Lirica libre, el lugar de las letras de un escritor novel que día a día, trata de ser mejor...

Esta es la historia de un hombre que continua luchando contra su destino... Y confia en que vencera.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Devil's Dance Floor Cap. 2

Este es el kapitulo dos, aki presentamos a un personaje mas de la historia, el niño bonito.




Lo más común en la ciudad a partir de las seis era hacer rugir el motor del auto y sentir el aire golpeando tu cara, tratando en vano de hacer de resistencia a las altas velocidades de las maquinas.
No todos son así pese a esto. Un convertible rojo, radiante, corría a una velocidad moderada sobre una de las autopistas de la ciudad. Cinco personas iban en el auto.
El conductor, un joven vestido con camisa gris y pantalón negro impecable, de tez blanca, atlético, de cabello largo y rubio, ojos azules grandes y expresivos, facciones estéticas y bellas. Los de atrás eran tres sujetos ataviados de trajes negros, gafas obscuras, morenos y rapados. El copiloto era un joven desaliñado en bermudas y playera de tirantes, de rastas miel, con sus orbes cafés rojos irritados por alguna razón, moreno y fornido
-¡Venga! – Gritaba extasiado el de rastas- ¡Dale mas mano!
-Tranquilo Rastaman- Decía el joven conductor- ¿Qué no ves que la ciudad es peligrosa?
-¡Por favor!- El de rastas reía con fuerza- Para cualquiera que no sea tu lo creo.
-Calma, tomemos esto tranquilos, Llegaremos a tiempo.
-Si tú lo dices mano.
El carro volaba sobre el asfalto. La manera en que se deslizaba era sublime, y la mano que llevaba el volante, realmente era la de un conductor experto.
Lástima que la del conductor de una pick up no lo era.
En un parpadeo, de un semáforo en rojo aparecía la pick up que les pegaba en un costado y los empujaba estrellándolos contra un poste.
El golpe solo había sido aparatoso, porque, aunque el convertible salió dañado, los tripulantes estaban bien y a lo sumo con un mareo.
El joven rubio se bajo rápidamente a ver los daños mientras que dos mastodontes de más de dos metros y exageradamente musculosos bajaban de la camioneta.
-¡Acaso estas pendejo!- Reclamo el conductor del otro automóvil- ¡Eres pendejo más bien!
-Tranquilo, llamare al seguro y arreglaremos esto, ¿Vale?
-Quiero que me pagues ahora por tu imprudencia muchachito pendejo- Dijo testarudo el mastodonte.
-Oye- El muchacho lo miro calmado- Ya te dije que el seguro arreglara esto man, calma.
El hombre de la pick up se puso rojo de ira y de una patada abollo el convertible. El muchacho lo miro extrañado, pero no le dijo nada y siguió viendo su auto.
El hombre, aun mas molesto llamo a su copiloto, y este a su vez regreso a la cabina de la camioneta. En instantes traía una llave de cruz y en la otra un martillo. El martillo se lo dio al conductor y este le dio un golpe al cofre del auto.
-¡Págame pinche niño bonito! ¡Paga tu error!
-¿Mi error? – El chico le miro y arqueo las cejas- Pero si tú te pasaste el alto man.
-Calma, nosotros podemos…-
-Yo lo arreglare- Dijo el joven deteniendo a uno de los tipos de negro de su auto- Tranquilo colega, que los seguros arreglen todo.
-¡Que me pagues hijo de puta!- El necio conductor le pego al parabrisas del auto- ¡Págame o te matare!
-Sale pues, los voy a hacer escabeche cabrones- Dijo el de rastas saltando fuera del carro- No saben nada de…-
-Calma Rastaman, yo lo arreglo.
-Más te vale o aquí los mataremos a todos- Amenazo el otro sujeto.
-Sí, sí, sí. Solo baja esa cosa y tranquilízate ¿quieres?
-¡Hijo de la gran puta!- Tiro a un lado el martillo y con ambas manos cargo al chico y lo estrello contra la camioneta sin soltarle- Mira niño rico, tú tienes dinero y tu pendejada fue no ver que iba pasando, ahora, dame el puto dinero que traigas, todo el que traigas y te dejare vivir para que tu papi te compre un carro nuevo- El sujeto apretaba con fuerza al joven- ¡Entiendes mierda!
-Perfectamente- Dijo serio- Solo respétame y ya, ¿Vale?
-Todos ustedes los ricos son iguales. Creen que son mejores por que se rascan los huevos mientras nosotros nos partimos el alma- Con desprecio le escupió en la cara- Dame el dinero y lárgate.
Molesto el sujeto le aventó a un lado y tomo nuevamente el martillo. El joven se limpio la cara y se levanta decidido. Su expresión era de odio. Fue al carro y de la guantera saco algo. El de las rastas silbo impresionado y el hombre del martillo sonrió, dio por sentado que había sometido al niño bonito.
Error.
El niño bonito saco un revólver magnum. Apunto al copiloto desprevenido y le disparo a la altura de la cadera derribándolo por el dolor.
El copiloto gruñía y berreaba por el dolor. En el acto, el Rastaman salto del carro nuevamente y piso la herida del hombre con saña.
-Bien Bonito, eso era lo que tenías que hacer desde hace mucho.
-Solo trate de dar lo mejor de mí y mira como me pagas –Dijo sonriéndole enfermamente al hombre- Y ahora tú hijo de puta, quiero que…-
-Perdona por favor hombre- Dijo el tipo muerto de miedo- Perdóname de verdad yo…-
-¡Cállate asquerosa basura!
Un disparo resonó en el aire. El sonido de la piel desgarrada y la carne perforada se escucho como si tuviera eco.
El hombre cayó sujetándose el hombro. Chillaba de dolor y se revolcaba en el piso como si se convulsionara.
-Es de muy mala educación interrumpir a los que están hablando pedazo de mierda. Ahora, quiero que tomes ese martillo y te machaques una pierna.
El Niño Bonito lo dijo con toda la calma del mundo, con un tono de voz que pareciera una petición amable para que le dieran la sal.
El hombre lo miro horrorizado y empezó a balbucear cosas inentendibles para no lastimarse. Suplicaba por su vida de tal manera que, quien lo observase caería en el dilema de no poder entender que emoción sentir hacia él: Si pena o asco.
-Mira amigo- Dijo el rubio acercándose de forma amenazadora- No te lo pedí, te dije lo que quiero que hagas. Tienes dos opciones. No lo haces y te torturare hasta que me implores que te mate. Si lo haces y te dejare aquí tirado y con un teléfono para llamar una ambulancia. – El rubio puso ambas manos a los lados como “balanza”- Es tu decisión.
-Por favor... te lo ruego.
El Niño Bonito se acerco al hombre, le sujeto de la camisa, y le dio un culetazo en la cara.
-Mira, tú sabrás que es lo que te conviene. Pero si no decides rápido, te sacare un ojo o te castrare o ya veré que hago para que te decidas a destrozarte un miembro o que te torture a muerte.
-Por favor…te lo ruego, déjame ya.
-¡Estas pendejo! –El Niño Bonito se le acerco y saco de sus bolsillo un picahielos- Mira hijo de tu pinche madre, quise portarme bien contigo, pero tú por pinche ojete te quisiste pasar de verga porque creíste que era igual de pendejo que tu- Empuño el picahielos y de un movimiento se lo encajo en el hombro herido y lo extrajo- Pero no ojete, te acabas de meter con un hijo de puta al que llaman los medios “El Niño Bonito”.
