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Esta es la historia de un hombre que continua luchando contra su destino... Y confia en que vencera.

lunes, 7 de agosto de 2017

Una breve opinión: Malasuerte en Tijuana.

Titulo: Malasuerte en Tijuana
Autor: Hilario Peña
Género: Novela, Ficción
Clasificación: Novela negra, realismo
Páginas: 156
Editorial: Grijalbo Mondadori

Lo que dice en la contraportada:
Malasuerte es dueño de un gallo de pelea desnutrido, unas cuantas cintas de música norteña, un encendedor, una grabadora descompuesta, una baraja española completa, otra francesa incompleta, una camisa de seda, un gato hidráulico y un juego de llaves y dados que supuestamente le había regalado un tío suyo. Su sobrenombre se debe a que su cabello es de color rojo, mientras que su voz, la cual le sirve para presumir a los cuatro vientos que es: feo pero de buen cuerpo, suena como si trajera grava atorada en la garganta. En este libro atestiguaremos cómo Malasuerte huye de su pueblo ubicado en la sierra de Sinaloa, luego de un violento altercado con la mafia local, hacia Tijuana, donde comenzará a forjar su reputación como el mejor detective privado de la ciudad. Malasuerte en Tijuana es una estupenda novela sobre una realidad cruda, brutal y desesperanzadora: la frontera norte de México.

Argumento.
Malasuerte en Tijuana nos pondrá como espectadores de algunos de los años más difíciles de Tomas (también conocido como malasuerte) y el cómo inicia su carrera (y aquí quiero enfatizar esto), no como detective, sino como “solucionador de problemas” (por verme elegante), cosa que el mismo personaje menciona en la trama. Que se pueda confundir me parece lógico, pues el personaje “resuelve misterios”, pero no es en ningún momento llamado detective ni mucho menos. Y aun así, esto no hace que sea una mala lectura o que se mienta, de ninguna manera. Al leer la obra y “crecer” con el personaje, nos daremos cuenta de que su origen humilde de campo y la precaria educación, juegan perfectamente con la visión del mundo del personaje y como nos es narrada. Este libro forma parte de una “trilogía” (que asumo es al estilo de la del zurdo Mendieta, de Elmer Mendoza. Trasmitir una ligera sensación de continuidad y tener un “orden”, pero, “aparentemente” no hay continuidad directa), siendo “El infierno puede esperar” y “La mujer de los hermanos Reyna” los libros que le siguen. Retomando el punto, iniciamos la travesía en Sinaloa y el porqué el protagonista se va de su tierra, para, llegar a Tijuana y empezar a forjarse esta reputación de “resuelve problemas”. Es un libro corto, lo mismo que la historia, pues finalmente se trata de “el origen” del personaje y como es que ha llegado hasta “este” camino. En muchas novelas de cualquier género es así, esta no es la excepción.

Personajes.
Aunque hay realmente muchos y vaya que destacan, pues el autor se esfuerza en dotarlos en pocas líneas de personalidades, ya sea estrambóticas o creíbles, realmente ninguno tendrá más peso en la historia que el mismo Malasuerte.
Y cuando hablo de raros o personajes creíbles, hablo enserio. Tenemos por ejemplo al dueño de una torteria que, en su juventud fue luchador y un día, le revienta la boca a nuestro protagonista y lo manda al hospital. Eso es un capitulo. En otro tenemos a un homosexual que en algún momento de la trama, hace de compañero de Malasuerte y a pesar de ser, abiertamente homosexual y amanerado, se comporta como un caballero, cual debe de ser, pese a ser una ficha del ambiente gay. También está la hija de un narco local, que tiene una “terrible” enfermedad y pese a estar en lo más alto de la escala social, lo único que desea es ser amada, como persona y como mujer. Y hay muchos más de donde escoger y que en un par de líneas podría seguir describiendo burda y brevemente, pero no. Uno de los puntos fuertes de la obra (siendo un disidente en el género, al menos en el ámbito Mexicano), son todos los secundarios, que vamos, siendo la mayoría de ellos intrascendentes y meros peones para hilar una trama y llevarnos de un lado a otro, su variedad les da muchos puntos. Y pecando de ser insistente, son uno de los puntos fuertes de la novela.
El único personaje que nos va a interesar, es malasuerte, el cual, me deja con sentimientos encontrados. No me parece irreal, pero no me convence. No niego que existan “canijos” como nos lo plantea Peña con malasuerte, pero, hay veces en que el protagonista es tan seco que sigues leyendo por curiosidad, más que por un genuino interés. Sé que suena contradictorio, pero no podemos fingir (aquí no, lector, aquí no) no es lo mismo “leer para ver qué sucede” a “no puedo esperar a ver que sigue”. Peña nuevamente transgrede el estilo del género, pero, esta vez de una forma poco atinada. Malasuerte no es un mal personaje, pero tampoco es nada memorable. A lo sumo parece alguien perseguido por la desgracia, pero, de allí no vamos a pasar. El mayor acierto que le veo, es que el personaje (una vez más, haciendo a un lado los estereotipos de “la negra”) no se la pasa penando o cuestionándose temas profundos de la vida, para nada. Acá tenemos una frase que le hace total justicia a la “mente” del personaje: como venga. Así es malasuerte, lo bueno y lo malo lo toma al vuelo y hace lo que puede con lo que tiene, pero, al final, procura hacer lo que quiere.

