Lirica libre, el lugar de las letras de un escritor novel que día a día, trata de ser mejor...

Esta es la historia de un hombre que continua luchando contra su destino... Y confia en que vencera.

lunes, 30 de abril de 2012

Reflejo (distorcion)

El último de treinta días: Tú reflejo en el espejo.


Reflejo (distorsión).


Hace un tiempo me mire en el espejo y este me dio por reflejo distintas imágenes de mi persona y mostraba aspectos un poco más ocultos de mi alma.

Hoy, me miro en el espejo y este me regala por reflejo…

Una realidad alterna a lo que veía anteriormente. No es como si fueran dos universos paralelos o si se tratara de un nuevo mundo. No. Simplemente me regala, la otra cara de la moneda, la distorsión de lo que ya he visto, lo raro y lo enigmático de mi persona.

Eso es lo que veo en el reflejo del espejo. Veo a un hombre joven de 23 años que sonríe, que está a gusto con su vida, pero que aún tiene deseas de mejorar y superarse. Pero, lo más importante, veo a un hombre joven que sabe que es extraño, que es raro y se enorgullece de ello.

No porque sea esa “edición de colección” o pieza única y exquisita, no, el no confunde el termino. Sabe qué raro deriva o es sinónimo, mejor dicho, de la palabra extraño, que simboliza algo poco frecuente. Ni bello ni horrible, simplemente distinto. Ni mejor ni peor, solo peculiar.

No es ni bueno ni malo, simplemente es, y ya se encargara alguien más o el mismo de ponerle una etiqueta.

Sabe que es una persona rara, este individuo que se mira en el espejo y analiza a detalle su reflejo. Sabe que es contradictorio en sus actos y palabras, que a veces reprime su naturaleza y otras tantas veces la deja ser, quiere hacer reír a todos pero muchas veces se torna más obscuro que la penumbra, quiere ser mejor pero no se mueve para cambiar. Es muchas cosas, buenas y malas.

Pero, a pesar de todo, lo más importante que le muestra el espejo, es que esa figura, ese reflejo que está viendo, no es terreno, solo es una visión más de una posible realidad de muchas posibles interpretaciones.

El mejor regalo, que le da ese reflejo en el espejo, es la oportunidad de ver que es lo que está pasando, y tratar de cambiarlo.

Gracias, reflejo distorsionado del espejo, por mostrarme en un año dos caras de la misma persona. Gracias, por darme la oportunidad, de transformar, lo que miro en tu reflejo.

Presente

El vigésimo noveno de treinta días: El momento más intenso que hayas vivido.


El presente.


Hace un tiempo mencionaba que el momento o instante más significativo de mi existencia era, nada más y nada menos que mí vida misma. Incluso hacia comparaciones con seres fantásticos y similares, para apoyar la tesis de que una vida humana, seria para esos seres un instante. Por eso, valía la pena decir que la vida es lo más increíble y maravilloso que tenemos.

Al vivir, siempre estamos bajo la premisa de que nos movemos hacia adelante en el tiempo, de manera constante y sin modo alguno de volver al pasado, pero, sin la opción de saber qué es lo que depara a ciencia cierta el futuro.

El tiempo siempre es nuestro mayor enemigo, usualmente. Pocas veces es un aliado y ya ni que decir de que realmente es imparcial con nosotros.

Bajo esta premisa de que el tiempo es continuo e inalterable, nos encontramos ante este dilema:

¿Cuál ha sido el momento más intenso en mi vida?

Yo diría que en su conjunto, mi vida misma. Si fuéramos más específicos y no quisiéramos englobar toda una existencia (por grande o pequeña que esta sea) en una sola oración, diría que el momento largo de mi existencia, es simplemente y llanamente mi presente.

Es tan sencillo como pensar esto: Lo que paso, por más intenso que sea, ya quedo atrás. Lo que vendrá puede que sea aun más increíble y poderoso que todo lo que he vivido, pero aun no ha llegado. Entonces, lo más intenso en mi vida es lo que hago día a día, mí aquí y mí ahora.

No es tan filosofal ni tan complicado como parece. Tampoco se trata de que solo vivas una vez o algo de esas ideas de moda. Honestamente, solo se trata de apreciar tú día a día.

Es pensar, que poco a poco, quieras o no te acercas a un final, si. Aun más importante que eso, se trata de que seamos conscientes de que cada decisión que tomemos hoy, basados en nuestra experiencia o en nuestros anhelos, es lo que define el presente realmente y hacia dónde vamos.

¿Qué puede ser más intenso que eso?

No me imagino que puede tener mayor repercusión en mi vida, que el dirigir mis pasos a donde quiero llegar, a mis metas, a mis sueños y aspiraciones. No hay nada más grande que avanzar al frente.

Es por eso que el presente, es la parte crucial de mi vida, porque es lo que el día de mañana será la historia de un hombre. Y yo quiero que esa historia, la historia de este hombre que busca alcanzar sus sueños y ser feliz, sea una gran historia.

domingo, 29 de abril de 2012

Mirame y...

El vigésimo octavo de treinta días: Lo que nunca te atreviste a decir o hacer.


Mírame y....


Hace un tiempo hablaba de cómo a pesar de todos mis impulsos primarios y belicosos, puede más mi deseo de paz que las ganas de tratar de patear a alguien o insultarle. En pocas palabras, hablaba de cómo a pesar de mis malos deseos o ganas de venganza, procuro mantener una buena conducta.

Por ahí va el tema de hoy.

Nunca me atreví a decir dos cosas en este año.

La primera, y muy simple, fue tratar de hechizar a mi ex novia o fascinarla con palabras, para que siguiéramos juntos. La decisión correcta (por más que me pesara o le pesara a quien le pesara) fue terminar. Yo sugerí esa decisión y no lo considero un error. Por eso jamás me atreví, ni a renegar de lo que había dicho (y que a su vez, es lo que pensaba), ni a tratar de convencerla de lo contrario.

Creo firmemente en que lo correcto, la justicia, debe prevalecer por encima de todo. Por extraño que parezca, en una persona como yo especialmente, creo firmemente en que hacer lo correcto, ser justo, es mejor, siempre. Por eso, hice lo correcto y deje ir a mi pareja, para que ella y yo, fuéramos felices y libres. No se trata de juzgar, simplemente creo que fue (y es) lo mejor.

Como dije, la justicia debe prevalecer, aun por encima de tus deseos.

La segunda cosa, es esta frase: “mírame y dime que de verdad crees que es el peor dolor que he vivido”. Esto basado justamente en que muchos creen que sufro en silencio la pérdida de una pareja, compañera y amiga, como lo fue mi ex. La respuesta es simple, si duele, pero no es lo peor que me ha pasado, y es más, he aguantado peores cosas… mira las cicatrices de mi cuerpo y entenderás a que me refiero.

No he dicho eso, porque bueno, la gente cree que sus juicios y opiniones jamás son errados, o peor, que mientes. Y la otra razón es que no es justo ni correcto desquitarse o ser agresivo con la gente, lo merezca o no. A pesar de todo trato de tener una buena conducta, como dije, mi fuerte código ético/moral, está por encima de mi satisfacción, al menos para asuntos tan vánales como la venganza o la efímera y dañina alegría a costa de alguien más.

Y si te lo preguntas querido lector, no, no me arrepiento de nada de lo que no ha salido de mi boca.

Esta es la historia de un hombre...

El vigésimo séptimo de treinta días: Algo que haya cambiado tu vida.


Esta es la historia de un hombre...


Hace un tiempo mostraba genuino interés en el efecto mariposa, la teoría del caos y esa rama filosófica llamada determinismo (conocida popularmente como destino). Esto impacto mucho en mi vida por que representa el modo de vivir y de hacer las cosas. Anteriormente toque todos estos temas para expresar que con esta vida, puedes hacer lo que quieras, porque es tú vida y no está atado más que a ti mismo.

Pues bien, si esa es una filosofía de vida, lo que atañe al día de hoy es referente a como narrar la historia de una vida.

Yo soy un psicólogo, no tengo titulo, pero si tengo la carrera y los créditos que avalan esta aseveración. Por otro lado, soy también un amante incondicional de la literatura, no imagino la vida sin ella; me es imposible. Lo más importante es que me gusta escribir. No tengo idea de a donde me llevara esa pasión ni que será de mi amor por las letras mañana… solo sé que es el amor más grande que he tenido y es constante.

Ahora, como buen lector y apasionado escritor amateur, las letras y en su conjunto, las palabras, me cautivan o me hacen sentir repulsión. Son importantes de una manera que no tenía idea, porque simplemente daba por hecho que ahí estaban. Entonces un día imagine un mundo (no tan distinto a este) en el que la lectura no fuera un arte sino una obligación, no un placer sino una imposición. Y me dio miedo y asco imaginar un mundo lleno de gente así.

A lo que quiero llegar, sin desviar más el camino, es que por esa educación que tuve, la magia y poder de las palabras es muy importante en mi vida. De ese modo es como, algunas veces, llegan a encandilarme, contándome una buena historia.

Entonces, hace años, un querido amigo me recomendó un anime abreviado como TTGL. Yo le di su oportunidad. Me encantaron los personajes, ame la trama, me encanto el desarrollo de los personajes y el argumento, que fuese corta pero con una conclusión aceptable y que estuviera llena de genialidad. A pesar de todas esas maravillas, lo que me cautivo desde el inicio, fue esta frase “Esta es la historia de un hombre, que está luchando contra su destino”. A lo largo de la serie, modifican un poco la frase, pero la esencia es la misma, se trata de contarte la historia de un hombre.

Esa frase cambio mi vida.

No solo porque esa serie fuera genial y hasta la fecha este entre mis favoritas. Cambio mi vida porque, a su peculiar modo, así son todas las vidas, todas las historias, de todas las personas. Son historias que puedes contar o incluso hacer trascender.

Es de ese modo que comprendí, que el día que yo narrara mi vida, fuese por la razón que fuese, tenía que empezar de esa manera…

Esta es la historia de un hombre…

Esta frase se volvió parte de mi vida. En mi msn tengo por ejemplo “Esta es la historia de redención de un hombre” o en mi Deviant Art “Esta es la historia de un hombre que lucha contra su destino… y teme el desenlace” o mi favorita, la de cabecera de mi blog “Esta es la historia de un hombre que lucha contra su destino… y confía en que vencerá”.

Influyo mucho en mi vida esa frase porque está llena de magia, poder y es épica. Lo más importante no es solo eso, sino que a su peculiar modo, es una especie de “conjuro” o elegante manera de retar a lo establecido. Es la frase épica que dices cuando le plantaras cara a un reto o adversidad que parece imbatible. Es el tipo de frase que parece a una hazaña monumental.

Por eso me gusta tanto esa frase, por eso quiero que así se narre algún día mi historia.

Porque al final de cuentas, todo lo que haga, es la historia de un hombre llamado Alberto, que lucho contra la adversidad y forjo su camino de la mejor manera posible.

Opiniones.

El vigésimo sexto de treinta días: Lo que el resto ve en ti.


Opiniones.


Hace un tiempo hablaba de las cosas que me supongo la gente piensa de mi o que me han llegado a insinuar. Todo esto basado no solo en los que me trataban y los que no, o los que en un principio se habían formado un juicio en base a mi estilo de actuar o mi modo de vestir.

Ahora, será un poco más simple. Solo pondré un par de frases o comentarios que me han hecho, a lo largo de mi vida, y en sí, a lo largo de este año que ha ido pasando.

Muchas personas me han dicho que tengo toda la pinta de ser un drogadicto. Al menos eso era antes, creo que ahora si bien, no me preocupo mucho por mi aspecto físico, por lo menos ya no tengo tan mala pinta.

Algunos amigos míos, tal vez no íntimos, pero si personas a las que considero amigos y que si frecuente un buen tiempo, me han dicho que debería ser comediante. Incluso no ha faltado quien me ha dicho que entre a concursos de comedia o que podría ser un nuevo Polo-Polo. Eso es muy gracioso porque si me gusta hacer reír a la gente, como he dicho antes.