El hombre puso una cara de asombro que no tenía precio. Miro nuevamente al sujeto que tenía enfrente de él. No podía dar crédito a lo que había oído, o más bien, no quería hacerlo.
Aceptar que había caído en las garras de tan conocido mafioso del bajo mundo y de todo lo podrido de la ciudad, solo podía significar una cosa: le matarían, y de una forma brutal.
-Yo no sabía quién eras- De nuevo su voz adquirió el asqueroso tono servil para suplicar- Yo solo trataba de…
-Hazme el favor de callarte hijo de puta. Al menos ten los huevos para afrontar esta pendejada como el hombre que fingías ser.
-Por favor, solo déjame ir y…-
Todo sucedió muy rápido.
Los ojos del mafioso se salieron de sus orbitas al oírlo hablar, la cara se le deformo en un gesto de verdadera enfermedad mental; era el retrato del odio mismo.
Giro el picahielos en el aire mientras abría grandes la boca y le gritaba que callara. Al vuelo lo tomo del lado punzante, pero no le importo. Lo sujeto firme y de nuevo en un elegante estoque arremetió contra el tipo.
No tenía la intención de matarle, solo quería castigarle. Era notorio que estaba fuera de control por la rabia que le producía que el tipo fuera un cobarde.
El mango de madera del arma se incrusto en el ojo derecho del tipo. El gritaba y pateaba de dolor pero al capo no le importo. El ojo oponía resistencia, pero eso, le alegraba al maleante que sonreía de una forma enferma y grotesca.
Sin más, y con sonora carcajada el sujeto uso ambas manos hasta que el viscoso globo ocular salió de su cuenca arrancando unos chillidos desgarradores del sujeto mancillado. El mafioso lo miro con asco, con el mismo gesto que uno hace al ver que ha pisado mierda. Dijo algo inaudible y le metió en la boca el utensilio.
-Te lo advertí.- Dijo con el tono que usa un padre después de nalguear a su crio- Métanlo en la cajuela –Les dijo a los de negro- Y si se les antoja, le pueden meter unos golpes para que ustedes también participen chicos. Desearas jamás haber nacido mierda.- Añadió mirando al tuerto.
-Pero, ¿crees que aun sirve el auto mi sangre?
-Claro que aun sirve Rasta, ya verás que sí. Más vale, sino, tendremos que matar a alguien y robarle su auto.-Dijo encogiéndose de hombros y ensanchando una sonrisa- Y no tengo ganas de maltratar mas gentuza hoy.
Grandes carcajadas retumbaron en la escena del choque. Se reían como si les hubieran contado uno de los mejores chistees o estuvieran oyendo el monologo de un comediante de bar. Estaba clara una cosa, su sentido del humor estaba retorcido.
-Y tu hijo de puta- Añadió el mafioso mirando al copiloto- Cumpliré mi palabra y dejare un teléfono para que llames a una ambulancia y salves tu jodido culo.
-Gra-gracias…-Balbuceo el hombre.
-¡Oh! ¡Pero no todos somos tan benévolos como el Bonito Bald Head!-Dijo el Rastafari- No señor.
El rasta se acerco al martillo, lo tomo entre sus manos y sonrió maliciosamente.
El copiloto estaba tumbado en la acera pálido por la sangre que perdía y temblando del miedo, incluso tenía los pantalones orinados. Lo vio acercarse y su cara se transformo en una máscara de miedo.
Sin mediar palabra, el rastafari alzo el martillo sobre su cabeza y empezó a machacarle a golpes la pierna izquierda. El sujeto gritaba como poseso por el dolor, cosa que el de los dreads mitigaba mientras entonaba una canción de reggae muy conocida al ritmo de los golpes.
El niño bonito se acerco al tipo y le metió el ojo de su compañero en la boca. Le enseño un celular pequeño que saco de su camisa, camino un par de metros lejos de él y entonces, deposito ahí el celular.
-Es cosa fácil men, solo te acercas a él, lo tomas y marcas el numero de las emergencias, solo es cuestión de eso –Se mofo abriendo los brazos - ir por el teléfono y listo –Puntualizo- Muy fácil en verdad.
El hombre le miro con los ojos nublados, las lágrimas le escurrían por las mejillas y sorbía sus mocos sin pena, después de todo, que pena podía sentir ya, después de todo, era evidente que moriría de una forma dolorosa y lastimera.
Los guardaespaldas hicieron una seña al hampón y este asintió. El de rasta echo a un lado el martillo y se subió en el convertible. Bonito se sentó en al asiento del piloto, carraspeo un poco y prendió el auto.
Y para suerte de todos, si encendió el auto.
-Métele mi hermano, porque a este ritmo llegaremos tarde y sabes que eso es muy malo en estos días.
-No es por los días men, es por la gente con la que nos cruzamos últimamente.
-Es la misma basura mi sangre-Dijo el rasta- Ahora dale que no quiero sentirme observado cuando lleguemos.
-No te preocupes friend, esto se arregla rápido- Con un tirón acomodo las velocidades y echo en reversa el auto- Ah llegado la hora de hacer magia.
-Bueno, ya era tiempo- Rápidamente el copiloto se abrocho el cinturón- Ustedes deberían hacer lo mismo hijos de Jah si quieren mantenerse con vida.
-Tranquilo devoto- Se mofo- Solo voy a darle más velocidad a esto, después de ese golpe, creo que el carro ha mostrado que podemos confiar en él.
-En el carro confió-Sonrió-En quien no confió es en ti y tú manejo.
-Cállate y observa hijo del Babylon.
Con un movimiento de brazos contundente dio toda la vuela al volante, un giro del acarro y ya estaba sobre el camino de nuevo.
Esa ciudad llena de mierda y pestilente era divina. Pese al choque, nadie se entrometió y era normal, nadie quiere cargar con problemas extras aparte de los propios o de la familia. Ni que decir de cuando sonó el primer disparo, no había nadie ahí para oírlo y si lo había, rápidamente se habría esfumado.
Si, esta ciudad putrefacta era un nido de aves de rapiña perfecto.
Iba deslizándose sobre el asfalto de una manera soberbia, era envidiable su elegancia, aun con todo y el lastimero contraste de los daños del choque.
El Niño Bonito de verdad hacia honor a su palabra, manejaba con una técnica impecable.
Esquivaba, aceleraba y frenaba como si se tratara de la pista de algún videojuego de carreras que ya se supiera de memoria. Nada le hacía dudar sobre el siguiente movimiento que dar o sobre que curva tomar, todo estaba calculado.
De repente, el celular de su copiloto interrumpió el momento de éxtasis de caballos de fuerza con una tranquila tonada de reggae.
-¡Yoh! ¡Oh! ¿Cómo conseguiste mi número? ¡Ah! Bueno eso es… ¿Qué? Entonces ahora a…oh ya. Aja, aja…mmm. No, no tengo donde anotar pero calma, lo recordare, solo dame la dirección. Si el viene conmigo. Ok, ya está ahora mismo le di…mierda-Frunció el seño- De menos un adiós.
-¿Qué? ¿Otra puta?- Rio el as del volante.
-Pues no Bro, era algo de negocios. Nos han cambiado el lugar de reunión.
-Para variar- Dijo irritado- Bueno, es el pretexto ideal para que justifiquemos porque llegamos tan tarde. Tu guíame verdirrojo.
Y así, se perdieron entre las nubes grises y la suciedad de la ciudad.




