incluso mayores que yo, de orden espiritual que ya sienten de por sí muy pesado el primer mundo y sus problemas, como para orillarlos a encarar la crueldad de latinoamerica. Así que si, desgraciadamente eres de un país latino, es probable que las cifras de esta obra sólo confirmen de manera veraz, lo que ves a diario en periódicos o noticiarios de nota roja o lo que escuchas que sucede en tu localidad.

Pese a lo escrito anteriormente, no puedo permitirme ser mordaz siempre, asi que, permite dar una advertencia final.
Me gustaría sugerir, que la advertencia sea más bien, no tu límite de edad, sino tu derecho a soñar con un mundo diferente, o como decía Galeano, tu derecho al delirio.


Si tu eres una persona que los textos de divulgación que lanzan datos y estadísticas a la menor provocación, le disgusta o le harta, este libro no será lo tuyo. Por el contrario, yo considero algo magistral hacer un ensayo así con tantos datos, es algo que sin duda disfrute del libro. Si tú te pareces en eso a mí, aviéntate de cabeza por este libro.
Si eres un militante de izquierda, este libro te encantara. Ya sea por sus datos duros o por su simpleza de opinión ideológica del autor sin mayor bandera que sus creencias.
Si crees directamente que el capitalismo, las potencias o esos países de primer mundo, son el mal, esta es tu biblia.
El pesimista encontrar en este libro, una razón más para señalar el horror que es existir simplemente, en este mundo.
La gente con un punto de vista neutral, me temo será la que sufra más, pues la realidad es que, parece que el mundo se ha vuelto un lugar peor de lo que era cuando el autor escribió esta obra y recabo esos datos… y la peor parte es que seguramente te hará sentirte parte del problema.
El optimista, tragara con amargura cada dato, en especial los que toquen sus emociones. Sin duda deberá dejar la lectura parada para estar en paz consigo mismo. La ventaja de estas personas es que cuando retoman una tarea, lo hacen con más fuerza y si se comprometen… nadie los detiene. Para este tipo de lector, el derecho al delirio será una oda, un himno o un mantra.

Todos esos lectores, fui yo a lo largo de mi lectura… y tal vez más que quiero olvidar o de los cuales ya no me puedo acordar..

Independientemente, permíteme querido/a lector/a constante, pedirte una vez más un salto de fe. Si puedes, lee este libro. De una u otra forma, te abrirá un poco los ojos o la mente, y eso, jamás será malo.


4 de 5 Kai´s posibles o un 8 en la escala Kaifan del 1 al 10 para medir algo considero merece: Patas arriba. La escuela del mundo al revés, de Eduardo Galeano.

Eso sería todo por mi parte. Simplemente me gustaría aclarar que esta es mi opinión. Si tú estás de acuerdo o en desacuerdo conmigo, es válido. Tú opinión es bienvenida siempre y cuando sea expresada de manera asertiva

Un saludo a la distancia de parte de su compañero de letras y lecturas, Kaifan.

martes, 5 de junio de 2018

Una breve opinión: Mister X

Titulo: Mister X
Autor: Peter Straub
Género: Suspenso/ Misterio /Thriller/fantasía/ sobrenatural
Clasificación: Ficción/Novela
Páginas: 537
Editorial: Booket
Año de publicación: 1999

Lo que dice en la contraportada:
Como cada año, cuando se acerca su cumpleaños, Ned Dunstan sufre un shock durante el cual presencia escenas de despiadada matanzas perpetradas por un misterioso y malévolo ser vestido de negro al que Ned llama Mister X. Dunstan regresa a su ciudad natal, Edgerton, impulsado por la premoción de que su madre, Star, se está muriendo. Antes de perder la vida, ella le revela el nombre de su padre y le advierte que corre un grave peligro. Pese a ello, Ned decide averiguar todo lo que pueda sobre su padre ausente. Así, se desencadenara una serie de extraordinarias aventuras.