Una par de conocidas, una en especial, me preguntaba de mi hermana y me decía que esperaba que no hubiese salido igual de tremenda que su hermano. Eso es curioso, yo nunca he creído que sea muy desmadroso o algo así. Aparentemente, la visión de los demás es distinta a las creencias que yo tengo.

Hace unos días, otro cuate me decía que le parecía no solo una persona digna de confianza, sino alguien centrado. Modestia aparte, creo que suelo tener algo de eso, pero no me esperaba que los demás lo notaran tanto.

Otro amigo mío, me dijo una noche de borrachera que yo era una persona muy cínica y con un alto grado de descaro por como decía las cosas a veces o como me comportaba o peor, como reconocía actos vergonzosos con una sonrisa bailoteando en mi cara. Eso se me quedo muy gravado, porque le respondí que al menos de ese modo, no engañaba a nadie. Y él dijo que tenía razón, que al menos, funcionaba.

Muchas compañeras me han dicho que les parezco muy gracioso, a lo largo de mi carrera sobre todo. Que puedo decir de esto, me da pena que me halaguen, soy tan humano como cualquiera.

A una gran amiga le conté hace un tiempo de cómo me relacionaba con mi hermana, de los problemas que a veces tenia por tratar con alguien más pequeño y de todo el trasfondo y contexto que hubo previo al nacimiento de mi hermanita. Le dije que a veces me sentía mal, y ella solo me dijo que veía en mí a un buen hermano. Me sentí tan bien ese día…

Por último, mi papá el día que me hablaba de que tendría un hermano/hermana me dijo algo muy revelador. Yo estaba en ese tiempo peleado con mi madrastra y respondí enojado que yo no cuidaría ni querría a ese bebe que nacería, que no le desearía mal, pero que no lo querría. Mi papá me miro y me dijo simplemente “tú eres demasiado bueno, le vas a querer”. Y sus palabras, fueron proféticas.

miércoles, 25 de abril de 2012

Dame la vida sencilla.

El vigésimo quinto de treinta días: un deseo cumplido.


Dame la vida sencilla.


Hace un tiempo hablaba de un deseo que no le llamo deseo, sino metas u objetivos. Aun así, esta vez le llamare deseo.

Me gustaría tener una vida sencilla. Se me cumplió porque llevo un año viviendo de ese modo. Cuidando a mi hermana, haciendo las compras de la casa, leyéndole cuentos, viendo películas con ella, jugando videojuegos, leyendo novelas, saliendo a veces nada más a comer con mis amigos y hablando con otros y alguna que otra vez escribiendo.

Es una vida hermosa, no porque me la pase de inútil o porque tenga la vida comprada, sino porque es maravilloso estar con los que quiero, es así de sencillo.

En una canción que me gusta mucho, hay una parte que dice: “Mi meta es una casa pequeña, no aquella que es ancha y espaciosa, una casa que vibre de gozo y alegría, y con los que amas dentro”.

Eso es lo que he vivido un año entero de mi vida. Una vida sencilla llena de alegría, ahora, puedo decir con toda certeza que ese es un deseo que se me ha cumplido.

Solo me falta ahora, hacer que esta vida sencilla se mantenga. Llevar el mismo modo de vida, aunque modifique algunas actividades u horarios. Seguir viendo y cuidando de mi familia en medida de lo posible. Procurar a mis amigos y no perder jamás el contacto, pero el real, no dejar ir la esencia de la amistad. Mantener este ritmo de vida sencilla, me hará sentir bien, pero lo más importante, me mantendrá feliz.

Ese es el meollo del asunto que dudo que muchos entiendan. No quiero una vida sencilla por la rutina, el poco reto que representa o la mundana estabilidad. La quiero porque me parece una manera hermosa de vivir. Un estilo de vida que daría espacio a todo lo que considero importante en mi vida, la verdadera esencia de lo bello que es mi existir.

La gente piensa que entre más mejor. Entre más mujer, mejor. Más dinero, mejor. Más cosas, mejor. Más problemas, mejor. Menos tiempo, mejor. La vida no es así, no importa si solo pueda darme uno o dos lujos (como una consola de videojuegos y un par de libros al año), con lo indispensable basta. Eso sí, indispensable, pero con dignidad y decoro.

No creo que las cosas que más brillan y que más cuestan sean las mejores, a veces basta con algo sencillo y que apenas luce, pero, que tiene más valor que todas esas cosas radiantes. Finalmente, uno es el que decide realmente lo que vale y lo que importa.

Hay algunas personas que piensan que lo fino, lo caro y elegante siempre es mejor. Francamente eso se resbala de mi persona, totalmente. Creo que al final de cuentas, quiero una vida sencilla porque soy una persona sencilla. No se trata de la magia de lo peculiar o el misticismo de lo especial, no, se trata de la simpleza de lo natural, de la belleza de lo básico.

Dame la vida sencilla. Permíteme granjeármela a base de mis medios y esfuerzos, para que así, siga disfrutando de ella.

Bueno esta es la continuacion basicamente de hace un año. La diferencia es que ya no se trata solamente de relatar que me gustaria hacer y que es para mi una vida sencilla. e trata tambien de narrar el primer capitulo de esta experiencia de vida.

martes, 24 de abril de 2012

Memorioso

El vigésimo cuarto de treinta días: La persona que te dio tu recuerdo favorito.


Memorioso.


Hace un tiempo, al hablar de recuerdos, me refería a varias personas importantes en mi vida y “objetos” que me dieron a lo largo del tiempo que estuvimos juntos y que yo atesoraba como verdaderas posesiones valiosas, tesoros pues.

No se me ocurrió pensar hace una año, que recuerdos también hace referencia a memorias y momentos pasados maravillosos.

Esta será otra de esas entradas del desafío que trataran principalmente de anécdotas.

Iba en la secundaria, en el tercer año. Tengo muchísimos recuerdos divertidos, geniales, de coraje y hasta de amor de esas épocas, pero, al pensar en ese tiempo, lo primero que me vino a la memoria es esto:

Mis amigos Leonel y el Chino abogando por mí con nuestro asesor, diciéndole que me de otra oportunidad y no me dé de baja. En un tiempo, me llenaba de orgullo porque eso demostraba mis convicciones de no arrepentirme de lo que hacía y siempre tener la vista al frente (ya que, para que quede guardado, yo no dije nada ante la amenaza). Ahora, lo recuerdo con cariño por como mis amigos saltaron a defenderme, y es genial porque bueno, eso es lo que hacen los amigos.

Al pensar en mi bachillerato, igual hay buenas historias, malas historias, cuentos de amor y de redención y más cosas así. Aun así, lo primero que me viene a la mente al pensar en el bachillerato es esto:

Estar en el viejo volare de mi amigo Arturo. Yo sentado adelante, y Berman, Emmanuele y Humberto en el asiento trasero. Tal vez platicando, tal vez yendo a algún lugar, tal vez discutiendo o incluso piropeando muchachitas que vemos pasar. La mayor parte de esos días, los pase al lado de esos palurdos (y un par de ausentes). Eran días geniales, porque experimente muchísimas cosas, no siempre con mis amigos, pero, ellos siempre estuvieron a mi lado… hasta la fecha.

Cuando miro al pasado, uno más cercano, y pienso en la carrera, además de recordar los días de llegar a dormir, las intensas clases de estadística y a algunos compañeros y compañeras, esto es lo que me viene a la mente primero que nada:

Caminábamos sobre insurgentes. Nos invito una amiga a la fiesta de otra amiga. El edificio parecía abandonado y del asco. Iríamos probablemente en 4to semestre y a la fiesta fuimos los mismos gañanes de siempre: paco, cuco, miguel, jorge y beto. Obviamente había más personajes, pero esos eran para mí los principales. Recuerdo haber bebido de todo, salir borracho, que en esta fiestecilla se dio el misterioso caso de la glorieta de insurgentes…y más cosas así. Fue una noche memorable y legendaria sin duda alguna.

Ahora bien, cuando pienso en mis padres, vienen a mi mente muchas cosas, a diferencia de las personas anteriores que son muy simbólicas en mi vida, mis padres representan mucho en mi vida y desarrollo. Al pensar en mi mamá recuerdo como ella siempre está dispuesta a protegerme, lo que habla de su amor materno y me enorgullece saber que es una mujer muy lista y dedicada. Al pensar en mi papá pienso en la mayor lección que me ha dado, que es siempre tener sentido del humor. También, el detalle más importante es que el me dio el mejor regalo de todos, amar la lectura.

Esos son algunos de mis recuerdos más valiosos, hasta ahora.

¡Ñom ñom ñom!

El vigésimo tercero de treinta días: El beso más importante de tu vida.


¡Ñom ñom ñom!


Hace n tiempo hablaba del beso más importante de mi vida, hoy también hablare del beso más importante de mi vida, solo que es distinto.

A caray ¿Cómo dices que dijiste?

Bueno básicamente es evidente, en parte. El asunto con este día, es que el suceso del beso más importante está atado al contexto. Hace un año tenia novia, y un beso con ella fue lo más importante de mis días. Hoy, en plenitud de soltería, el beso más importante corresponde a otra persona.

En fin, la cosa es como es y ya.

El caso es que un día, estaba jugando con mi hermanita. Estábamos jugando a cualquier cosa, a escondernos, a chocarlas y ese tipo de juegos que haces con una niña de 2 años, tú siendo una bestia de 23 años. Entonces, me retire a mi cuarto e hice la charada típica de “mandar un beso”.

Eso marco el principio de uno, de muchos juegos que hay entre nosotros.

En fin, en esa ocasión le explique que tenía que cacharlo, y ya que lo pescaba, tenía que ponérselo en la mejilla. Ella hizo caso omiso de mi aviso y se lo guardo en su bolsita del pantalón. Le pregunte que porque se lo guardaba y me dijo que era para al rato. No pude hacer nada sino reírme.

Al paso de los días, la dinámica variaba muy poco. Yo le mandaba un beso y ella lo agarraba y se lo ponía en el cachete o lo guardaba. Luego se le ocurrió tirarlo, lo agarraba y lo aventaba al piso. Eso también me daba (y da) mucha risa.

Entonces un día, entre la costumbre y lo cotidiano del juego. La broma esperada no llego, ni se fue al piso el beso, ni a la mejilla, ni al bolsillo. Mi hermanita abrió la boca e hizo como si masticara algo. Obviamente, dijo que se comió el beso. Ese es de todos mi favorito, no diría que es de genios o algo así, pero se me hizo algo muy creativo y la verdad me divirtió mucho.

Y ya, básicamente, esos son los besos más importantes, los que jamás he dado. Porque son divertidos, porque serán bonitos recuerdos, porque son buenos momentos y porque es mi hermana y la quiero.

Una pequeña anecdota que termino siendo algo cotidiano, pero a la vez, maravilloso en mi día a día.

lunes, 23 de abril de 2012

Hasta el momento.

El vigésimo segundo de treinta días: Lo que más te hizo llorar.


Hasta el momento.


Hace un tiempo hablaba de lo que más me hizo llorar, que es justamente lo mismo que atañe a este día, y seguramente al del año siguiente.

La muerte de mi amigo Cuco, las circunstancias en las que se dio su muerte y las consecuencias de este tragedia, que atañen justamente a lo que más me ha hecho llorar, porque al final de cuentas yo viví para contarla, para llorarla.

No hay mucho que decir, aquí las palabras bonitas, la elegancia de las letras y el poder del método palidecen ante las sensaciones y los sentimientos que invaden el alma. Es tan simple que es difícil de creer y de escribir.

Precisamente esa es la sencillez del dolor justamente radica en eso, en su simpleza. No se describe, no se explica y no se entiende muchas veces, solo se siente, se sufre y te quema por dentro.

Ya lo he dicho, pero creo que no pesa repetirse. Esto es básicamente por lo único, que recuerdo, que he llorado, berreado, maldecido y que me ha vuelto loco. Debo recalcar que si en ese momento no hubiese contado con el apoyo de mi ex- pareja, hubiese sido insufrible, ya que en si, solo fue difícil y cabrón.