Dos: Niño Bonito (Antisocial)

viernes, 11 de diciembre de 2009

Quiero Hacerte Sonreir (make you smile)

Bueno esta ya es una klasika. Kiero hacerte sonreir es el primer "trabajo" ke hice pensando en el kancionero, se nota por la longitudy las palabrejas ke euso.

Es una historia de amor sin nada de especial, de hecho kreo ke a kualkiera nos puede pasar algo parecido. Eso si, ke no sea especial, no signifika ke no hable de un magnifiko amor...

Uno: Quiero hacerte sonreír.





“I Dont, Dont wanna take you Home. Please dont, dont make me sleep alone. If id could, I wanna make you smile. If you would stay with me a While”

“No, no quiero llevarte a casa. Por favor no, no me hagas dormir solo. Si pudiera, quisiera hacerte sonreír. Si tu te quedaras conmigo un rato”

-- No quiero que esto termine así—Dijo un chico con peinado “punk” de púas que le atravesaban de norte a sur la cabeza—Simplemente no puede ser de esa manera Carol--

--Nos guste o no Travis – Dijo la aludida con la mirada triste y perdida en los vans de Travis—Así tiene que ser, esto ya no puede seguir así. Tengo muchos problemas en mi casa por culpa de mis padres, en la escuela mi rendimiento bajo mucho desde que empecé la relación contigo y… ¡Carajo Travis! ¡Incluso mis amigos y amigas me están dando la espalda! –

-- Y lo mas sensato es que terminemos solo por eso…solo por que de todas las cosas que hay en tu mundo, yo soy lo que es mas fácil de cortar… –Hizo una pausa prolongada, trago saliva para contener las lagrimas, y entrecerró los ojos—O de plano soy lo que mas esta destruyendo tu vida…--

--Travis, por favor—

-- Déjalo así Carol—El chico giro un poco la cabeza, haciendo que con el viento sus bermudas largas se ondularan al vaivén de su playera de manga corta negra – Prefiero pensar que es por que soy algo mas fácil de eliminar de tu vida, y aunque no sea así, eso me tiene contento…--

--Travis, sabes que te amo muchísimo pero…--

El chico se dio nuevamente la vuelta. Sus ojos verdes como las hojas de un árbol lleno de vida, estaban húmedos, pero no permitían que las lagrimas se escurrieran. Miro unos instantes a la chica, antes de taparle con delicadeza la boca poniendo su dedo índice sobre sus labios.

--Déjalo así Carol –Dijo con un hilo de voz—No importa lo que tenga que hacer, pero, quiero que estés bien, aunque eso cueste tenerte lejos de mi…. —

--No quiero que mantengas en tu cabeza una idea equivocada sobre esto—Dijo ella casi en susurros para no permitir que el dolor saliera de sus labios—No quiero que tu…--
--Yo no quiero estar lejos de ti – susurro el chico—Pero como dije, si así lo quieres y eso te sienta mejor que estar al lado de alguien como yo, que así sea, no le temo a perderte…por que nunca te tuve…-- Nuevamente se dio la vuelta y empezó a caminar lentamente—Creo que esto es un adiós Carol—

-- ¡Travis! ¡Espera por favor!—Dijo la chica mientras le sujetaba con ambas manos de la mochila—No lo tomes como si fuera el final…--

--No lo tomo como si fuera el final—Dijo sin voltear, pero con el cuerpo temblando por la indecisión—Lo digo por que de momento es el final…--

--¿De momento? –Dijo la chica con sus ojos avellana confundidos—A que te estas tratando de…--

--No importa—Dijo el chico zafándose del agarre— ¡Me voy!—

Esta vez no camino con temor, al soltarse, corrió a toda velocidad dando grandes zancadas para alejarse de ella lo más rápido que pudiera, por que, entre más rápido la dejara, más rápido podría aclarar su mente y pensar en algo más, en algo diferente.
Además, no tenia caso mantenerse ahí, había tomado su decisión y un solo instante de duda podía tirar encima los pocos bríos que había demostrado en ese momento, no podía mostrarse así delante de ella, no ahora.

Ella simplemente observo como se alejaba corriendo la persona que mas había amado en ese medio semestre que llevaba de haber iniciado el quinto grado de preparatoria. No podía entender como era tan cobarde para alejar a alguien tan importante. Hacia oídos sordos al hecho de que quizás, si se hubiera comportado con mas agallas, pudiera haberse quedado con ese chico en vez de haberle permitido alejarse por su estúpido temor a afrontar los hechos.

No había mas que hacer, no tenia caso hacer nada mas, simplemente iba a dejarle irse corriendo. Miraba como sus bermudas de mezclilla y sus vans se movían más y más a prisa alejándose de ella, quizás para siempre y solo por su cobardía.
Una vez que le perdió de vista, se dio la vuelta y dejo que el viento jugara con su cabello rubio cobrizo que apenas y tocaba sus hombros, jugueteo un poco con el piercing que tenia en la lengua, y las lagrimas brotaron de sus ojos a la vez que se dejaba caer lentamente sobre el pasto de las “islas”.