Hasta acá lo dejo, porque estas palabras juegan en contra del libro y lector al revelar cosas importantes de la trama (así es, aun más de las que ya ha revelado).

Este formato irá mejorando con el tiempo, pero en general, podemos dividirlo de este modo:

Argumento.
Mister X es una novela peculiar y que me agarro por sorpresa. Tenía ganas de leer al autor pues Straub ha hecho mancuerna con King en algunas novelas. Así que al ser esta la única novela disponible en mi biblioteca dew confianza, la tome sin ver de qué trataba en sí. Por eso yo no sufrí que me echaran a perder la trama las bobas contraportadas.

Ahora bien, nuestro argumento es simple y complejo a la vez. El resumen fundamental es que seguiremos a dos protagonistas; Ned Dunstan y Mr X a lo largo de toda la novela. La mayoría del tiempo el protagonista es Ned y le acompañamos a través de toda su vida, en su mayoría lo que el narra y recuerda. A la par, veremos algunos pasos de Mr. X y las cosas que piensa o hace. De algún modo iremos del pasado a futuro, en memorias de ambos. Ese es el argumento sencillo resumido, los demás complementos se dan a lo largo de la novela con sus respectivos giros de tuerca. Ese en si es el argumento. El cual estará plagado de situaciones y personajes con toques de fantasía como por ejemplo, telequinesis. En contra parte, están los temas sobrenaturales como el canalizar energía, o hacer un limo verde a la gente con este poder o las respectivas matanzas que conllevan estos actos. Y de paso esto marcara un ritmo narrativo, interesante cuanto menos. En pocas letras, esta es una historia que se toma bastante en serio en lo que propone y que trata de abarcar más allá de los temas que plantea en un principio. Eso puede ser bueno o malo, dependiendo del tipo de lector que seas.

Personajes.
Hay muchos, una barbaridad de ellos, aunque para ser honestos no todos importan y se intercalan entre si de una manera interesante. Sin ir lejos, por ejemplo, los personajes del presente que forman parte del universo de Ned son vitales, pero la gente del pasado, ya sea de sus memorias o de las de sus familiares, también lo son aunque no se llegue a interactuar directamente con ellos. En fin, esto es una aclaración que me parece pertinente hacer pues a lo largo de la novela habrá personajes que parecerá que no tienen mayor importancia que la mera anécdota cosa que no sea así, y otros que podrían ser trascendentes, pero genuinamente sólo serán segundones. Al ser tantos, solo mencionare a nuestros protagonistas (tanto por cuestión de espacio como respeto al desenvolvimiento de la trama y el lector) y una breve aclaración final.

Empezamos con Ned Dunstan. Un muchacho que pareciera que no sale de lo ordinario exceptuando esos peculiares y terribles sueños en los que aparece Mister X. Acompañaremos a Ned desde su infancia hasta ser un adulto joven. Por fortuna no serán 500 hojas de toda su vida. Aproximadamente las primeras 150 hojas tratan del Ned infante, adolescente y universitario. Sirviendo como un preámbulo a todo lo que va a desatarse y preparando el escenario con datos por aquí o por allá interesantes a la larga. En cuanto al personaje, no es desagradable pero tampoco pude sentir empatía con él. Su historia (la novela y el verdadero misterio en ella) es interesante, su vida y las coincidencias y misterios que le rodean, realmente no. Y esto me juega porque muchas veces, situaciones que le comentan o que le suceden que son realmente para poner los pelos de punta, el muchacho los toma muy a su aire. También dado su ritmo de vida en la juventud, se vuelve alguien desapegado y que va a su tiempo, esto si me parece acertado. En sí, es un personaje que encuentro medianamente creíble. Otro detalle que creo es crucial, es el hecho de que jamás me dio la impresión de que estuviera metido en ningún problema, básicamente más que ser ese típico personaje sobredimensionado y perfecto (Gary stu, les dicen), siempre está bajo alguna protección mística mágica y llega antes o después del problema, así que por eso parece que jamás está en peligro. Me parece finalmente un personaje aceptable, que va más allá de ser un nexo novela-lector, pero siento que pudo haber sido mejor trabajado.