Es un recuerdo, no diría desagradable o incomodo, sino triste y doloroso. No es que siempre que piense en ello sufra y chilla, como he dicho antes, el dolor es eventual. El problema radica en que es algo que me molesta no solo por ser algo doloroso, sino porque es el recordatorio constante de que no estuve a la altura de mis expectativas. Como he dicho antes, si alguien juzga con fiereza mi comportamiento, sin duda será la sociedad, pero antes de ellos, lo hago yo.

La única lección, en síntesis que saco de estas memorias funestas, consiste en tener bien presente que el dolor, físico y emocional, puede dejarte una marca o cicatriz, pero, jamás dura para siempre y menos si tú no se lo permites.

No creo que sea necesario explicar que es lo que sentí, básicamente todos hemos sufrido alguna vez algo que era insoportable o que creímos que jamás pasaría. Pues bueno, de eso se trata este sentimiento del que hablo aquí.

Por cierto, el mejor o peor consuelo, para estas situaciones duras se resume en esta frase que le dijo Homero a Bart en la película de los simpsons:
"Es el peor ridículo que he hecho"
"Bueno, realmente es el peor ridículo que has hecho hasta el momento".


En pocas palabras, aun queda camino para recorrer.

Así que tratemos de ser fuertes. Lloremos nuestras pérdidas, guardemos luto a nuestros caídos, desgarremos la ropa por impotencia, pero, no olvidemos, que a diario sale el sol y el mundo gira… con o sin nosotros.

Esto no es tan dificil como parece, reitero, el dolor es temporal, pero lo importante no es que sea eterno o fugaz, sino la lección que aprendemos de estas experiencias y de nosotros mismos. Eso creo, por lo menos, y es de corazón. Y no sean quisquillosos, tal vez el dialogo de los simpsons no esta escrito tal cual, pero lo que cuenta es la esencia y la intencion.

El horror.

El vigésimo primero de treinta días: Esa persona o cosa que no querrías ser.


El Horror.


Hace un tiempo hablaba de tipos de persona que no me gustaría ser. De gente nefasta que tiene cierto tipo de defectos que por si no fueran suficientes, son repulsivos y duplican lo horrible y desagradable que es estar al lado de estar personas.

Hoy lo peor que me podría pasar, o eso pienso yo, son las siguientes cosas, digamos que esto es una especie de extraña continuación de lo que se hacía hace un año, en fin, abróchate el cinturón y asegúrate de ir a cagar antes de subirte a esta montaña rusa de: El tipo de gente que no me gustaría ser.

Una marioneta. Este es el punto que define todo lo que vendrá más abajo. No me complicare en insinuar lavados de mente, que me obliguen a hacer cosas o una burla de un juego de ingenios o de poderes políticos. La cosa es simple, me da miedo terminar cumpliendo expectativas que no son mías, pero que de repente dejen a gusto a todos. Por ejemplo yo no quiero ser rico partiéndome el lomo en jornadas de esas de trabajar dos días y descansar uno, no mi querido señor. Aunque tuviera todo el dinero del mundo y seguro la bendición de los que me aman, eso no me haría feliz. Básicamente, no me gustaría perder del horizonte mis propias expectativas.

Un mediocre. Esto puede aplicar a alguien "realizado" o un inútil. La cosa es simple, ser mediocre implica ser conformista básicamente. Me da pereza imaginar que podría ser uno de esos sujetos que aceptan el trabajo mejor pagado, a costa de volverse inhumanos o los típicos perdedores que no dan uno y hasta los caga un perro y solo pueden decir "me lo merezco". No hay que olvidar jamás, que los extremos son malos.

Un insaciable. No quiero siempre estar en la búsqueda incansable de "tener todo el –inserta algo aquí". Es simple, si siempre quieres más, la neta jamás valoras y aprecias lo que tienes a tu mano. Esas son chingaderas, además pa' ser honesto, esa gente me caga tanto que si no tuviera un gramo de tolerancia en mi ser… le metería todas sus cosas por el culo.

Un revolucionario de palabra. De entrada ni me gustaría ser un revolucionario, esos normalmente o los matan o los encierran y hacen que se cambien de bando, sexual y de ideología. Como sea, a lo que me refiero acá es que me partiría la madre ser una de esas personas que apoya todas las causas justas, que pide a gritos un cambio, pero que nada más habla y opina pero no hace ni madres. Esos me caen mal, todavía fueras un genuino pensador, pero copiar y pegar opiniones en la red o repetirlas como perico no te hace nada especial.

Un solitario. Eso no me molesta, me da un chinguero de miedo. No me refiero a vivir solo, sino a quedarme sin todos mis seres queridos. Sé que relativamente es imposible, pero, la vida normalmente quiebra todas nuestras expectativas hasta donde recuerdo. Para bien y para mal.

Un idiota. Esto ya lo he sido y lo soy muchas veces, no me gusta, me caga ser así. Me molesta ser tonto y herir a la gente que me hizo bien. No hay nada peor que un ingrato ciego, al menos para mí.

Un mentiroso. Este es sencillito. Mentir va totalmente en contra de mí. No porque sea un santo o porque me quiera ganar el cielo, lo que pasa es que es más sano para mi gusto. Si no miento, no tengo que andar ocultando o inventando más detalles y mentiras. Si soy transparente, no hay secretos para chantajearme. Es parte de mi filosofía de una vida simple.

Un materialista. Últimamente lo he pensado y hace que me hierva la sangre nada más de imaginarme así, o peor, me da miedo verme reducido a una persona de este estilo. Lo material está bien, tiene su valor y para tragar hay que trabajar y ganar dinero, ok. Lo que se me hace inaceptable, es pensar que solo el dinero importa, si es así ¿Cuál sería tu límite y moral para ganarlo?

Ser un extremista. Esto es más que nada, parte de mi manera de trabajar en mi tolerancia y apertura a toda la gente y demás, pero, lo principal es otra idea en sí. El fundamento de esta idea, radica en que los extremos son malos y yo, de un modo u otro, quisiera estar en un punto medio.

Eso es todo por hoy, en realidad supongo que podría escribir sobre más cosas, pero honestamente, todo seria más de lo mismo o variables/derivados de las ideas de acá arriba, así que me evito la fatiga de escribirlo y a ti lector la hueva de leerlo.

Y creo que lo más importante, no solo se trata de cosas que no quisiera ser porque las odie y ya. No quisiera ser así, porque siento que eso es una existencia vacía, que la vida llevándola de ese modo, no tiene caso vivir.

Pero ante todo, el detalle es que me da miedo convertirme en algo que desprecio, y de paso ser un ser vacio y hueco. Eso sería como un doble patadón a la cara…eso no me permitiría estar en paz, eso, y solo eso probablemente, me partiría el alma.

Bueno, esto habla de las cosas que más desprecio de otras personas, y al mismo tiempo, de lo que temo llegar a ser

Constante.

El vigésimo de treinta días: El día más extraño de tu vida.


Constante.


Hace un tiempo hablaba de un encuentro acordado con una de mis antiguas parejas y de cómo ella, aparentemente, seguía interesada en mi.

Hoy no sabría decir cuál ha sido el día más raro de todos. Independientemente de que tal vez si tenga material para elegir y demás, creo que el mayor problema radica en que no sabría distinguir qué día merece el premio.

En primera, de mis últimos días todos han ido de uno u otro modo similares. Básicamente no ha habido sucesos que realmente me hagan decir “A carajo, esto está bien pinche raro” o me saca los pedos de las impresiones tan fuertes que en mi genera. Si he tenido momentos raros, incómodos o detalles así, pero íntegramente un solo día que parezca dirigido por algún maestro del terror… jamás.

En segundo mi vida es últimamente una rutina tranquila de la vida de un joven que no tiene ni oficio ni beneficio. Mi vida no se ha puesto en ese plan espectacular de tener algo de fantasía urbana, es más, ni siquiera un toque de realismo mágico que rompa con la monotonía y lo establecido. Estos últimos días constantes y serializados en mi vida, de cierto modo me hacen olvidar los días locos o espectacularmente bizarros.

Por un lado está bien. No quisiera que mi vida fuera apasionante por ser un refrito barato de la dimensión desconocida o una de esas series de culto de lo peculiar y singular.

El mayor problema es que no hay días raros ya. Realmente, no en ese sentido estricto de algo que te saque de la jugada y te deje con cara extrañada, similar a la que uno hace cuando no alcanza a comprender que pasa. Esos días no vienen ya por aquí. Y está bien, digo, no quiero esos días “raros”, que hoy la gente confunde.

Y es que en estos días, la gente cree que raro es sinónimo de especial, de único, de inigualable, de colección, de exquisito y demás. Cuando raro realmente es una cosa difícil de creer, inaudita a los sentidos, inverosímil al explicar, y que normalmente más que una connotación de exquisito significa insólito.

Ese tipo de días, insólitos, inauditos, ya no llegan a su servidor, al menos no esos tan especiales.

Tal vez, viéndolo desde otra perspectivita, para la mayoría de la gente todos mis días del último año son anormales porque no hago nada, no estudio y no trabajo, eso es raro en la sociedad, medianamente. Finalmente, ya existe ese término rascuache de “nini” para calificar a la gente en condiciones similares a las mías. Palabrita que odio particularmente, suena como cómica, como que “muy ingeniosa” y se me hace bien pendeja, si no haces nada eres un inútil, un huevón, no un “nini”… pero bueno, no se trata de discutir el ingenio de la gente… hoy no.

Supongo que el jaque de todo esto, es que a su modo, todos deben vivir días raros y tener sus momentos que te sorprendan.

Tal vez es ponerle demasiadas trabas a mis días. Tal vez todos mis días son tan peculiares y maravillosos que ya no distingo y pienso que son normales. A lo mejor me acostumbre tanto a la irrealidad de mi realidad que ya es algo cotidiano en vez de extraordinario. Supongo que simplemente, ya no me fijo tanto en los detalles. Probablemente mi vida ya es tan tranquila y sencilla que se estableció y ahora más que vivir día a día, vivo en el trance de una vida sencilla.

Ojala.

En fin, para que esto no sea un divagar constante y sonante de su servidor, podría decir que los días más raros para mí han sido cuando ocurren fenómenos naturales, aquí o en otras latitudes. ¿Qué raro? Pues sí, lo es. Porque el hecho de enterarme o experimentar estos sucesos me hace sentir intranquilo y hace que mis días giren un poco y se vuelvan distintos, incluso nace en mi la reflexión de que será la vida y a donde vamos e incluso a donde voy.

Esos si son días raros…

jueves, 19 de abril de 2012

No es lo mismo...

El diecinueveavo de treinta días: Lo que te causa más temor.



No es lo mismo.



Hace un tiempo hablaba de que el problema conmigo es que le temo a muchas cosas. Básicamente podríamos decir que soy una persona que la palabra cobarde podría definir. Es lo típico, no me avergüenzo pero tampoco me molesta.

Independientemente de todo el ser cobarde puede ser bajo, pero tiene sus maneras de sublimarse, de volver hasta a un cobarde alguien de respeto. Por otro lado, la gente siempre piensa que la cobardía va de la mano con el ser mezquino y despreciable. Nada que ver.

Déjame plantearlo así lector y amigo constante. Yo puedo tener miedo, tal vez me dejo paralizar o no me permito intentar nada nuevo por miedo, por temor, por cobarde y esas cosas. Pero ahí se acaba en teoría el show, nadie tendría porque salir herido o huir despavorido de lo que yo hago.

En cambio las personas que son mezquinas y desgraciadas, dirán que hacen las cosas por miedo o tonterías así, pero, al final de cuentas lo que les mueve a actuar es el sacar partido a lo que hacen, a que ellos salgan beneficiados y nada más. Buscan de una manera innombrable la simpatía hacia ellos, aun cuando han sido despreciables.

No es lo mismo mis amigos, el tener miedo y actuar como idiota.

Yo muchas veces tengo miedo, pero procuro no arrastrar a nadie conmigo al abismo. El que tema no justifica que actué de manera mezquina o me justifique diciendo que me dio miedito y por eso fui cruel. No, eso simplemente no es válido.

Además, lo sublime de la cobardía donde radica. Es muy simple, es una verdad sutil. La fuerza del cobarde reside en que, tarde o temprano, afrontaras tus miedos, les plantaras frente y lucharas contra ellos. Y eso, es lo que hace la gente que llamamos valiente.