-- Carol, eres una completa cobarde – Dijo la chica mientras sollozaba a la vista de unos estudiantes de Derecho—Siempre termino echando a perder todo lo bueno de mi vida.--

Carol se dejo caer contra el pasto de espaldas y empezó a llorar sin miramientos. Su falda de cuadros roja jugueteaba con el viento y dejaba notar el contorno de sus muslos que se veían muy bien por las mallas negras que usaba. Se tapo los ojos con sus manos al tiempo que empezaba a sollozar con mas fuerza, su playera de hombros descubiertos se le había subido por encima del abdomen dejando ver una “pequeña” panza, en el vientre bajo. No era nada del otro mundo, su constitución era delgada, pero a los diecisiete, a veces era inevitable tener problemas con esas partes difíciles de adelgazar.

***********
--¡Ese Travis maricón!—Grito a lo lejos un chico con la cabeza rapada a excepción de la nuca-- ¡Que pedo carnalito!—

--Nada pinché coralillo, acá nada pasa…como siempre—

--¡Con una chingada contigo!—Dijo divertido el Coralillo— ¡Anímate de una buena vez cabrón! ¡Ya basta de andar dando de putazos en las banquetas por pensar en la morra esa!—Con veloz movimiento, puso su brazo por los hombros de Travis—Al fin que ni la necesitas culero…--

--No mames Coralillo—El chico de mohicano se notaba triste nada mas de pensar en ella—Realmente me siento de la chingada. No he pensado nada para regresar a su lado, ya te la sabes, el primer día era normal, algo que a cualquier pendejho le pasa…pero después, pinché Coralillo, después estuvo de la chingada—

--Cálmate, si esa vieja fue la que quiso abrirse pa’ la verga, pues que así sea carnalito—

--Te digo que fue peor. Después del primer día sin ella, no pensé nada, normal…pues no…ya llevo un pinché mesezote entero sin poder pensar en nada para regresar con ella, estoy dado a la verga—

--Mira compadrito, pa’ que se te olviden las penas, vamos a hacer una cosita, checa loco—

De una de las bolsas traseras de sus pantalones “cholos” rotos, el “Coralillo” saco un papel bastante arrugado que parecía ser un “flayer” de alguna especie de fiesta. Con algo de exagerada preocupación, lo desarrugo lo mejor que pudo y se lo ofreció a Travis…

--No mames coralillo—Dijo seriamente irritado el muchacho—no tengo intenciones de irme a poner hasta mi madre para olvidarla o algo así…--

--No lo veas como una escapada carnalito—Las palabras del Coralillo sonaban hipnóticas con ese tono de voz que empleaba—Velo como una manera de hacer que el río de tus ideas fluya, que se libere carnalito, que lo dejes ser…--

-- Tu nunca dejas que se me olvide por que te decimos Coralillo Cabrón—Dijo sonriendo—Siempre has de tratar de jugarnos chueco pa’ que hagamos lo que quieres…-

--No me digas cosas carnalito –Dijo riendo con emoción el aludido—Que nunca les muevo para que hagan cosas que no les laten…--

-- Ha eres un cabrón –Dijo entre suspiros Travis—Me emputa que tengas la razón hijo de la chingada –Una sonrisa apareció en sus labios—Pero pues que importa verdad, solo es por esta vez…--
--Simón. Ya hace un chingo que no nos reventamos unas chelitas bien frías o unas agüitas locas, además no chingues, por 20 varotes nos están ofreciendo una casa donde podamos reventarnos nuestros alcoholes bien a gusto carnalito—

Travis se le quedo mirando fijamente unos instantes. Una vez mas, como había pasado hace un mes, un viento frió le movió sus pantalones de cargo que le quedaban tan guangos. Se quito el gorro de la sudadera negra para mirar mejor la dirección del lugar.
Era por la Condesa, cerca del metro bus. Sin duda debía ser uno de esos edificios de mala muerte que rentaban para hacer fiestas de ese tipo.

--Me viene poca madre Coralillo—Dijo con una sonrisa cómplice—Vamonos de una buena vez poniendo a las vergas para que este desmadre se arme verguerito…--

--Tranquilo Carnalito—Con su mano derecha planto su palma abierta delante de el—Ya todo esta bien organizado, media preparatoria se va topar ahí en todo el chintrolo edificio, tu ya te la sabes como funciona; “tú tranquilo y yo nervioso”—

--Siempre simplificas todo bien cagadamente Coralillo…pero, ¡Que chingados! Venga pues, vamos a darle vida a este pedo…--

--Mañana entonces nos vamos a lanzar Travis. Ya toda la flota sabe así que no hay pedo, solo encárgate de llevar buen varo pa’ las chelas y las “tellas” que se nos pudieran antojar—

--Ya estas pinché Coralillo, ya estas carnalito—


**********

El sol quemaba como no lo había hecho ya en muchos días, realmente parecía que todo iba a salir de maravilla en ese día, y realmente no podía haber mucha distancia de sus ideas a lo que la realidad ofrecía…o al menos eso parecía.
Realmente le estaba yendo muy bien desde que todo había terminado con el punk de Travis. Sus calificaciones habían mejorado, sus padres volvieron a sonreírle y a tratarle como antaño, sus amigas regresaron a su lado, en fin, ¿que otra cosa faltaba? Quizás, simplemente le faltaba tener a Travis a su lado para sentirse completa.

No era dada a tirarse al drama. Carol era una de esas chicas punketas que solían ser libres como el viento, pero, desde que había conocido a Travis, ya nada había sido igual.
Amaban el mismo tipo de música, tenían ideas muy afines sobre la sociedad y la política de México, llevaban un estilo de vida muy similar el uno del otro, y se deseaban y querían con tanta pasión como nunca hubiera sido concebible en una pareja de adolescentes.
No por que el amor a esa edad no existiera, si no por el hecho de que casi siempre a esa edad cualquier chingadera parece amor, pero el de ellos era diferente, realmente salían de la media establecida para ponerse en un extremo de las estadísticas…y aun así, aun así, con todo eso, ella había tirado al caño todo.

--Anímate mendiga punketita—Dijo una chica con el pelo en forma de “cola de pato” y pintado de rosa-- ¡Arriba esos ánimos Carola!—

--Ya no digas nada Jess—Dijo con tono melancólico—No quiero ir hoy y lo sabes…--

--No te me achicopales Carola—Dijo Jees sin importarle lo que había dicho su amiga—Mira, tu nada mas vas a venir con todas las chavas y nos vamos a poner bien borrachas para festejar tu renacimiento sin el tipillo ese…--

--Se llama Travis—Dijo con tono gélido—Y no me importa si vamos a hacerlo por que vas a ser madre o por que alguna de las otras se saco la lotería, simplemente no quiero ir—Dijo enfatizando las ultimas tres palabras.

