Lirica libre, el lugar de las letras de un escritor novel que día a día, trata de ser mejor...

Esta es la historia de un hombre que continua luchando contra su destino... Y confia en que vencera.

miércoles, 18 de abril de 2012

¿Nunca te detienes?

El diecisieteavo de treinta días: Alguien de tu niñez.



¿Nunca te detienes?



Hace un tiempo hablaba en este día de la mitad siniestra de mi infancia, un yo tan negativo y triste que hacía que lo blanco pareciera negro y lo negro penumbra. Gracias a él nació el yo, digámosle positivo que todos amamos hoy día, o al menos eso espero.

Es en estos momentos que recordé a una persona molesta de mi infancia, por llamarle de algún modo.

Ese típico amigo que tenemos todos que jamás le va bien en la vida. Pareciera uno de esos personajes de tele tontos que siempre les sale mal todo. Si salió a caminar estrenando papos, pisa cagada. Se sube a la montaña rusa y se vomita y se anda ahogando con su mugre. Si tiene pareja, es por una apuesta… y que perdió su “pareja”. Una de esas personas que básicamente nacieron con mala estrella.

O eso es lo que creen.

Porque normalmente esta gente ve que por cada “problema” o “situación difícil” tiene cinco cosas regaladas o ganadas para augurarle el éxito. Es la clásica persona que se quejaría de que a nadie le importa, teniendo una familia amorosa, amigos entregados a su persona y una pareja que le cumple todos sus caprichos y le ama.

Hay gente que por más que le escupan en la cara lo maravillosa y genial que es su vida, simplemente no puede parar de mirar y mirar el punto negro en una pared blanca.

Hay personas que lo único que quieren es un abrazo y que les digas que todo está bien. Lástima que no sean mi tipo de personas. Tolero muchas cosas, hasta a los quejumbrosos, pero es simple, si cada que te veo te quejas, pus ya, la neta a la larga no merece la pena ya saber de ti.

Por eso cada que pienso en estas personas, recuerdo una frase del maestro de vida Sabines que dice “Cuando tengas ganas de morirte, no alborotes tanto. Muérete y ya”. No pienso que sea cruel o falta de empatía, al contrario, creo que es una manera real de ayudar a la gente, o en el peor de los casos, darle una sugerencia de que hacer con su vida.

Como sea, la parte triste no es que tuviera una amiga o amigo, la parte triste no es que yo tenga un amigo o amigo así, y la parte triste no es que sin duda tendré o seguiré teniendo relación con personas así el resto de mi vida.

Lo triste es que de pequeño, varias veces yo me comportaba así.

Creo que lo único que me ha hecho desarrollar la cualidad y atributo de tener paciencia, es haber pasado por ese lodazal.

Por suerte, he salido de ahí, al menos un 90% de las veces y del tiempo.

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