En cambio, uno de esos tipos que usan la cobardía de pretexto, por el contrario, lo que hacen es rebajarse, decir que actuaron por “X” medida cuando bien pudieron tomar el camino difícil, pero no, es más fácil cagarla y pedir perdón que tener pantalones y recoger tus sobras al final de la pelea.

No es lo mismo ser un cobarde que puede convertirse en una persona valiente, que ser un mezquino que puede volverse hijo de puta.


Bueno, aqui fui muy directo con lo que poienso. Pero, mas importante que eso, es una manera en como veo el fluir natural de esos "estados" o maneras de ser.

Ah y desde luego, obviamente me da más temor ser una persona mezquina, que un cobarde.

Dignus.

El dieciochoavo de treinta días: La persona que te gustaría ser.



Dignus.



Hace un tiempo hablaba de mi infancia y mis expectativas para con la vida y el mundo, pero lo más importante, para conmigo y las cosas que hago, en sí, lo que añoro ser como persona.

Las expectativas, algunas cambian y otras simplemente se adaptan. Poco a poco algunas de mis metas cambian de forma, se hacen más claras o adquieren otros objetivos, aparte del principal. Pero no hay muchos cambios en la esencia.

Unos días atrás una amiga mía, entrada medianamente en esto de las elecciones y sus candidatos, decía que en unos instantes, llevaría a cabo su primer soborno. Una anécdota más que me hizo pensar que cuando queremos, nos pasamos a los demás por el culo, y lo más importante, que tan fácil es darle la espalda a lo que “creemos”.

Yo quisiera ser muchas cosas. No de objetos o ser diversas personas, sino en sí, yo ser una gran persona. Como decía anteriormente, mi sueño es ser más valiente, un hombre más entregado, más estudioso, más trabajador, en fin, muchísimas cosas más. No tanto para ser el hombre ideal de alguien o ser un hombretón, sino más que nada, ser el hombre que me gustaría ser. Volverme el ser humano perfecto, para mí.

Entonces mi amiga y su publicación de cara-libro, me recordaron que yo también he llegado a hacer eso, no tan seguido, pero tal vez de peores modos. Es difícil saberlo porque es algo duro hacer memoria de todas las veces que la he cagado, porque han sido muchas, no crea usted que por dolor o vergüenza. El caso es que yo también le he dado la espalda a lo que creo y de paso, me lleve de corbata a algunas personas y sus sueños con mi codicia.

Lo más importante en este asunto, no es quien quiero ser, que quiero hacer o esos asuntos. Lo importante es todavía ir más a fondo, a lo medular del asunto, a la parte central. El dilema que nos atañe, no es lo que me gustaría ser, es más simple, se trata de las razones por las que quiero ser todo lo anterior.

Y aun yendo más al fondo de estas ondas de lo fundamental, creo que más importante que una razón seria el saber que hay debajo de esa razón, que es lo que me motivaría o movería a tener esa razón, que haría un esfuerzo en mi persona para llegar a ser lo que quiero ser.

No sé es como hacerse bolas solo. Seguramente mi mente está hecha un nudo (como en las caricaturas) de tantas mamadas que estoy pensando, y que, deberían darme gracias que no externo ni en letras ni palabras.

Tengo una razón para querer hacer todo esto. No es tanto que quiera ser perfecto o ganarme las puertas del cielo o ser el iluminado o un ídolo de las masas. La cuestión es más bien algo simple y tal vez hasta burda.

Quiero ser digno.

Y todo lo que conlleva el ser una persona que pueda ser calificada usando esa palabra. Todo lo que conlleva es bastante. Quiero estar más allá de “solo ser digno por ser un ser humano”, ir más lejos que ser digno porque tengo “derecho a serlo” y esas cosas. Quiero ganarme esa dignidad, no nada más conformarme con tener por derechos humanos o por la divinidad que me confiere el ser una persona.

Quiero ir más allá.

Eso es lo que me hace plantearme todas las metas que dije hace un tiempo, es la razón que me hace tener todas las otras razones.

¿Qué que quiero ser? Busco ser una persona digna de respeto, de admiración, de la amistad de mis amigos, del cariño de mi familia, de la pareja que tenga a mi lado, de ser escuchado por mis ideas y mis propuestas, de ser temido por el que trate de pasarse de listo, de ser llamado hombre por mis propios meritos y no meramente una cuestión de género y más.

Busco ser digno de vivir mis sueños, de cumplir mis metas y de vivir como yo quiero.

No es nada del otro mundo, tal vez si sea un sueño porque no añoro lo de siempre. No quiero ser una persona poderosa, no quiero ser un tipejo sabio, no quiero ser uno de esos gandules que tienen dinero hasta pa sonarse los mocos, no quiero ser alguno de esos vanos hombres famosos y respetados por el mundo entero. No quiero nada de lo que normalmente quieren todos.

Y eso creo que es porque soy raro, en el sentido estricto de la palabra.

Yo busco tener lo necesario y unos lujos más para ser feliz, busco que si tendré respeto, sea el de mi familia y los que me rodean, que si mi fama trasciende sea por mi merito y esfuerzo mas no por escándalo o años de meditación, quiero que el mayor poder que tenga sea únicamente el poder de mi palabra, de mis actos y de los que me aprecian.

Ese es el tipo de persona que algún día quiero ser. Esas son las razones detrás de las metas.

Esa es, la verdadera esencia detrás de todo esto.

Dignus es una palabra en latin que significa "Valioso". Eso quiero ser, una persona valiosa, pero, bajo mis terminos

miércoles, 18 de abril de 2012

¿Nunca te detienes?

El diecisieteavo de treinta días: Alguien de tu niñez.



¿Nunca te detienes?



Hace un tiempo hablaba en este día de la mitad siniestra de mi infancia, un yo tan negativo y triste que hacía que lo blanco pareciera negro y lo negro penumbra. Gracias a él nació el yo, digámosle positivo que todos amamos hoy día, o al menos eso espero.

Es en estos momentos que recordé a una persona molesta de mi infancia, por llamarle de algún modo.

Ese típico amigo que tenemos todos que jamás le va bien en la vida. Pareciera uno de esos personajes de tele tontos que siempre les sale mal todo. Si salió a caminar estrenando papos, pisa cagada. Se sube a la montaña rusa y se vomita y se anda ahogando con su mugre. Si tiene pareja, es por una apuesta… y que perdió su “pareja”. Una de esas personas que básicamente nacieron con mala estrella.

O eso es lo que creen.

Porque normalmente esta gente ve que por cada “problema” o “situación difícil” tiene cinco cosas regaladas o ganadas para augurarle el éxito. Es la clásica persona que se quejaría de que a nadie le importa, teniendo una familia amorosa, amigos entregados a su persona y una pareja que le cumple todos sus caprichos y le ama.

Hay gente que por más que le escupan en la cara lo maravillosa y genial que es su vida, simplemente no puede parar de mirar y mirar el punto negro en una pared blanca.

Hay personas que lo único que quieren es un abrazo y que les digas que todo está bien. Lástima que no sean mi tipo de personas. Tolero muchas cosas, hasta a los quejumbrosos, pero es simple, si cada que te veo te quejas, pus ya, la neta a la larga no merece la pena ya saber de ti.

Por eso cada que pienso en estas personas, recuerdo una frase del maestro de vida Sabines que dice “Cuando tengas ganas de morirte, no alborotes tanto. Muérete y ya”. No pienso que sea cruel o falta de empatía, al contrario, creo que es una manera real de ayudar a la gente, o en el peor de los casos, darle una sugerencia de que hacer con su vida.

Como sea, la parte triste no es que tuviera una amiga o amigo, la parte triste no es que yo tenga un amigo o amigo así, y la parte triste no es que sin duda tendré o seguiré teniendo relación con personas así el resto de mi vida.

Lo triste es que de pequeño, varias veces yo me comportaba así.

Creo que lo único que me ha hecho desarrollar la cualidad y atributo de tener paciencia, es haber pasado por ese lodazal.

Por suerte, he salido de ahí, al menos un 90% de las veces y del tiempo.

lunes, 16 de abril de 2012

Y de la tempestad...

El dieciseisavo de treinta días: Lo que te da más orgullo.



Y de la tempestad…



Hace un tiempo hablaba de algo que me da orgullo, le llame egocéntricamente obra y me refería a mi persona y todos sus recovecos y complejidades filosóficas.

La tarea del día de hoy es más simple, se tratara únicamente de hablar del alumbramiento de algo que no se a do camina o va.

Es curioso. Siento que es como si fuera por el mundo haciendo nada, que la vida pasara y todo fuera de algún modo lo mismo y nada más. No es queja, es de hecho, como siento a veces (ayer, hoy y supongo que mañana también) que el tiempo anda a nuestro alrededor, o más bien, el como lo percibo.

La gente creerá que es porque no te planteas metas, que porque no trabajas, que porque eres un estudiante ayer, un vago hoy… y mañana siendo profesionista será igual. La gente cree que la vida ajena suele ser vacía si carece de una labor, yo creo que la vida es sinsabor si no tiene una razón de ser más allá del deber.

Por ejemplo, no importa si estudias o trabajas y crees que realizas tus sueños, yo pienso que en justa medida el sector útil eso hace: despierta, trabaja/estudia, gasta el tiempo, va y duerme y otra vez. El sector inútil es igual: despierta, pierde su tiempo o malgasta el ajeno, duerme. No le veo que hace tan especial uno u otro de los lados de la moneda.

Hay gente por otro lado, que siguió sus sueños, y aunque la vida sea dura, y a veces el dinero escasea o el estilo de vida pende de un hilo, al menos los siento más vivos y menos rutinarios. No sé, es solo un punto de vista.

Luego, estoy yo. No por ser complejo o porque merezca un lugar especial en la clasificación, sino por el hecho de que siento que estoy con un pie puesto en el sector inútil y otro en el soñador. Y claro, no hare una clasificación independiente solo para meterme en ella y ser “único”, soy raro, pero hacer algo así me parece una grosería.

Soy una de esas personas que no sabe que pedo de su vida. Ya deje la adolescencia, no hablo de no saber a dónde encaminar mis pasos, hablo de que a veces simplemente no se que quiero o porque algo me despierta total interés y otras veces no me siento ni siquiera tocado por la magia de algún suceso o proceso.

Precisamente, cuando digo que soy raro a eso me refiero. Y me gusta. No tengo pies ni cabeza para algunas personas, tal vez estoy atrapado en un ciclo de no hacer nada y en una esfera de ser más trivial que realista o filosóficamente integro, no lo sé, pero eso es lo que hace mágico que amé como soy.

Porque soy una especie de desmadre.

Hay estructuras de mi ser, de mi mente y de mi físico que ya están más que solidas y que si hablamos de cambiarlas, lo que se haría serian reformas o mejoras, pero no un cambio real de lo que ya está hecho. Y hay otras partes de mi, más flexibles, que se tratan de adaptar, que cambian que se moldean o se rompen para renovarse. Insisto, soy raro y soy un desmadre.

Y eso me gusta, es sabroso no ser algo tan rígido, pero tampoco ser agua que fluye y huye.

Me enorgullece ser lo que soy, una especie de perturbación en lo establecido. No me siento revolucionario, incomprendido o un genio. No señor, me siento como una o persona extraña, diferente y nada más, ni mejor ni peor, solo distinto.

Siento que en el orden, yo soy un pequeño caos, el desmadre que hace replantear que hay que hacer o como ser. Esa excepción a la regla. Soy la pequeña tormenta en un vaso de agua.

Eso me enorgullece, porque sé que algún día, la tormenta se acaba, deja todo revuelto, pero los objetivos claros. Lo que debe permanecer la tormenta no lo destruye, pero lo que no sirve la tormenta se lo traga o lo desaparece. La tormenta es sinónimo de demolición y a su vez de renovación.

Porque de la tormenta nace la calma, da paso al orden y a un nuevo horizonte.