--Te aprietas a ese cuate bien gacho. Velo, no te ha venido a buscar, no te ha llamado, y cuando de pura cagada se cruzan sus caras, tú te volteas siempre, siempre y siempre. Como si fuera la primera vez que le vez…--

--Es que no quiero verlo—Dijo suspirando—Es que es muy complicado…--

--Tu te complicas mujer, no el a ti. Mira, si tú quisieras, podrías ir a buscarle…pero no quieres. Si tu quisieras podrías olvidarlo, pero no lo haces. Si por mi fuera horita ya iríamos camino a emborracharnos… ¡pero te niegas!—

--No tengo intenciones de perderme en alcohol—

--No digas que no, antes bien que te gustaba ponerte unas buenas…--

--Aun así Jess, no me gusta esa onda de andarme emborrachando para olvidar mis males de amores…--

--¡No es por tu mal de amores!—Jess respondió con muchos ánimos—Es para que podamos celebrar que una vez mas, las golfas traidoras regresaron con nosotras…--

--Realmente tu eres la única que no me dio la espalda…--Musito Carol.

--Que te puedo decir punketita de mis entrañas—la chica de pelo rosado le planto su palma sobre la cabeza—Eres mi amiga, y aunque el Travis me caía en la punta del hígado, pues respetaba que fuera tu chavo…--

--No queriendo le has echado ganas y te has vuelto una buena amiga, mendiga Skatita—

--¡Ots! –Chiflo con alegría la Skatita mientras cerraba sus ojos—Que te puedo decir Carola punketona, te sacaste la lotería cuando me conociste condenadota—

Las dos chicas se quedaron viendo con una gran sonrisa en sus labios en ese instante. La punketita iba acorde a su podo, pantalones de mezclilla entubados, su pelo negro tipo plumaje de cuervo agarrado en una cola de caballo, sus converse rotos y una camisa negra con parches de sus bandas favoritas.
La skatita también iba acorde al apodo. Usaba bermudas de cargo marrón, con un cinturón de cuadros blanco y negro, unos vans grises sin calcetines, y una playera sin mangas blanca.
Ambas se miraron con sonrisa sincera y entonces asintieron al mismo tiempo, parecía que ya todo estaba dicho.

--Entonces que Carola, ¿Le entras al chanchullo? O ¿te vas a quedar namas viendo?—

--Nunca puedo decirte que no, pinché Jess…no se como lo haces, pero siempre me pones de buenas—

--Ya me lo agradecerás después—Dijo con sorna la chica peli-rosa—Vamos moviendo nuestras caderas para que lleguemos a tiempo, ¿te parece Carola?—

--Me parece perfectamente Jessica –

Y sin mas palabras que mediar por ese momento, las dos amigas caminaron calle abajo rumbo a la parada de los microbuses para abordarlos rumbo a una nueva aventura.
Aun así, pese a todos los buenos intentos de su amiga para animarla, en el fondo, Carol sabia perfectamente que Travis estaba marcado en su mente, y que hiciera lo que hiciera, ni esa noche, ni en esa semana, ni en ese mes, y quizá en ese año entero, iba a poder olvidar a ese chico.

************

La ciudad de México no era un sitio fuera de lo común a comparación a la mayoría de ciudades con problemas de población y de criminalidad, de hecho, caminar por la avenida de los insurgentes provocaba cierta sensación de alivio al estar esta siempre iluminada y con un flujo constante de gente, al menos hasta altas horas de la noche, puesto que la madrugada era su “hora cero” y la peor de todas…

Una banda de jóvenes caminaba alegremente entre risas, bromas pesadas y canturreos de canciones de desamor modernas. Cada uno llevaba en sus manos bolsas de plástico con botellas de cerveza tamaño “caguama”, otros mas llevaban alegres los refrescos de tres litros y otros llevaban entre sus brazos, botellas de distintos tipos de licores de baja calidad. Botellas de ron, una botella de Vodka de nombre impronunciable, una botella de tequila con otra mas pequeña de regalo y eso si, no podían faltar los inigualables embases de mezcal en sus botes de plástico, lo mas corriente y barato de lo mas bajo.

--¡Huy no mames! ¡Esta si va ser una pinché pedota y no mamadas carnalito!—

--No me cabe la menor duda—Repuso Travis—Pero por que siempre me haces cargar a mi los chescos…ya me emputa eso a veces…. —

--Es que para como vienes horita, eres capaz de tirar las botellas o las chelas y para que arriesgarnos—Dijo con tono burlón Coralillo—Mejor deja de pensar en eso y aprieta el paso para que lleguemos y empecemos nuestra pedita privada carnalito—

--Siempre eres tan, pero tan alcohólico pinché Coralillo…venga pues, metámosle pata a esta onda que ya quiero probar un juguito de cebada—

--Juguito de cebada. ¡Ya ni la chingas!, esa si que estuvo buena para que veas pinché Travis—

Dicho eso, a unos metros del lugar, todos los amigos se detuvieron al mismo tiempo al ver el edificio donde se llevaría a cabo la fiesta.

--Lo sabia—Murmuro Travis.

Había acertado completamente a sus expectativas del lugar.
En la contra esquina, se encontraba el congal de baile y atracciones exóticas, a un lado, un edificio que parecía servir de ferretería y en el otro extremo, un terreno baldío que hacia de estacionamiento para todos los lugares de ahí…
El edificio a donde habían sido llevados no era mejor. Este parecía abandonado hacia tiempo, con la pintura y el mosaico cayéndose por la falta de mantenimiento.
Una puerta de cristal y metal que, sorprendentemente estaba completa, era la que permitía la apertura a un agujero negro inimaginable de posibilidades incalculables.

Coralillo dio el primer paso para entrar, y detrás de el se metió Travis sin miedo. Estaba acostumbrado a meterse a esos lugares, lo que le preocupaba eran los demás chicos que podían chillar de miedo o hacer algo tonto.
El edificio por dentro era todavía más tétrico, perfecto escenario para una fiesta de día de muertos. Un pasillo oscuro llevaba a unas escaleras con apenas un foco en cada piso que alumbraba el camino. En cada piso, una puerta de lo que parecía ser un baño se encontraba ahí, algunas destrozadas y manchadas de sangre y otras marcadas por cosas irreconocibles, otras simplemente inexistentes ya.
Al llegar al tercer piso encontraron el lugar que buscaban, un inmenso departamento con una sala gigante vacía y varios cuartos de envergadura similar hacían el conjunto. Al centro del lugar dos mesas en las que estaban las cosas de los que ya había llegado y los licores, y una mesa a un costado más pequeña para que el DJ hiciera sonar sus peores mezclas…era el escenario perfecto para una borrachera de preparatorianos de la ciudad.