Mister X es un personaje que se disfruta. Básicamente a las primeras de cambio el autor te echa en cara que el está loco y que esperes cosas relacionadas a su condición. No es una locura desenfrenada y sin sentido o la locura maquiavélica de los psicópatas o sociópatas de la ficción. No, su locura es la de alguien que se toma demasiado en serio y cree que la historia (no la del mundo, la que él se inventa), le tiene reservado un lugar especial, el de un elegido. Esa locura, se amalgama con las creencias de un fanático sectario y su violencia llevada al límite y ya tenemos a nuestro personaje. La mezcla funciona bien, y a lo largo de las primeras 150 páginas, este fue para mí lo que hizo llevadera la inmersión en la lectura. Mr. X es un buen personaje, no sólo por ser malo y astuto, sino por el sentido que él cree tener en la vida. Directamente, es la contraparte en varios aspectos a Ned. De este modo, considero que se nos entrega un personaje solido y que te hace interesarte en sus planes.

Finalmente, la edición traduce al español los nombres de varios de los personajes pues, haciendo uso de su ingenio, el autor doto de diversos nombres que son juegos de palabras o alegorías muy ligadas a los personajes. Sin ir lejos, la madre de Ned se llama Valerie, pero su mote Star dice más de ella. Al menos, esa fue la intensión del autor, que no tacho de mala, sólo de que en mí caso no me pareció relevante. Salvo un nombre que era traducido como semihumano, no encontré mayor encanto. Aunque no dudo, que alguien más si encontrara el oro en donde yo solo vi cobre.

Estilo.
Está obra abraza el formato de narrador en primera persona, sin importar que personaje narre, ya sea Ned o Mr. X. En ningún momento cambiara el estilo de narración en la novela. Mención especial a que es muy marcada la diferencia entre narradores. X es un personaje obsesivo y que escribe su historia para la posteridad, dándose aires de importancia notorios. Dunstan en cambio describe los datos que él considera relevantes de diversos sucesos de su vida. Primero a través de remembranzas y posteriormente abarcando el día a día. Me ciño a lo dicho, el trabajo de caracterización es un plus sumamente grato para la lectura.

La mano de Straub me parece una de las más claras que he leído, al menos en lo referente a escritores que leo por primera vez. Su manera de narrar te permite imaginar perfectamente todo lo que describe; sin embargo, considero un traspié genuinamente el exceso que pone en las descripciones de los lugares. En ningún momento despertó en mi interés conocer los lugares que los personajes visitaban, en especial en lo referente a localidades o caminos. En cuanto a personajes, me parece bien llevado, e inclusive, pudo haber invertido más en describir: carácter, actitudes o fisionomía de los personajes que los pueblos o sitios.

Finalmente la maquetación del libro era la común. Típico de una edición de bolsillo, que en lo personal, creo que es bastante resistente porque es el único tomo de la obra que tienen en la biblioteca, y quiero pensar (ingenuamente), que para ser leído tantas veces a lo largo de los años, se conserva. Se divide en alrededor de 130 capítulos que solo tienen esta distinción numérica. A su vez, la otra diferenciación es que se nos señala claramente cuando es un capitulo de Mr. X.