No me siento el efecto mariposa ni nada parecido, solo creo que hablo aqui y en los textois en general de estos días, de un renacimiento, metaforico, pues hablo de una vision en cosntante cambio de mi mundo y mi vida. Y bueno, en este día me enorgullezco especialmente de eso, de tener la opción de reinventarme y me enorgulezco de poder darme esos lujos

domingo, 15 de abril de 2012

El peso de la justicia.

El quinceavo de treinta días: Algo que te atormente.



El peso de la justicia.



Hace un tiempo hablaba de que nada me atormenta más que mi conciencia al saber que he cometido errores o herido a personas queridas por mi negligencia, ya fuese en actuar o al hablar.

En esta ocasión, hablare de algo, que me atormenta y que esta algo ligado, le llamo hacer lo correcto.

No se malentienda. Tengo valores y esas cosas, pero eso no implica que esté a favor de todo lo que es correcto y similar, el más claro ejemplo sea dejar de ser un lastre social. Sé que no es correcto, sé que es malo y similares, por eso dejare de hacerlo… casualmente es como una despedida a la vagancia este día. Como sea, hay cosas que sabemos que hay que hacer y eso pesa.

Eso me atormenta. Las decisiones que usualmente tomo son en pos de un bien mayor, ese es el pedo, en vez de pensar a corto plazo y mi felicidad, pienso en lo que sería mejor para todos.

Y no se confunda lector. No me creo un santo o alguien intachable, por el contrario, soy un tipo egoísta usualmente y de lo peor, pero, a pesar de todos mis errores y debilidades, se que por encima de todo debe estar la justicia, el hacer lo correcto y es así que procuro hacerlo.

Insisto no soy perfecto. Puedo ser tan genial o despreciable como todos los seres humanos.

Pero me siento bien a pesar de ello.

Ya lo dije antes, la duda y el dolor son eventuales, no son eternos. Si, puede que sufra por haber reconocido que de verdad yo hice tal fechoría o por haber tenido que ceder mis deseos en pro de una causa mejor, si es normal. Es desagradable no satisfacerme, muy molesto.

Después de la tormenta, lo que me reconforta, y hace que deje de atormentarme, es que mi conciencia se siente tranquila. Nada debo, así que nada temo. Costo 5 minutos de placer el día de ayer no haberme cogido a esa amiga borracha, pero hoy me hace sentir mejor conmigo mismo por haber hecho lo correcto. Por ejemplo, claro está.

Así funciono yo. Hasta ahora me ha servido y he ido depurando y aumentando o quitando limites y reglas, pero en esencia me mantengo en las mismas.

Todo se lo debo a mi educación, a las lecturas que he tenido y a la vida que he llevado, pero en gran medida a mi carácter, por llamarle de algún modo y a la toma de decisiones.

Esto tómenlo como una confesión, porque es lo más sincero que he sido en todo sentido. No porque revele un secreto o hable de mis más profundas emociones, sino porque hablo de un código moral por el que usualmente me rijo y actuó.

Finalmente, por ahí me decían que el tratar de ser justo es muy difícil. Si eres bueno, solo debes hacer lo que se espera de ti, y ya. Es como magia. El ser justo implica hacer a veces, algo que nadie espera o que nadie más se atreve a hacer.
Oh sí, eso es lo que más me atormenta, el peso de tratar (a base de aciertos y errores) de ser una persona justa.


Bueno, ya habia hablado antes de lo que me atormenta de mis actos, esto es como la otra cara de la moneda, creo.

Es una promesa.

El catorceavo de treinta días: Alguien desconocido para ti y que, probablemente, nunca vayas a conocer.



Es una promesa.



Hace un tiempo escribí de algo que ni a mí me importa, pero, así es, pero, alguien más escribió sobre un amigo suyo que ya no tenia rastas. Porque si que lo leí, y me sentí halagado y me emocione, y como colegiala no supe que hacer. Si, hasta yo, un hombre (al menos de nacimiento y género), palidezco cuando alguien habla bonito de mí.

Las cosas cambian, la gente también y sin duda la vida es otra y el medio se deteriora o se transforma. Sin importar eso, hay cosas, que se mantienen, nos guste o no. Hay algo más allá de lo que vemos, que escapa de la vista. Ese algo es lo esencial de las cosas, su punto medular, lo que hace que ese algo, sea lo que es.

Todas las cosas lo tienen, todos lo tenemos, todos los animales y me juego el pellejo a que esto debe ser algo así como algún principio de alguna ciencia, que, desde luego, no conozco y no investigare ahorita.

Lo esencial en este caso, del asunto central que quiero hablar es de la amistad. La amistad no me detendrá definirla. Primero que nada porque no podría alcanzar a definirla (ni quiero, es tan extenso que me da pereza) en su magnitud total. Lo segundo es que lo bonito de la amistad, es que si es una amistad de las buenas, de esas chidas o chipocludas, con química, física, sistema decimal y esos desmadres, es algo simplemente genial.

Hoy hablare de una persona que me honra con considerarme su amigo e incluso, alguien, digamos más trascendente que un papalote. Y yo a su vez, la considero mi amiga, una de las mejores incluso (y tú chico popular ahórrate tus comentarios sobre lo “lame” que es tener amigos a la distancia antes de que te lastime). Y lo digo de corazón. Como un dato interesante, cuando me relaciono con alguien intrascendente le llamo por su nombre, sobre todo si es mujer (porque para los hombres uso el genérico wey), para evitar esa familiaridad… si ya se que soy raro, gracias por remarcar lo evidente. Cuando digo que alguien es mi amigo, o le pongo un sobrenombre o lo que quieras, créelo, es enserio.

La persona de la que hablo es una chica de 18 años, que a su modo sigue sus sueños, que tiene unos gustos locuaces (lo que aumenta su genialidad) y su “rating es awesome”. A huevo señores.

Normalmente tenemos fluidas y divertidas conversaciones, no siempre, digo a veces falla, digo, todo falla en la vida… hasta el corazón y por eso se quiebra la gente… pero cuando nos ponemos serios, que suele ser más mi caso, siempre se da su tiempo para leerme, de cierto modo me aconseja o da un punto de vista que, lo creas o no, me hace replantearme las cosas, aparte de que le pone un gran sentido del humor a estas cosas y hace que incluso confesar el peor crimen, sea algo tan llevadero como comer galletas o tacos. Así de genial es este asunto.

Algo que me agrada de ella en general, es que, como en las películas/animes/comics/memin pinguin todavía no ha desarrollado todo su potencial y eso también es chido. Porque muchas veces, a pesar de que hay una lucha en su interior se da tiempo para hacer otras cosas y ver la vida con humor. Es una chica simplemente excepcional la verdad.
Por si no fuera suficiente, es una persona que busca superarse, se que tal vez no es tan genial por que “todos aspiramos a eso” (si… todos), pero, lo maravilloso es que es bajo sus propios términos y hacia las metas que ella se propone y no que alguien le dice o impone. Además va creciendo su talento a la par que su persona… ¿Sabes porque me maravilla esto? Porque siento que es como ver nacer algo nuevo y genial. Como si estuvieras presente en un momento cumbre de la historia del mundo, y no exagero, porque así me siento a veces.

No se trata de esos típicos adolecentes tan mainstream que se la pasan quejándose de todo, tratando de ser lo menos genéricos posibles o que tienen sus problemas existenciales de persona suicida-depresiva. Si, tiene sus altibajos y a veces no se da cuenta de lo maravillosa que es, de lo genial que es, de lo agradable que es y desde luego, de la gran persona que ella es por tan solo ser ella misma.

Normalmente de mis amigos admiro ciertas cualidades, talentos naturales, virtudes o características que los hacen geniales. Ella no es la excepción, hay una cosa que admiro de ella y espero que… bueno, ya estoy algo grande, pero cuando sea un poquitín más grande, pueda ser igual a ella.

Es muy simple, esto es una constante en ella desde que la conozco. También lo es en mí, pero yo carezco de algo que si veo en ella. ¿Listo para descubrirlo? Ahí va…

Ambos, a nuestro modo, tenemos el deseo de ser mejores personas. No solo en ser los nuevos portadores de un menaje de paz o el mesías y elegido que cambiara el destino del mundo, no señor, se trata de ser mejor personas y nada más. De algo tan sencillo como relacionarse mejor con los demás, de tener mejor don de palabra y esas cosas tan simples que hacen de la vida algo maravilloso.

La diferencia es que ella tiene la voluntad que yo no fomento. Eso es lo que admiro de ella. Eso es lo que me hace no solo sentir admiración por su tenacidad, sino que, le respeto por ello.

Lo sé, uno no espera leer esas cosas y menos de mí, pero bueno, a veces me pasa que me vuelvo serio y rindo honor a la gente.

Como sea, este día, del desafío, no del mes, es especial.

Yo soy pésimo haciendo promesas, porque normalmente las cago y no las cumplo. No es una constante, pero si ha pasado un 70% de las veces, pero venga, hay un porcentaje a favor y por ese me voy a jugar la piel.

Prometo que cuando sea un hombre con trabajo y esas cosas (diría prometamos, pero honestamente, creo que me toca a mí, por aquello de ser más viejo) hare lo posible por hacer que este día se trague sus palabras. Así de simple y directo, eso hacemos los hombres… o eso me dijo una loca.

Es una promesa. No tengo idea de cómo lo hare, pero lo hare. Y que se jodan las estadísticas y mis malos hábitos.

¿Por qué pregunta usted? Porque eso hace uno por sus amigos. Porque cada que pienso en mi boda (alerta de spoiler de sueños lindos e ideales) pienso que mandare invitaciones a todos mis amigos y que será una fiesta épica… aunque sea en un rancho, lo que hace geniales los eventos es la gente, no el sitio.

Y empezare por mi estimada amiga Kamokat o Betsabe, según sea el caso y la vejez.

Por eso es una promesa.

Y por cierto, quiero aclarar que
“si te seguiré recordando y que no importa que tenga otras cosas importantes que hacer (como trabajar y cuidar a mis hijos), para los amigos, siempre veré el modo de tener tiempo.



No hay nada que agregar, más que unas torpes gracias por tu amistad ^^ y por, aunque no lo creas o parezca, haberme apoyado siempre que lo he necesitado.

viernes, 13 de abril de 2012

Discúlpame, por favor.

El treceavo de treinta días: Alguien que quieras que te perdone.



Discúlpame, por favor.



Hace un tiempo hablaba de pedir perdón, a todas las personas importantes de mi vida. Si achacarme errores de más o levantarme falsos o jugar al mártir. Simples y llanas disculpas por no ser tan genial como debería serlo.

Y no, no es algo egocéntrico hablar de genialidad. Es mi boba manera de insinuar que podría ser una mejor persona de lo que soy, y que no hago tanto el esfuerzo de serlo, como debería.

De este año (tomando en cuenta el tiempo entre un desafío de letras al otro) fui bendecido con bastantes buenas cosas. Desde halagadores y gratificantes comentarios, aventuras memorables y momentos entrañables con mis amigos.

Lástima que hice muchas cosas tontas he indebidas, tal vez en menor cantidad que antes, pero peores en calidad.

Me tengo que disculpar por preocupar a mis amigos, haberme tardado en dar cuenta que puedo ser mal hijo, en ser un familiar a veces distante y perezoso, en ser un amigo de lengua afilada y sin consideración, a juzgar idiotamente o tener ideas erradas sin corroborarlas y finalmente, a no ser el mejor yo que podría ser.

Es muy parecido al escrito de la vez pasada, lo sé. De algún modo, estas son las sombras de mis actos que siempre logran colarse y atormentarme.

Pero he mejorado, está subiendo mi calidad como persona y amigo, y creo que también merezco una pequeña palmada en el hombro, porque ya saben, aun puedo ir por más mis queridos amigos y familiares.

Y eso hare.

Me disculpo por haber fallado a veces y otras haber sido motivo de problemas o de angustias. Lo evitare, no insinuó que se acabo, cambiar toma su tiempo y más para alguien lento como yo, pero ya llegaremos a la cima.

Aun así, gracias por aguantarme, y de verdad, discúlpame por favor, si alguna vez te herí o moleste (si, tú que estás leyendo esto). Trato de ser el mejor yo cada día.