-- De ninguna manera pienso entrar ahí—Dijo una chica morenita y menuda a la Skatita. —No me harás entrar ahí—

--¡No pensaba obligarte wey! –Dijo notoriamente molesta—Si no quieres es tu bronca, yo si quiero entrar a ponerme unos buenos alcoholes—

--Pues bueno…no podríamos ir a…--

--No hay otro lugar—Atajo Carol—Solo tenemos aquí como único recurso para ponernos a beber sin meternos en pedos. —

--Vamos, no sean chillonas niñas—La skatita entro al lúgubre pasillo—Métanse de una vez, que se oye que ya hay ruido y ambiente allá arriba—

--Vamos, no hay que quedarse atrás—

Dicho eso, Carol se metió detrás de Jess al edificio y empezó a seguirle el paso para no perderse en la oscuridad. Se estaba haciendo la valiente, pero el lugar le inspiraba el mismo temor que a las otras dos chicas que se negaban a entrar, pero que a regañadientes, se metieron finalmente.

Realmente había un ambiente en ese lugar. El olor a marihuana era lo primero que sentías al acceder al departamento, seguido del humo de cigarro que irritaba los ojos por la manera en que se mantenía encerrado en el lugar, también apestaba a alcohol en exceso y la música era ensordecedora…era en verdad, el marco perfecto para que las chicas se emborracharan y olvidaran todo.

Los chicos estaban en una de las mesas aledañas al DJ, varias cervezas ya habían terminado tiradas alrededor sin su espumoso contenido, ahora, se estaban sirviendo salvajemente tragos de ron con refresco de cola, o mezcal con el mismo refresco, estaban cruzándose de una forma obscena, parecía que esta vez, en verdad querían lograr una congestión alcohólica.

--¡Pinché Travis!—Decía uno de los compañeros del chico mientras se le colgaba del hombro muy ebrio— ¡Por que no estas chupando cabrón!—Arrastraba las palabras al hablar.

--Por que alguien debe cuidarlos wey, no mames—Dijo Travis quitándoselo y recargándolo contra la pared—Quédate ahí y sigue chupando tranquilo culero…--

--El pinché pedo tiene razón—Dijo el coralillo mientras se acercaba dando trompicones—Debemos ponernos pedos carnalito… ¡y Tú! ¡Tu no has bebido ni madres!—

--Yo me chingue dos caguamas y llevo cuatro vasos de Ron pinché Coralillo. Tu eres el que debería bajarle cabrón—Dijo el Chico mirándolo con un aire de preocupación—Finalmente tu eres el que ya mezclo tres veces vodka, ron y mezcal en un solo vaso y con una pintadita apenas de chesco—

--Valiendo verga—Dijo el interpelado derramando un poco de su bebida-- ¡Valiendo verga hermano!—

--Contrólate pinché Coralillo—Dijo Travis agarrándolo de los hombros-- ¡Calma la bronca cabrón!— En ese momento, el chico se quedo mudo.

Delante de el, a solo tres borrachos de distancia y una de las mesas, se encontraba parada con otras tres chicas Ella.
Ahí estaba, luciendo su pálida piel de muerto que tanto añoraba poder sentir en sus manos otra vez. Su fina figura, su pelo que aun en esa penumbra brillaba por el color cobrizo…estaba enamorado, y el objeto de sus deseos estaba ahí, aquella lánguida figura femenina inalcanzable estaba a unos pasos de el…

-- ¿Qué pasho carnalito? – Coralillo a duras penas se mantenía en pie, con todo y que la mayoría de su peso estaba en Travis—Vamos a seguirle dando rienda suelta o que chingadas vergas…--

--Aguanta la vara – Dijo Travis mientras “depositaba” en un rincón a su amigo—Aguántala tantito, ya vengo…--

Travis salio caminando de la manera mas normal que pudo, para disimular el hecho de que su corazon estaba latiendo a tal velocidad que parecía el tambor de una banda de guerra, realmente estaba muy nervioso, pero quería hacer algo…

Coralillo cuando vio que Travis se alejaba tuvo un momento de lucidez, y entonces sonrió. Recordó el por que estaban ahí realmente, aparte de para alcoholizarse, estaban ahí por que el y una amiga de Carol, habían acordado hacer que esos dos se encontraran en ese lugar para decidir de una buena vez por todas que harían con su destruido noviazgo: si salvarlo o dejarlo morir.
No se simpatizaban en lo mas mínimo Coralillo y la chica de pelo rosa, pero algo tenían en común, querían ver a sus amigos bien yeso tenia un precio, muy barato relativamente, el cual había sido el tratarse un par de días para acordar todo a la perfección y después volver a odiarse como antaño.
Después de recordar brevemente eso, Coralillo puso nuevamente su cara de estúpido borracho y el efecto del licor barato volvió a ocasionarle estragos en el sistema, remitiéndolo a ser otra vez un borracho sin sobriedad…

-- ¡Carola, Carola! ¡¿Que no piensas beber punketita de mis pesares?!—Jess miraba con una falsa sonrisa a su amiga—Parece como si hubieras visto un muerto--

--Creo que vi a Travis por allá –Dijo la chica señalando con la cabeza y aun mas pálida que de costumbre – Vamonos Jessica…--

--Alucinaciones tuyas mujer—Dijo la chica del pelo pintado restando importancia—Habiendo tanta gente aquí, seria demasiada casualidad que tu punketon ese estuviera acá, mejor éntrale al chupe y relájate…--

--Pero estoy segura de que era el—

--Y yo estoy segura de que si te bebes algo te sentirás mas alivianada – Con su mano libre tomo una cerveza de una de las bolsas que había por ahí – No se de quien sea pero ya andan tan pedos todos que dudo que nos digan algo….anda, bebe. —

No del todo segura de lo que hacia, Carol empino el envase de cerveza obscura y empezó a beber. Primero Jessica sonrió al ver que su amiga se lo tomaba mas relajado, pero su sonrisa se iba borrando cada vez mas, en medida de cómo el contenido de la cerveza se terminaba y Carol no paraba de beber.
Le cerveza le escurría por las comisuras de los labios, lo estaba haciendo mas que por el placer, por la convicción de que necesitaba entorpecer a su cerebro un rato para poder estar tranquila. Finalmente, la caguama de cerveza se había terminado y Carol ya se notaba algo borracha y más desinhibida.

