Lirica libre, el lugar de las letras de un escritor novel que día a día, trata de ser mejor...

Esta es la historia de un hombre que continua luchando contra su destino... Y confia en que vencera.

viernes, 13 de abril de 2012

Un poco más, todavía un poco más

El decimo de treinta días: Alguien con quien te gustaría hablar más.



Un poco más, todavía un poco más.



Hace un tiempo hablaba de cómo me gustaría conocer más a mi hermana, de que me platicara sus pensamientos, lo que le gusta hacer, lo que no le gusta, lo que le da miedo y las cosas que le llenan de ilusión y alegría.

Normalmente, yo suelo cuidar a mi hermana por las tardes. En mi condición de bueno para nada en todo sentido, es una manera de hacer algo útil y aun así descansar. En esencia suponía que sería de ese modo el cuidarla, pero no es tan fácil.

Mi hermanita es una niña bastante independiente en muchos aspectos. De ese modo normalmente, más en estos días, no acata una instrucción. No hablo de hacerla comer vegetales o ese tipo de cosas que podrían atentar contra su preferencia o gusto. Hablo de seguir reglas de casa, para que forje hábitos.

Normalmente yo gusto de dormir o jugar videojuegos. Un día se me ocurrió ponerle caricaturas en el ps3 y desde ese momento, pocas veces uso mi consola si esta ella. Lo que más hago es escoger nuevas caricaturas o poner películas de Disney. A su vez, al ver un show infantil o una película, soy participe diciendo a donde ir, preguntando que pasara o remarcando algo de lo que veamos. De dormir ni se diga, antes una que otra vez me echaba una siesta en las tardes, ahora, ella me da bofetadas en la cara y me despierta.

Por las noches, suelo quedarme con ella hasta que se duerme. Apago la tele, las luces, la arropo y me acuesto junto a ella en la cama matrimonial. El primer día que hice esto fue sumamente difícil, lloro y pedía a gritos a papá o a mamá o que al menos prendiera la luz. Hice de tripas corazón y no cedí ni a su llanto y su suplica. He dicho que si algo tengo que siempre me salva el trasero, es mi ingenio. No me considero prodigio ni dotado, simplemente un poco más creativo.

Supuse que tendría miedo a la oscuridad y que no tenía sueño del todo. Le dije que no pasaba nada, deje prendida una luz en el pasillo que apenas iluminaba un poco toda la casa. Le explique que no la dejaría sola, que incluso si ella dormía, no me iría. Solo me iré hasta que lleguen mamá y papá, porque entonces ellos te cuidaran. Le explique lo mejor que pude cómo funcionaba eso de relevarse, enfatizando que se le cuidaría, que no estaría sola y que la queremos.

Posteriormente me dijo que no me veía. Le dije que ahí estaba, que cerrara los ojos y escuchara mi voz. Si eso no la convencía, la invite a que estirara su manita y agarrara mi cara. Lo hizo, tentando a ciegas, no le bastaba mi voz, de verdad quería saber que estaba ahí. Le dije que cerrara los ojos, que no pasaba nada, que, para que durmiera más tranquila, le sobaría su cabecita.

Cuando yo estaba hospitalizado, eso era lo que le decía a mi papá, de algún modo yo requería sentir el afecto de mi padre, aun más tomando en cuenta que el me cuidaba en las noches, así que le pedía que me sobara un rato mi cabeza.

Como dije antes, no soy un genio ni un revolucionario de la mente, solo soy un tipo común que a veces tiene una que otra idea luminosa.

Ese primer día pasó. Logre tranquilizarla con todas esas técnicas tontas de afecto y protección. Muchas veces, familia y amigos bromean diciendo que me están "entrenando" para ser padre, ese día, me quedo más que claro que así era.

Los subsecuentes días, mi hermana ya no opuso resistencia. Se sentía segura, en parte. El problema es que el sueño no siempre llama a la misma hora (parte de tener que fomentar y marcar más sus hábitos, sin duda), así que para alargar su tiempo de vigilia, mi hermana me cuenta cosas justo antes de dormir.

Me habla de que quiere una fiesta de cumpleaños de tres años, de que si me va invitar a su fiesta, que quiere pastelitos, bailar con un príncipe, y también con la bestia, que quiere que haya piñatas y muchos dulces, a que amiguitos va invitar, etc.

Ese hábito de hablar siguió. Sé que por naturaleza los niños platican y gritan y juegan, pero, me llena de emoción decir que lo que dice es coherente pese a que son "niñerías". Otras veces mientras vemos películas de Disney, repite frases que le llaman la atención o se entristece o asombra de lo que pasa. "¡Cállate! le dijo la madrastra a cenicienta Beto" "Si, si escuche. Este mal que le hable así ¿Verdad? "Si".

Otras veces al llegar le pregunto que hizo, a donde fue, con quien, que le dijeron y demás. Me cuenta que a veces jugó con plastilina, o que dibujo. Que estaba con la miss tal o con el amiguito no sé quién. A veces dice que fue a trabajar, que estaba trabajando. ¿Qué hacías en el trabajo? Trabajar ¿Y qué cosa hacías? Trabajar. Si ya, pero que cosa hacías, escribías, pintabas… ¡Trabajar! Está bien, trabajabas. Es muy divertido, francamente. Porque a pesar de todo y que tal vez no tenga mucha sustancia, me da a conocer más y más de ella.

Es una niña con mucha energía, de carácter duro, voluntariosa y ni hablar de que para el afecto es huraña en general, al menos si tú te acercas y quieres abrazarla, por ejemplo. Pero eso no quita que tiene un gran corazón. Muchas veces, en las noches ella me dice que me cuidara y no me dejara solito. Cuando ve un juguete que le gusta en la tele, me pide que por favor se lo compre. A veces agarra mis libros (los cuales, quiero señalar, le llaman la atención y los cuida) y me "lee" una historia. Otras veces simplemente se acerca y me abraza y me dice que me quiere y así podría seguir…

Se ha cumplido, la he conocido más, pero no tengo llenadero, aun quiero conocerla un poco más, todavía más. Y así, seguir años y años.

Llamemmosle la segunda parte del dia 10 de hace un año. Mejorada y aumentada tal vez, al menos, en experiencias si lo fue =)

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