Una disculpa es importante en cualquier relacion. Creo que demuestra no solo que reconoces tu error y que te averguenza haber agraviado a la persona con la que te disculpas, sino que tambien implica que te importa y claro, con suerto esto puede afianzar más el lazo que los une.

Eso creo yo, al menos

Conque no te lo mereces.

El doceavo de treinta días: la persona que más odias o la que más dolor te causo.



Conque no te lo mereces.



Hace un tiempo hablaba de una persona a la que realmente odio y desprecio. Hoy hablare solamente de desprecio. Sé que no es odio (es algo así como un primo lejano de rancho), pero es lo más parecido a esa pasión apasionada que siento hoy en día.

Me harta escuchar o leer que no se merece esto. Que no fue por mi culpa o la tuya, que fue la de ellos. Que ya estamos hartos de tanta podredumbre que hay. Que es necesario un cambio. Que el nos lo va dar, no ella, o tal vez el otro tipejo.

Siendo honesto, mereces estar hundido en la mierda.

“Ay no yo no me busque esto”. Despierta, nadie de la mayoría se lo busco perdedor o perdedora. Y quejarte te ayudara menos, a basta de decir “es culpa de ese, es culpa de aquel”. Dejemos de jugar a “las trais “en este mundo enfermo de adultos. Porque pa’ ponerte pedisimo, irte de putas o hacer cosas que te convienen, claro que tienes voto y convicción y eres un adulto, pero a la hora de la verdad, de ver por un bien común “es pedo de ellos”. Por favor, que despreciable.

“Es que la generación pasada nos heredo esto”. Quejándote no se va ir la mugre. Buscar culpables saciara tu deseo de quitarte algo de peso de encima, pero la responsabilidad de limpiar este cochinero, es ahora nuestra. Al menos yo no quiero que mis hijos y los hijos de mis hijos digan “es que esto es culpa de la generación de mi papá/abuelo, eso es lo que nos heredaron”. No soy tan pocos huevos para permitir eso.

“Es que ese candidato es un pendejo, nos va llevar a la ruina”. Puta madre, no gano el que apoyabas, haces berrinche y dejas que te arrastre. Gracias, de verdad, la gente como tu mejor muerta o que escape a otros países a quejarse de que aquí, nadie hace nada bien…ah y por cierto ¿Tú que has hecho?

“Ay, pues es que solo soy una persona humilde del proletariado”. No te pido que me des empleo. Dime cuando fue la última vez que te interesaste por tu comunidad. Que de verdad ayudaste a los demás. Dime si de verdad has dado buena educación a tus hijos. Si te quejas tanto de la situación del planeta ¿Cómo reciclas tu basura y economizas recursos? Si eres uno más, si no vales nada, entonces no esperes que se tome en cuenta cuando te convenga.

Por favor, edúcame.

“Es que son unos desgraciados. Roban, engañan y abusan de las necesidades de los demás”. Claro, tú no engañas a tu vieja, no haces pendejos a los que contratan tus servicios inflando tus honorarios y por supuesto, no abusas de la necesidad de quien solicita tu servicio. ¿Con que cara puedes venir a quejarte de lo que tú haces? Me queda claro, que la vergüenza la usas para limpiarte el culo.

“Es que hace falta un cambio”. ¿Tú vas a cambiar? No esperes que el país y el mundo cambien de la noche a la mañana. Mejor pon el ejemplo. Carajo, si hablas de un cambio empieza por ti justamente. Muéstrame que puedes hacer lo que tu quieres que hagan lo demás. Empieza siendo un mejor ciudadano, interesándote por otras personas que no seas tú, ayudando a los demás y no fomentando corrupción o maltrato a los demás.

Por favor, enséñame.

“No merecemos esto”. Vamos a ver, si no mereces esto es porque eres bien pinche bueno, pero de verdad, encabronadamente un ciudadano ejemplar. No sé tú, pero francamente, creo que este país, y esta generación y las pasadas, merecen esto. ¿Por qué? Pues es muy simple.

Porque no estás haciendo nada.

Quejarte pero, sin ser propositivo. Tachas de “malo” a un candidato para que el tuyo parezca mejor, eso no lo hace verdad. Señalas errores, pero no pones manos a la obra. Esperas que alguien (el presidente, el candidato, el gobierno, tu jefe, tu vecino o el poli) haga algo para cambiar el mundo, pero tú no haces ni madres. Te quejas de que todo en el gobierno es una mafia, y en vez de actuar para mejorar (ya no digamos tú país o estado, francamente te queda muy grande el saco) tu puta colonia o ya de menos la cuadra en la que vives, prefieres señalar culpables y “sufriendo el martirio de vivir en un mundo así, de injusto”

Chingada madre ¿Sabes qué? Mejor da las gracias (Si, leíste bien) de que no nos va peor. En una sociedad llena de mulas y zoquetes carentes de voluntad, es una bendición que no hayamos roto el fondo del agujero para caer al infierno.

“Lo que hace falta es una revolución”. Por favor, tú qué vas a saber. Hubo un tiempo que la gente lucho por lo que cría. Tenían ciertos objetivos, de alguna manera se adaptaron y se consiguió lograr una parte de esas metas. Nada es perfecto, pero se trata de luchar por un bien mayor. No se va tratara jamás, y remarco mis palabras, de ti nada más. Si no sabes para que, con quien ni por qué pelees, mejor quédate callado y sigue esperando que alguien más te resuelva la vida. Haznos un favor y muere lejos de aquí y en silencio.

“Para que quieren libertad, si no saben ser libres”. Es la verdad. Es la triste verdad.

Eso es lo que me temo, más odio de ti querida sociedad conformista que se da aires de “sabiduría” y finge saber lo que quiere, pero no sabe ni a donde va, o peor, porque va para allá.

Y luego vienes, con tu cara mustia, tus lagrimas falsas y tu coraje ensayado a decir “No me lo merezco”.

“Qué puedo hacer si puedo hacerlo todo y no tengo ganas sino de mirar y mirar”.

Sigue mirando. Sigue hablando. Sigue quejándote y gritando que quieres un cambio, que lo exiges y esperaras sentado. Quédate ahí, es más, púdrete esperando. Sigue aguardando el cambio. Sigue observando. Mientras hay gente trabajando y luchando, tú, mi hermosa y falsa sociedad, sigue esperando y sigue hablando.

Hay algo que desprecio. Esta sociedad conformista que finje exigir un cambio, pero solo habla y habla... sin actuar.

Esto aun no me causa tanto dolor, solo desprecio, pero francamente, no me parece justo heredarle esto a los que vienen detras de nosotros.

Ni aunque te escupiera en la cara (lograrias verlo)

El onceavo de treinta días: Tu amor o enamoramiento.



Ni aunque te escupiera en la cara (lograrías verlo).



Hace un tiempo hablaba de uno de mis peores enamoramientos. El problema de su servidor, es que las cosas que hace en internet u obtiene de allí, no las guarda ni las investiga. Claramente algunos días podrán variar de un año al otro (al menos ahora lo hacen), porque no guarde fuentes ni textos fidedignos… lo sé, nunca aprendo.

En fin. Esta vez hablaremos de mi último enamoramiento. Que esta un 90% superado, porque, oh si compañero de penas y de alegrías, constante amigo lector que sigues y sientes (o te burlas) de mis desaventuras, hace un par de bastantes meses termine mi último enamoramiento.

Antes, hagamos un pequeño breviario introductorio para este día. Lo sé, esta no es manera de narrar, pobres de mis hijos cuando les lea un cuento…

Una chica me gustaba. Normalmente soy muy selectivo con las mujeres, algunos dicen que soy muy mamón, otros que soy gay y uno que otro que no se nada. Yo suelo argumentar que tengo exigencias, y nada más, y claro, al habla esta Don perfecto.

Como sea, hace un tiempo le eche el ojo a una chica de mi carrera que había estado ahí todo el tiempo, pero, que jamás vi. Un día, hablando de ello con una amiga mía que era profesora se vio la manera de sondear el terreno y aventurarme. No lo negare, si usualmente digo que tengo una pizquita de ingenio, los nervios me parten. Ese es el caso para “ligar”. Aun así, me avente al ruedo, porque, carajo, eso hacemos los hombres de verdad.

A mí me gusta escribir historias (Lo sé, este es el momento de confesarlo), pueden ser de “todo” tipo, pero, invariablemente, de uno u otro modo tendrán una carga de amor ¿Por qué? Pues, soy de la idea que el amor mueve al mundo. Ya sea en su más puro estado (amor del bueno, materno, de cuates, etc) o en sus estados más bajos y viles (pasiones dañinas básicamente). Varias de mis historias, son historias de amor (Apuesto a que no lo viste venir, ¿eh?) y analizando a fondo mis deseos, sueños y esas cosas con las que me ganare la vida próximamente, pensé “Tú escribes esas historias de amor amichi, porque quieres vivir una historia así de fantabulosa”. Supuse que era así de simple y se cerró el caso.

Ok, continuando con esta chica. La cosa se dio. No sé a ciencia cierta cómo, pero funciono. Me acepto en vez de decir que no y anduvimos dos meses, más o menos un poco menos.

De repente sufro un accidente y esa historia que ya todos, han oído aunque sea poquito.

Entonces viene la recuperación, el llanto, las confesiones, el amor, el apoyo y todas esas mamadas. Y ella estuvo ahí para mí. Fue muy bonito, la verdad es que fue bello y hasta da material para varias historias (si tuviera ganas y menos pereza). Como sea, fue una historia maravillosa…

Casi como las que yo escribo.

Carajo. Y porque fue y no es. Te preguntaras amigo lector.

Pues así es la vida. No la realidad es que no. En parte fuero muchos factores. No negare mis culpas, pero tampoco me ahorcare por ellas. En la pareja si hay problemas, si pueden ser causados por una parte, pero muchas veces los problemas son cosa de los dos. Como sea, el caso es que hubo problemas (de pareja e individuales) que dejamos pasar y acabaron comiéndose una hermosa historia de fantasía.

Y bueno, a que viene todo esto. ¿La recuerdo? Claro que si amigo, no me crea usted un macho tonto. Además ¿Acaso no todos, recordamos todo? Pues bueno, los recuerdos, eso son y nada más.

Ahora bien ¿Por qué saco a colación esta historia? Es simple, ese a sido mi mejor enamoramiento. No soy amador el millones de amores, pero si he caído en las redes del amor un par de veces, y sin duda, esta fue la mejor historia de amor de mi vida.

Nada más que me di cuenta ya que todo chupo faros, y de qué manera.

Aquí es donde todo se una, paciencia.

Mis historias, yo creía que tenían protagonistas (femenino y masculino) de X modo porque me gustaría vivir una historia de amor así, con sus altos, sus bajos y esas burradas. Pues bien, viví una historia de amor de ese estilo ¿Qué salió mal si toda la vida soñé y escribí con una historia así?

Pienso que el protagonista. No es una confesión punitiva o de redención, es una mirada objetiva de las cosas. Pienso que los protagonistas de mis relatos, son lo que yo quiero ser.

Así es, que tal. No lo viste venir ahora sí, carajo que no.

No se trata de vivir un cuento de hadas, se trata de ser una mejor persona por mis medios y esforzándome por serlo. Es ahí cuando la idea de vivir una historia de amor, dejo de ser mi planteamiento, porque la viví y no me di cuenta hasta que se cerró ese libro dejando detrás el eco de la palabra fin.

Y es así, que, no logre verlo, aunque me escupió a la cara.

¡Tan-tan! Y colorín colorado, este capítulo a terminado, pero, uno nuevo está empezando.

Bueno aqui cuento lo que fue una bonita historia de amor, resumida, sin detalles bonitos o romanticos, pero si mucho humor que termina siendo una especie de rara reflexion con un continuara, feliz.

POR CIERTO, se me paso poner esto en la otra entrada (lo sé, nunca aprendo, ya lo dije...) pero, me quede sin internet, no se pueden deshacer de una alimaña/mala hierba como yo, asi de facil.

Un poco más, todavía un poco más

El decimo de treinta días: Alguien con quien te gustaría hablar más.



Un poco más, todavía un poco más.