-- Oye…se que yo te decía que bebieras pero no era para exagerar…--

--No me importa Jessica – Sus ojos se notaban diferentes—Yo se lo que hago y por que lo hago…--

--Nada más te recuerdo que tu resistencia al Alcohol es muy mala Carola y que debes vigilar no tomar tan rápido. Aguantas poco y luego te lo metes de golpe, es mala idea por si no lo sabias…--

--No te preocupes por mi…yo se lo que hago—Sus ojos se llenaron despacio de lagrimas – ¡Hay! Este pinché humo ya me molesto…voy a salir tantito a las escaleras…--

--Te acompaño—Se ofreció la Skatita notoriamente preocupada.

--No—Dijo rotundamente Carol—Quiero estar sola un rato….nada mas poquito--

Sin mediar mas palabras, Carol se alejo tambaleándose con una nueva botella de cerveza en la mano y se fue rumbo a las escaleras para poder llorar tranquila y beber sin problemas. No era dada a hacer eso, pero algo en aquel chico que había visto, le hizo sentir la necesidad de embrutecerse para estar mas tranquila…a veces, cuando se es joven, no hay mejor manera de tratar con un dolor interno que fingiendo que no existe.

Travis estaba sentado media escalera mas arriba del piso principal de donde se estaba llevando a cabo la parranda. Estaba pensando en que hacer. En un principio dejo a todos sus colegas para ir y plantarse delante de Carol, pero a medio camino le dio miedo y se dio cuenta de que no sabia que hacer y se salio del lugar como rayo y termino ahí sentado con cara de susto.

Necesitaba unas buenas líneas, así como las que solían verse en las películas o leerse en las buenas novelas. No necesitaba algo cursi, algo meloso no, necesitaba ser franco e ir directo al punto…pero el problema, el problema era que el punto era meloso y como de película cursi.
El realmente quería verla feliz, el realmente quería ser feliz, pero importaba mas la felicidad de ella…por que en el fondo mas que amarla, deseaba que estuviera bien.

--No hay manera –Dijo el chico jalándose el cabello—No hay forma en que pueda hacerlo sin quedar como un perfecto tarado o como que me robo diálogos de película—

Las sombras le protegían de las pocas personas que salían. Se podía observar una silueta oculta en la oscuridad, mas sin embargo, no se alcanzaba a distinguir quien estaba ahí.

--¡Me lleva la que me trajo! –Rugió mientras daba un puñetazo a la pared—Mis mamadas…. —

--¡Oye! –La voz de una chica borracha sonó en el cubo de escaleras – ¡¿Puedes callarte un poco carajo?! Aquí abajo tratamos de beber tranquilos…--

Estaba sentada un par de escalones mas abajo, así que le daba la espalda, pero eso no era motivo para no fijarse quien era. Travis sintió nuevamente el vértigo característico del miedo, puesto que, aquella muchacha era Carol.

--¿Qué demonios haces aquí Carol? –Dijo Travis poniéndose de pie y bajando a donde la chica.

--¿Quien te dijo mi nombre tipejo? –La chica cuestiono con molestia, pero al voltear a ver a su compañero de “dialogo” los colores del alcohol se le fueron de las mejillas-- ¡Travis!—Dijo con grito ahogado—Lo sabia…--

--Yo también sabia que estabas aquí…de hecho, me di cuenta que me viste, pero te volteaste…--

--No te vi bien –La chica estaba nerviosa—Es que el humo de los cigarros no le hace bien a mis ojos—Su ebriedad parecía estarse perdiendo lentamente.

--Si, seguramente…sabes, cuando te vi por primera vez de igual forma fingiste no verme, y desde que terminamos cada vez que por casualidad nos encontrábamos no me veías ni por error… ¿tan malo he sido como para que hagas eso?—

--Realmente no—Dijo la chica sorprendida de escuchar como Travis esta vez no estaba triste ni nada por el estilo, mas bien estaba a la expectativa—En verdad no es así…--

--En otra ocasión te llame en la calle. Una sola vez lo hice y de nueva cuenta te diste la vuelta y te fuiste—Su voz no se quebraba, era suave y clara – Eres la única que realmente me ha hecho sentir como un criminal o alguien indigno de existir—

--Estas exagerando…-- La chica se estaba reponiendo de los efectos causados por la bebida—No…en realidad creo que si exagere estos días…--

--Esta bien, no te culpo. Pese a ser punketona y tener tus ideas raras, siempre fuiste una chica aplicada y tuviste mas amigas fresas que desmadrosas…eso esta bien, supongo que realmente yo no cuadraba entre tu circulo o con la gente que te rodeaba…pero quise echarle ganas de ser lo bastante bueno como para estar juntos…pero pues ni modo, supongo que hay veces que nada mas no podemos hacerlo por mas que queramos…--

El chico de ojos verdes se encogió de hombros y miro fijamente a la chica que estaba. Ahora, sentada junto de el. Realmente ya lo había dado por perdido todo en ese momento, no se le pudo ocurrir nada para salvaguardar su deseo de estar con ella, y lo justo era, que entonces, las cosas se quedaran como estaban, así seria lo mejor.

Por primera vez en mucho tiempo, ella pudo verle a la cara tan cerca como antaño lo había hecho y se clavo en esa mirada tranquila de ojos verdes. El color era lo de menos, lo que le gustaba no era eso, si no, que esa mirada hablaba de paz y esa calma se transmitía hasta ella y le hacia sentir tranquila y completa al mismo tiempo.

No podía dejar que acabara así, en sus manos, y solo en las manos de ella, estaba el poder salvar lo poco de bueno que aun existía en esa relación, pero aun así, algo la limitaba, algo le hacia no dar ese paso. Sintió el aire gélido recorrerle el cuerpo y por reflejo se froto con las manos los brazos…
Travis vio ese gesto y con un solo movimiento se quito la sudadera y se la echo encima de la espalda a la chica sin decirle una sola palabra. Ella le miro con cierta duda en los ojos, pero por respuesta recibió una calida sonrisa…

--Sabes –Travis se levanto y camino a la puerta del departamento—Hay algo que al menos hasta hoy, jamás he dejado de sentir por ti—Puso una mano en el marco de la puerta y lo apretó con fuerza, estaba ganando valor para decirlo—A pesar de todo, yo aun te amo—

Esas palabras retumbaron en los oídos de Carola como si se tratara de la vibración de las olas del mar. Le llego fuerte y claro el mensaje, pero no hizo nada. Se quedo ahí quieta y le miro con su par de orbes avellanados bien abiertos e incrédulos.
Travis noto que no había respuesta, una parte de el se sintió agraviada, pero el resto de su ser se sintió en calma por que ya había hecho lo que necesitaba hacer y ahora, ahora ya no dependería de el, ni en ese momento…ni nunca más.
Ella vio como el chico se volteaba nuevamente y noto que iba a meterse a donde estaba todo el desmane. No tenía ninguna idea en su cabeza, realmente no sabía que deseaba ni que quisiera hacer, pero eso no la limito y actuó, con torpeza, pero actuó.