Desarrollo.
La verdad es que este libro me lo vendí de manera equivocada. Pensé que tendría entre mis manos una obra de un asesino sobrenatural… y sí, pero no del todo. Pues al final de cuentas, el antagonista podría encajar perfectamente en esa escueta descripción pero, el verdadero meollo del asunto es toda la historia familiar de los Dunstan y su linaje. De esta manera, nos encontramos ante una novela de misterio, en el cual el principal es un linaje familiar y no el asesino. Sé que puede sonar a que estoy revelando un giro, y no es así. No solo por política de la casa. Básicamente en los primeros capítulos ya se “dice entre líneas”.
Esto es para mí el primer pero en la forma que elige Straub para desenvolver la trama. El inicio es sumamente lento al atiborra al lector de datos de toda índole, desde detalles cruciales hasta aparentes coincidencias que al final se volverán vitales. Retomando el punto, el inicio es lento y a veces se hace sumamente pesado, salvo los capítulos de Mr. X que finalmente aportan un guiño grato a revelar la naturaleza del hombre misterioso y loco. Tal cual señale antes, una narrativa alude a la autobiografía algo pastosa y el otro se trata del día a día de un loco. Tú dirás, querido/a lector/a constante, cual puede tener claramente material para ser más interesante.

Donde el libro remonta genuinamente, es en el nudo de la historia. Cuando ya tenemos claro quién es quién y qué quiere cada cual (aparentemente), es un poco antes de la mitad que esto sucede (pagina 200 en adelante). Es en esta parte del libro donde se siente la fuerza del autor. Desde la narrativa variada y que distingue a cada personaje (biográfica u obsesiva y delirante), menor cantidad de descripciones de lugares (aun ahonda muchísimo pero, hay menos lugares nuevos), hasta brindar de personalidad y caracterización a cada uno de los personajes (conocidos y nuevos). El ritmo también es algo que se ve beneficiado pues se logra avivar y de este modo, te atrapa genuinamente. Cabe aclarar, que es a partir de aquí que varios “detalles” y “guiños” que aparentemente no son importantes, empezaran a ser narrados y hay que prestarles especial atención.

Es en la recta final donde me parece que el libro en verdad atrapa. Al menos a mi me cautivo definitivamente en esta parte (aproximadamente en la página 400), pues es aquí donde tantas cosas que se narran tienen sentido, desde los guiños aparentemente sin razón de ser hasta una explicación detallada de infinidad de misterios y la cereza del pastel: como conecta el autor diversas tramas, situaciones y personajes que aparentemente eran cabos sueltos sin más. Es sin duda un libro que se disfruta, especialmente por su final.

Recomendación.
La advertencia es la misma que otras ocasiones. Este libro da cabida a lectores de entre 15 a 50 años, asumo. Porque creo que tendrán las ganas de llegar al final, o la paciencia, respectivamente. Además, considero que un adolescente bajo la consecuente supervisión, se dejara enganchar por el siniestro Mr. X y los horrendos actos que comete.

Creo que cualquiera que disfrute de un buen thriller con tintes sobrenaturales, encontrara esta lectura sumamente interesante.
A su vez, aquellos que disfruten de crímenes y giros de tuerca medianamente evidentes, creo que lo encontraran grato.
Eso sí, quien quiera empezar esta lectura debe de tener una de estas tres: mucho tiempo para dejarse enganchar por el inicio lento y atiborrado de datos, una gran paciencia para este tipo de fragmento o simplemente el placer de leer lecturas con estas características.
Straub es sin duda similar en su estilo a King, de modo que si te gusta el maestro del terror, Straub seguro que te encantara.

Únicamente no recomendaría este libro a quien no tenga el tiempo, la paciencia, el deseo o el gusto por este tipo de novela, fuera de eso, me parece un trabajo recomendable, sin más.



3.5 de 5 Kai´s posibles o un 7 en la escala Kaifan del 1 al 10 para medir algo se lleva Mr. X de Peter Straub.


Eso sería todo por mi parte. Simplemente me gustaría aclarar que esta es mi opinión. Si tú estás de acuerdo o en desacuerdo conmigo, es válido. Tú opinión es bienvenida siempre y cuando sea expresada de manera asertiva

Un saludo a la distancia de parte de su compañero de letras y lecturas, Kaifan.