Hace un tiempo hablaba de cómo me gustaría conocer más a mi hermana, de que me platicara sus pensamientos, lo que le gusta hacer, lo que no le gusta, lo que le da miedo y las cosas que le llenan de ilusión y alegría.

Normalmente, yo suelo cuidar a mi hermana por las tardes. En mi condición de bueno para nada en todo sentido, es una manera de hacer algo útil y aun así descansar. En esencia suponía que sería de ese modo el cuidarla, pero no es tan fácil.

Mi hermanita es una niña bastante independiente en muchos aspectos. De ese modo normalmente, más en estos días, no acata una instrucción. No hablo de hacerla comer vegetales o ese tipo de cosas que podrían atentar contra su preferencia o gusto. Hablo de seguir reglas de casa, para que forje hábitos.

Normalmente yo gusto de dormir o jugar videojuegos. Un día se me ocurrió ponerle caricaturas en el ps3 y desde ese momento, pocas veces uso mi consola si esta ella. Lo que más hago es escoger nuevas caricaturas o poner películas de Disney. A su vez, al ver un show infantil o una película, soy participe diciendo a donde ir, preguntando que pasara o remarcando algo de lo que veamos. De dormir ni se diga, antes una que otra vez me echaba una siesta en las tardes, ahora, ella me da bofetadas en la cara y me despierta.

Por las noches, suelo quedarme con ella hasta que se duerme. Apago la tele, las luces, la arropo y me acuesto junto a ella en la cama matrimonial. El primer día que hice esto fue sumamente difícil, lloro y pedía a gritos a papá o a mamá o que al menos prendiera la luz. Hice de tripas corazón y no cedí ni a su llanto y su suplica. He dicho que si algo tengo que siempre me salva el trasero, es mi ingenio. No me considero prodigio ni dotado, simplemente un poco más creativo.

Supuse que tendría miedo a la oscuridad y que no tenía sueño del todo. Le dije que no pasaba nada, deje prendida una luz en el pasillo que apenas iluminaba un poco toda la casa. Le explique que no la dejaría sola, que incluso si ella dormía, no me iría. Solo me iré hasta que lleguen mamá y papá, porque entonces ellos te cuidaran. Le explique lo mejor que pude cómo funcionaba eso de relevarse, enfatizando que se le cuidaría, que no estaría sola y que la queremos.

Posteriormente me dijo que no me veía. Le dije que ahí estaba, que cerrara los ojos y escuchara mi voz. Si eso no la convencía, la invite a que estirara su manita y agarrara mi cara. Lo hizo, tentando a ciegas, no le bastaba mi voz, de verdad quería saber que estaba ahí. Le dije que cerrara los ojos, que no pasaba nada, que, para que durmiera más tranquila, le sobaría su cabecita.

Cuando yo estaba hospitalizado, eso era lo que le decía a mi papá, de algún modo yo requería sentir el afecto de mi padre, aun más tomando en cuenta que el me cuidaba en las noches, así que le pedía que me sobara un rato mi cabeza.

Como dije antes, no soy un genio ni un revolucionario de la mente, solo soy un tipo común que a veces tiene una que otra idea luminosa.

Ese primer día pasó. Logre tranquilizarla con todas esas técnicas tontas de afecto y protección. Muchas veces, familia y amigos bromean diciendo que me están "entrenando" para ser padre, ese día, me quedo más que claro que así era.

Los subsecuentes días, mi hermana ya no opuso resistencia. Se sentía segura, en parte. El problema es que el sueño no siempre llama a la misma hora (parte de tener que fomentar y marcar más sus hábitos, sin duda), así que para alargar su tiempo de vigilia, mi hermana me cuenta cosas justo antes de dormir.

Me habla de que quiere una fiesta de cumpleaños de tres años, de que si me va invitar a su fiesta, que quiere pastelitos, bailar con un príncipe, y también con la bestia, que quiere que haya piñatas y muchos dulces, a que amiguitos va invitar, etc.

Ese hábito de hablar siguió. Sé que por naturaleza los niños platican y gritan y juegan, pero, me llena de emoción decir que lo que dice es coherente pese a que son "niñerías". Otras veces mientras vemos películas de Disney, repite frases que le llaman la atención o se entristece o asombra de lo que pasa. "¡Cállate! le dijo la madrastra a cenicienta Beto" "Si, si escuche. Este mal que le hable así ¿Verdad? "Si".

Otras veces al llegar le pregunto que hizo, a donde fue, con quien, que le dijeron y demás. Me cuenta que a veces jugó con plastilina, o que dibujo. Que estaba con la miss tal o con el amiguito no sé quién. A veces dice que fue a trabajar, que estaba trabajando. ¿Qué hacías en el trabajo? Trabajar ¿Y qué cosa hacías? Trabajar. Si ya, pero que cosa hacías, escribías, pintabas… ¡Trabajar! Está bien, trabajabas. Es muy divertido, francamente. Porque a pesar de todo y que tal vez no tenga mucha sustancia, me da a conocer más y más de ella.

Es una niña con mucha energía, de carácter duro, voluntariosa y ni hablar de que para el afecto es huraña en general, al menos si tú te acercas y quieres abrazarla, por ejemplo. Pero eso no quita que tiene un gran corazón. Muchas veces, en las noches ella me dice que me cuidara y no me dejara solito. Cuando ve un juguete que le gusta en la tele, me pide que por favor se lo compre. A veces agarra mis libros (los cuales, quiero señalar, le llaman la atención y los cuida) y me "lee" una historia. Otras veces simplemente se acerca y me abraza y me dice que me quiere y así podría seguir…

Se ha cumplido, la he conocido más, pero no tengo llenadero, aun quiero conocerla un poco más, todavía más. Y así, seguir años y años.

Llamemmosle la segunda parte del dia 10 de hace un año. Mejorada y aumentada tal vez, al menos, en experiencias si lo fue =)

lunes, 9 de abril de 2012

Palabras opacadas.

El noveno de treinta días: Algo que te es indiferente.



Palabras opacadas.



Hace un tiempo, hablaba de la gente que hace como que sabe el camino y lo que es peor, de esa gente que cree que sabe que camino debes seguir. Una cosa es opinar, aconsejar o como le gusten decir, otra es que aseveres que tú sabes que es lo que yo debería hacer. Aparte de incongruente me parece de mal gusto. Por eso hablaba de cómo se me resbalan ese tipo de palabras y personas, en el sentido de que simplemente no les tomo en cuenta.

Hacer como el que sabe el camino es una frase que me gusta. Para el día de hoy tengo otra que me encanta: “Tus actos hablan tan fuerte, que no puedo escuchar tus palabras”. Esa es la frasecita campechana que hoy nos atañe.

Es muy sencillo. No me gusta que la gente hable como si tuviera la verdad del mundo en sus manos. No lo niego, yo muchas veces lo hago y la verdad solo los idiotas hacen eso. No se crea, incansable amigo lector, yo me reprendo como el juez más severo que hay, porque con la vara que mido me mido y me doy de chingadazos además. En medida de lo posible, procuro ya no cometer ese acto de vanidad de creer que mi voz es la única que tiene razón o debe ser escuchada.

Y esto es sobre cosas claras. Básicamente me molesta la gente que hace esto porque denota falsedad o hipocresía y eso, reitero, me molesta y hace que de manera natural o automática, genere un rechazo y repulsión equiparable a lo que normalmente sentimos cuando pisamos caca.

Va en contra de dos cosas fundamentales (para su servidor) en la vida: el ser autentico y ser feliz.

Si te la pasas teniendo doble cara o moral, y hablando de una cosa pero haciendo otra (no importa si condenas o apoyas X causa), al final de cuentas tienes que vivir de cierto modo, dos vidas y pues, no sé, que yo recuerde solo los héroes y criminales hacen eso… y la mayoría de esta gente no salva perritos con la pijama puesta y los calzones por fuera.

Insisto, no importa que hagas, lo mejor sería ser honesto, y reconocer que te gusta hacer X cosa. Normalmente la gente que oculta algo, pregona que hay que respetar, tratar de manera justa y nunca avergonzarte de lo que te gusta y bueno… resulta que al final no pueden reconocer sus gustos.

Y no hablo de algo malo. Por ejemplo, hoy día acostarte con quien quieras mientras te protejas, no es malo (o eso dicen) ¿Por qué negar que te gusta darle vuelo a la hilacha? No se trata de hacer pancartas y poner lemas ofensivos acerca de que te gusta, simplemente no negar o desviar la mirada cuando te tachan de algo. Cuanta gente no he visto que le dicen puta y lo niega, o que les dicen mujeriegos y dicen que es un mal entendido. Si te ríes o niegas lo que te gusta, no esperes que te respete camarada.

Quien me conoce sabe que soy un huevón y tal vez hasta un inútil. Así es, me gusta llevármela campechana, sé que no es lo ideal, pero vamos, es lo que a mí me gusta y hasta hace un año aun era socialmente productivo.

No sé, no siento que sea tan difícil ser autentico en tu persona. De verdad que no. Tal vez no he vivido esas ajetreadas vidas o sufrido como esas personas, pero bueno, creí que los más tontos eran los que se engañaban a sí mismos, y resulta que no.

Las palabras de estas personas, siempre me dan risa. No importa si eres mi mejor amigo o un casi desconocido. Simplemente decir algo y que tu cola haga otra cosa, es hilarante. Me hace cuestionar donde tendrá el cerebro esta gente, como para creer que lo que se ha visto puede dejar de verse, aun enfrente de tu cara.

Como sea, recuerdo que sentir lástima por alguien más es malo y habla mal en sí de ti mismo (por aquello de plantarte en una posición “superior” al ser condescendiente), pero no sé cómo reaccionar ante estas caricaturas de individuos.

“Quieren libertad, y no saben ser libres”.

Tal vez este mal decir que me es indiferente este tipo de conducta y comportamiento. Lo correcto es que me parece tan irrisorio y descabellado, que me divierte y me hace sentir pena al mismo tiempo, pero, me genera tanto asco si se repite, que termino odiándolo y a la larga, siendo indiferente ante las suplicas o palabras de esta gente que sirve a tantos amos.


Tal vez la razón, aparte de ayudar, que me motivo a estudiar psicologia es tratar de entender los "porque" detras de la conducta de la gente.

De antemano gracias por leer y comentar.

domingo, 8 de abril de 2012

En mi.

El octavo de treinta días: Un intercambio de miradas.



En mí.



Me miras cuando te digo que quiero darte un beso, haces esa cara que dice que no y me miras molesta. Te vas corriendo, huyes de mí.

Regresas tiempo después, te digo que entonces te daré un abrazo. Me miras molesta, no te gusta, tu mirada me indica que yo debería saberlo, ya no es la primera vez que pasa, y eso creo que es lo que más te molesta. Dices “no” enfáticamente, y huyes de mí.

Regresas nuevamente, te hago una caricia en tu mejilla o en tu cabeza. Te haces a un lado, te portas de manera esquiva. Me miras molesta otra vez. Ya sé que eres huraña, que no siempre quieres “besos, abrazos y caricias”. Soy un necio y sigo jugando a molestarte, a forzar una sonrisa en tu cara. Te alejas lentamente sin dejar de verme, cuando ya hay buena distancia entre los dos, das la vuelta y huyes de mí.

Este tipo de jugarretas, y otras, se repiten a lo largo del día de manera indefinida. Pueden ser más de diez veces o simplemente repetirse dos veces, pero no importa. Normalmente escapas o evitas el afecto. Siempre huyes de mí.

¿En serio?

Hay veces que te lastimas. No sabes que hacer, veo la confusión en tus ojos. Me acerco a ti y trato de consolarte, te cuento alguna broma tonta y blanca o te digo que ya pasara y te “curo” la parte lesionada de tu persona.

A veces llegas llorando porque te han hablado feo o te han regañado. Lloras y corres mientras dices mi nombre. Miro en tus ojitos la tristeza y el dolor, pero a veces es necesario que eso pase, para que seas mejor persona. Te miro esperando que entiendas que te entiendo pero no hay nada que deba hacer. Te abrazo y consuelo lo mejor que puedo, podre hablar siempre de amor, pero soy muy torpe en esa materia aun.