--¿Qué dijiste—Atino a balbucear la chica mientras se ponía con torpeza de pie con un leve saltito.

--¿No me escuchaste?—Dijo Travis con un tono algo seco y la miro a los ojos al virarse nuevamente.

--No pude oírte por que…por que el ruido del DJ me dejo algo sorda, discúlpame—Mintió sin mucha suerte—Me lo podrías repetir una vez mas… ¿Por favor?—
-- Dije que te amo—Musito Travis—No entiendes…--

Travis había dicho eso ultimo por que la chica nuevamente se quedo quieta, como si se le hubiese amenazado de muerte y le dieran la orden de congelarse. No estaba rígida como tabla por miedo o por coraje, estaba sorprendida de lo que estaba oyendo y a su vez estaba llena de gusto que no cabía dentro de si, esa era su señal de que debía hacer algo…pero ¿Qué debía hacer? Por eso estaba quieta y sin decir nada, por que no quería estropearlo diciendo tonterías…

-- Te amo Carol –Travis parecía haber perdido todo miedo. Ya no tenía que perder al hablar y decir la verdad sobre sus sentimientos—Me gusta estar contigo, me gustaba cuando hablaban de nosotros y no de ti y de mi, me gusta como se ve tu cuerpo, me gustan tus ojos, ¡Caray me encanta tu figura! Aunque sea poca cosa comparada con la de chicas mayores, me gustan mucho tus emociones, me gusta mucho que me hagas pucheros…pero sabes…lo que mas me gusta de ti es que eres tu, que todo eso eres tu nada mas…y bueno –Se rasco la nuca y le tomo con delicadeza por los hombros—No me interesa que ya no vuelvas a estar conmigo, esta bien, no pasa nada…yo no quiero tenerte a la fuerza ni nada, yo…chale suena de película pero, realmente de todo lo que me gusta de ti, lo que mas amaba era tu sonrisa…y yo, yo Carol, quiero que seas feliz, yo solo quiero hacer eso por ti, solo quiero hacerte sonreír nuevamente--

-- Travis…es que muchas veces siempre fuiste tan distante, tan lejano de mi—La chica son darse cuenta empezó a llorar—No por que fueras malo, es que tu siempre estabas feliz, tratabas de darme ánimos, me levantabas si me caía, me cuidabas y no se…eres tan raro, no te comportas ni como punk ni como un wey de 16 años…--La chica tembló de pies a cabeza, no por frió, si no por temor—Siempre estuviste tan lejos de mi idea de un chico normal…creo que por eso te amo tanto Travis –Por primera vez, ella busco su mirada.

--Siempre me mantuve lejos de ese tipo de cosas por que no quería arrástrate a la miseria, además…nunca lo he pasado mal…bueno, mas que estando sin ti, pero en realidad…contigo nunca lo pase mal…--

-- ¿Te quedarías conmigo nuevamente? –Dijo sin rodeos la chica—Estarías dispuesto a soportar algo así de nuevo…--

--Claro que no –Dijo serio Travis—No tengo planeado volver a vivir algo como esto nuevamente, jamás quiero que vuelva a pasar, por eso yo…--

--Te entiendo—No le dejo terminar—después de lo que hice y como me porte comprendo que no quieras estar conmigo…--

--No me dejaste acabar –Dijo Travis acariciándole con ternura una mejilla—No quiero que pase esto de nuevo, por eso yo, no dejare que pase de nuevo…No me pienso quedar contigo un rato nada mas, me pienso quedar contigo mucho tiempo…ya te dije, mi felicidad depende de esas sonrisas tuyas—

--Gracias por haber dado tiempo al tiempo y por regresar conmigo…--

--No digas mas –Dijo Travis con tono suave—Ahora es el momento de que vayas a tu casa y de que yo lleve a mis borrachos amigos a la suya…--

--No te preocupes—Coralillo apareció por la puerta arrastrando casi a uno de sus compañeros—Nosotros sabemos llegar solos a nuestras casas…tu, haz lo que quieras carnalito…--

--Gracias Coralillo—Dijo con sinceridad Travis.

--Déjalo así, te merecías un final feliz solo por esta vez…--

--Se lo merecían – Puntualizo la Skatita saliendo detrás del Coralillo y empujándolo—Me molesta tu presencia pinché Coralillo, pero me alegro de que hayas cooperado…--

--Siempre puedes contar con la serpiente mi reina—Dijo el coralillo burlescamente—Ahora nos pasamos a retirar parejita alocada…cuídense que la ciudad es peligrosa…--

--Nos veremos después punketita de mis pesares –Dijo Jessica y abrazo a la punketita.

Todos los que habían llegado con ellos dos se fueron bajando lentamente las escaleras para no caer y terminar rodando por ese siniestro departamento de mala muerte. Ambos chicos miraban como sus amigos se alejaban y se sintieron liberados de la carga de sus acompañantes, ahora solo eran ellos dos…

--Bueno…creo que nosotros también deberíamos irnos –Dijo Travis y se puso de pie.

--Aun no quiero irme –Dijo Carol sujetándolo de un brazo—Era enserio cuando dije que quería que te quedaras conmigo un poquito mas…solo hoy no me dejes ir, no me dejes dormir sola…quédate un poco mas…--

--Tranquila—Dijo Travis sonriendo y sentándose recargándose en la pared—Yo voy a estar para ti el tiempo que sea necesario – Tomo con delicadeza la cabeza de Carol y le recargo contra su pecho—Si eso te hace sonreír para mi…eso haremos—

Los dos jóvenes se quedaron ahí recargados en las escaleras de aquel edificio casi en ruinas de la colonia condesa, el la abrazo con fuerza y ella simplemente sonrió por que su mundo estaba recuperado su forma. Se fundieron en un delicado beso, después, ella recargo nuevamente la cabeza en su pecho mientras el le acariciaba con delicadeza el cabello…y entonces ambos sonrieron con tranquilidad…finalmente estaban juntos. Ella sonreía por que nuevamente se sentía en paz y con el podría decirse que completa, el sonreía por que estando con ella era feliz, y haciéndola sonreír, el lo era aun mas.