Otros días me toca cuidar de ti. Ver que hagas todo lo que tienes que hacer y que no eches en saco roto esos hábitos que te harán mejor. Eres necia, eres renuente a hacer algo que no sea tu voluntad. A veces tengo que ser firme, antes me dolía hacerlo, ahora entiendo que es necesario. Me miras de manera retadora, pero no cedo. Esta vez no. Y lo entiendes, o eso espero.

Cuando llega la noche, y estamos a obscuras en la habitación, esperando principalmente a que el sueño te alcance. Me hablas, te gusta hablar, te encanta platicar y más cuando ya no hay nada que hacer. Me cuentas lo que más te gusto de tus películas, las cosas que te sorprendieron, lo que quieres para tu cumpleaños, que ya eres grande y te deje de tratar como una niña y más cosas así. Siempre tienes tus ojitos bien abiertos y clavados en mí. No puedo ver claramente, pero sé que me ves.

Pasan los minutos y tienes miedo. Disipo tus temores explicándote que no te dejare sola, que yo cuidare de ti hasta que papá y mamá lleguen, que no te dejare sola. Que todos te queremos y que tú eres nuestra princesa y el tesoro más grande de la casa. Te explico que sin ti, la casa se sentiría fría y vacía y que por eso, y más cosas, siempre te cuidaremos. No importa que te enojes, que digas que no te quiero, que no te cumplamos siempre tus caprichos o que a veces se te regañe o castigue. Te queremos, eso es lo que importa.

Te tranquilizas. Para que te sientas más segura hay días que te acaricio tu cabeza lo más tierno que puede hacerlo alguien tan torpe como yo, otras veces simplemente te acurrucas en mi brazo y tratas de conciliar así el sueño.

Tú posición favorita es hacerte bolita y dar la espalda a la derecha. Yo siempre estoy de ese lado, siempre me das la espalda. Normalmente clavas tu mirada en mí. De ese modo demuestras lo enojada, curiosa, atenta, triste o alegre que estas. Tu mirada dice más que toda tu cara o tus palabras.

Me das la espalda, te haces ovillo y se hace el silencio.

Entonces, como si supieras el poder mágico que hay en lo que dices. Esperas el momento perfecto y me dices “Te quiero”.

No me miras, nuestras miradas no se cruzan, pero es como si me desnudaras completamente con esas palabras, como si me dieras órdenes y yo obedeciera ciegamente. Yo también te quiero, respondo lleno de emoción.

Nuestras miradas no se cruzan. No huiste de mí tampoco. Ni repelaste de algo que te haya dicho y mucho menos respondiste por inercia o cortesía.

Nació de tu corazón decirlo.

Desde ese día, técnicamente nada cambia. Exceptuando que se te ha hecho más fácil y suelto decirme que me quieres, que soy tu hermano, que somos familia y que me vas a cuidar y nunca me dejaras solo.

Y te miro a los ojos al decírmelo y se que es verdad, y cuando yo te respondo, pones en mi tus ojos y me sonríes.


Tengo una hermana de 2 años y medio, esta es una breve historia mal escrita y poetizada de como es nuestra relacion.

De antemano gracias por leer y comentar.

sábado, 7 de abril de 2012

Aclaración.

El séptimo de treinta días: el peor dolor de tu cuerpo.



Aclaración.



Hace un tiempo hablaba de cosas que no tenían directamente nada que ver con el tema. No me gusta quejarme, porque me molesta la gente que se queja, inclusive con el tiempo, si te quejas de manera constante, simplemente tus quejas dejan de importarme (y tú en esencia). Y ojo, quejarse no está mal, molestarse o sufrir tampoco. Realmente el problema con una queja es que cada que veas a alguien, esta persona se queje o se la pase chillando, eso se me hace más una manera tonta y desesperante de llamar la atención.

Hay gente allá afuera, que si tiene problemas y se queja menos, o mejor aún, trata de hacer algo y no nomás se queja o espera que alguien más resuelva su vida. Por eso no me molesta ni incomoda que la gente a veces hable de sus problemas, que busquen un consejo o desahogo, pero, seamos claros, si desde que te conozco te pasa el mismo "problema", creo que el asunto inservible eres tu o tu percepción.

Aclarado eso, pasare a mencionar que este día lo esperaba con ansias porque seré franco. Como dije no me gusta quejarme, me caga que la gente crea que busco simpatía así. Ni me hago el fuerte ni nada, solo soy honesto con mi persona: lo que no me gusta de los demás no lo hago yo. Por eso esperaba este día, porque hablare del peor dolor de mi cuerpo.

Normalmente los peores dolores los identificamos porque nos dejan una cicatriz física o mental. Físico porque es algo que afecta la carne y mental porque el recuerdo puede hacer que te duela la panza nada más de echar a andar la memoria y recordar esa madre. La ventaja es que el dolor es eventual, como muchísimas cosas en la vida. Incluso hay una frase que dice "El dolor es miedo, dejando tu cuerpo". Eso habla de lo fugaz que es el dolor, que casualmente la gente se fija solo en que la alegría no es eterna, pero no me toca hablar de pendejos hoy.

Eso es lo maravilloso de los dolores físicos, son temporales, no duran o es un dolor insoportable pero, reitero, de corta duración.

Ahora bien, imagínate que tu amiguito un día por error (de esos que pasan en la vida), eres asaltado y el delincuente toma tu mano derecha y aplasta despiadadamente tus dedos con sus dos manoplas de carne. Acto seguido te pisotea y machaca con saña la palma y cada dedo. Como si no bastara toma una piedra y te hacen papilla los dedos. Digamos que eso tardo 30 segundos, es bastante efímero. Dolerá pero no tanto como esos 30 segundos de sadismo. Ahora repítelo infinitas veces.

Solo dejaras de sentirlo cuando duermes.

Habrá veces que lo sentirás tan fuerte que todos tus músculos se tensaran y no sabrás que hacer. Resistir o dejar que el dolor imbuya tu cuerpo. Es complicado. El dolor será sin problemas como si te hicieran dos veces seguidas la tortura que dije antes. Los días más cordiales la sensación será similar a que te hicieran la típica manita de puerco o te aplasten con las dos manos todos tus dedos, esos serán los días felices.

Ahora imagínalo por más o menos 2 años y 10 meses. Sintiéndolo a diario, e insisto, a toda hora excepto mientras duermes. Solo las drogas analgésicas de verdad (no paracetamol o una pinche aspirina ni mamadas así, hablo de cosas del calibre de la morfina) te harán "no sentir dolor", pero, solo si tomas eso.

Es así de simple, así de mágico. El solo pensar que lo describo es algo raro, porque sé que ni así se pueden hacer una idea real, nadie, de lo que siento. Pero me vale madres, de eso se trataba, de hablar de esto, no de que se "entienda". Mejor de hecho si no me gano la empatía de la gente, como dije, detesto que se tomen a veces tan enserio las personas. Hay que entender que todo es eventual. Si quieres tu pena y sufrimiento no, es eterno, pero velo por el lado amable, tu vida es fugar, es eventual, morirás y tú dolor se acabara.

¿Verdad que es bonito pensar eso? ¿Verdad?

Nah… realmente aunque no estoy en el modo, tampoco daré clases de nada. Un escritor portugués en una de sus obras mencionaba que "la copa del dolor no es igual para todos". Creo que es verdad, es un arma de doble filo. Te sirve para recapacitar que tus problemas no son tan grandes, que sin duda alguien allá afuera lo pasa peor y que a su modo todas las vidas son difíciles o duras. A su vez, sirve para callar a esos quejumbrosos de tercera. Así de sencillo.

Para rematar, dejare una anécdota acerca de que tanto influye en mi vida esto.

Mi papá me decía hace dos días que como estaba, yo respondí que bien. Me miro como solo sabe hacerlo un padre y me pregunto si yo era feliz. Le respondí que sí, que no tendría porque no serlo.

De antemano gracias por leer, comentar y entender de que trata esto. Lo más importante, creo que esta al final.

viernes, 6 de abril de 2012

Sonrie

El sexto de treinta días: Un desconocido en la calle.



Sonríe.



Hace un tiempo hablaba de una universitaria pelirroja que me volvía loco por qué me gustaba bastante, y si hablo solo d lo físico (soy una persona banal, plástica y superficial al final de cuentas, mea culpa). La razón es que, más allá del mero gusto de la carne, no se me da una idea clara para hablar de algún desconocido que veo en la calle.

Me gusta ir por ahí, pasear vaguear y esas cosas. Aunque usted no lo crea, antes me era muy grato salir y caminar. Nunca había tenido que llegar temprano a algún lugar (si ya sé, pero la escuela no me formo ese aspecto) a costa de un agravio de vida o muerte, por lo que a veces tomaba la ruta larga y caminaba. Disfrutaba de la ciudad, de sus calles, de su colorido, de su gente y su sabor.

No se trata de que yo sea un gran conocedor, un sublime observador o uno de esos raros hippies (o como se llamen) que ve más allá de lo evidente. A mí me gustaba pasearme y ya.

Obviamente a veces reparaba en alguna cosa o persona interesante. No hablo nada más de pechos turgentes o traseros prominentes de alguna fémina o que un edificio hiciera que las lagrimas acudieran a nublar mí vista por la pieza arquitectónica como tal. Muchas veces algún grafitti que si apelaba a una idea, en ocasiones una interesante escena interpretada por algún circense callejero, incluso hilarantes momentos de ver a la gente dar la vida por tan poca cosa como alcanzar el camión o pasar antes en la fila de la tiendita.

La verdad, a pesar de todo, si me fijo más en la gente que veo. En las mujeres y demás. Si, si. Soy un hombre y solo pienso en nalgas duras y pechos firmes, ajá. Como sea, no suelo fijarme realmente en la gente. Carezco de atención, de interés y de buena memoria por esos dos puntos.

Bueno, hay un tipo de persona que siempre miro y me agrada, tal vez debería decir que son tipos de personas: bebes y sus acompañantes y la gente que está contenta.

Me gustan los niños. No como para comerlos, como para tener 50 ahorita o porque sea un demente sexual amante de peques. Me gusta porque son tiernos, son curiosos, son inocentes y son confiados. Me gusta verlos porque quisiera que el mundo siempre fuera así para ellos. Sin preocuparse de guerras, muerte, hambre o podredumbre. Siempre han representado para mí, más que una esperanza, una razón para hacer mejor las cosas. Por eso hablo de quienes van con ellos: papás, hermanos, tíos o quien sea, es bonito. Se podría decir que solo a ellos es a los desconocidos que les sonrió. Ni a las chicas guapas ni nada, los bebes me ganan, desde siempre. Más ahora supongo, pero siempre me han representado lo mejor del mundo.

La gente que está feliz me agrada. Es simple, son felices y la felicidad es hermosa. Eso me hace sonreír y me hace sentir que el mundo vale la pena todavía. Si, sé que es discurso un poco de superación personal, pero no, de verdad me llena la alegría ajena. Una pareja de la edad y preferencia que sea tomándose de la mano, es algo genial. Un par de amigos caminando posando sus brazos en los hombros de los otros es lo máximo. Una chica que simplemente vaya sonriendo por la vida sin razón, tiene el mundo en sus manos. La gente feliz me hace feliz, me hacen sonreír.

Es así que a pesar de todas las cosas que me molestan, de que a veces el mundo simplemente debería arder o de que quisiera que la verga arrasara con un sector de la comunidad, veo a estas personas y pienso: sonríe.

Y su felicidad en cierto modo me toca, me llena y sonrió.

Y entonces el paseo se hace más grato, el sol quema menos, los pies se sienten ligeros, suena una bella melodía y pareciera que el mundo entero sonríe. Como diría Louis Prima “cuando sonríes, el mundo entero sonríe contigo”.


No queda mucho que decir realmente. Escuchen esa cancion, se llama "when youre smiling" de Louis prima, es buenisima. Incluso hay una poesia de Benedetti llamada asi. Y de verdad, no echen en saco roto su sonrisa, no porque alguien se enamore o algo asi, sino, porque simplemente, puede hacer un bien mayor del que ustedes creen

Sigamos sonriendo amigos y con suerte, el mundo entero sonreira (por reflejo o porque asi lo siente) en respuesta.