Estilo.
Al ser narrado en primera persona, se entiende que las palabras y el estilo de narración sean simples, en esencia, pues estamos hablando de alguien (malasuerte) que las verdaderas enseñanzas de la vida las recibe desde vagabundos hasta patrones de clubs de desnudistas y bailes eróticos. En ningún momento se siente de otro modo. Y ojo, que la narrativa “sea humilde” no la hace mala, por el contrario, da credibilidad. Serie disonante que una persona de pueblo, del campo, te hable francés o se aviente palabritas o sinónimos rebuscados y rimbombantes. Hilario Peña merece una ovación de pie y una ronda de aplausos por mantener en papel al personaje, y no por eso hacerte difícil la lectura. Otro gran acierto no sólo a nivel escritura, sino a nivel de personaje, trama y demás.

En cuanto a la maquetación, no hay nada que destacar. Es una edición de lo más sencilla la que tengo en mis manos. Tapa blanda, la típica calidad de hojas con su característico color hueso y letras color negro. Un uso adecuado de cursivas para fechas, lugares o palabras en otros idiomas (que apenas llegamos a ver) al igual que el manejo de negritas para enfatizar “sucesos” muy puntuales y nada más. Dividido en dos partes: Sinaloa y hasta nunca pollita. Cada parte dividida por capítulos sin título y enumerados por los amados números arábigos, incluso en el formato lo mantuvo simple el autor. Es considero, una clase de cómo mantener en sintonía tu narración, con los personajes, el mundo que muestras al lector e incluso mantener la armonía hasta en cómo esta maquetada tu obra.

Desarrollo.
Aunque existe el uso de fechas o se señalan momentos, la verdad es que no me quedo con la sensación de progresión del tiempo. Aunque se menciona, por ejemplo, cuánto tiempo se fue malasuerte de Sinaloa, yo no sabría decir cuánto tiempo (de acuerdo al universo literario) llego a pasar. Este es probablemente un problema, para el lector más quisquilloso o que espera que la novela negra, se ciña más a ese hermano suyo que es la policiaca, pero no. Del mismo modo, los “casos” (o problemas, que debe resolver malasuerte) son muy entretenidos y dan una imagen medianamente vivida de lo que debe ser una ciudad como Tijuana o algún pueblo pequeño de algún municipio olvidado de Sinaloa. No en vano me deshice es elogios inclusive por sus personajes incidentales, pero la verdad, es que nada de eso importa. Claro que hay una trama (seguir las andanzas de malsuerte) y claro que hay un desarrollo de la misma (que malsuerte pase a ser un muchacho de pueblo cabrón y ya a ser un canijo de ciudad), pero realmente, es sólo para guiarnos en los episodios memorables del personaje y nada más. Uno recuerda las hábiles deducciones de Sherlock Holmes, pero, rara vez se recuerda a los personajes o sucesos involucrados en la misma. Y si, se que puede ser fuerte mi declaración, pero Holmes es más recordado por el estudio en escarlata, y no por los personajes o sucesos en sí que acontecen en esa obra. La trama me temo, es el personaje golpeado de esta obra.
Por otro lado, eso no significa que el desarrollo en cuanto a la narrativa sea malo. Este es un libro corto que se disfruta y que bien puedes leer de forma alegra incluso en el transporte público o hasta en una escapada al baño de tu oficina (perdón, cubículo, caballeriza) de Godínez. La estructura capitular y el uso tan libre y sencillo de las palabras en la narrativa te lo permiten íntegramente. Algo muy positivo en estos tiempos convulsivos. Leer no siempre es grato o fácil, pero con esta novela, por lo menos es práctico y se lee en una semana (si lo haces en intervalos), y exagero con ese tiempo, pues debe ser menos.

Recomendación.
Esta es una obra de novela negra, que no diría que sea imprescindible si tu eres lector de “la negra” mundial, pero si te gusta algo más local (y eres mexicano, obviamente), no puedes dejar pasar esta novela (y en mi caso, seguir los “pasos/libros” de Hilario Peña).
Si quieres leer algo ambientado en México, de corte realista y que no tenga en cada párrafo una alusión al narcotráfico (desde matanzas, desaparecidos, carteles, drogas o corridos) esta es una opción. No voy a mentir, si hay de vez en cuando una situación emparejada al tema (como una banda que toca corridos en la vecindad de mala suerte, o un vecinito de azotea que narcomenudea u otros que tienen de plano allí el laboratorio), pero esto no es el eje central de la historia. De (haciendo un supuesto) 10 andanzas, 2 son relacionadas a este tema.
Si quieres una lectura ágil y que te permita retomarla sin problemas, sin duda esta es tu opción.
Si estas buscando adentrarte a la literatura, pero a veces vez los libros de más de 600 hojas y piensas “quien tiene tiempo para eso”, no sudes más, las 156 páginas de Malasuerte en Tijuana se leen como tu periódico diario o tu hora (y me veo conservador) de redes sociales, y créeme, este libro se disfruta más que los tests de que fruta eres o los encabezados amarillistas que tratan de ser hilarantes e informativos a la vez.
Si te gusta la novela negra en general o el realismo, merece una oportunidad.
Finalmente, la advertencia, este libro no es para menores de edad, y si cae en manos de alguno (que espero sea mayor de 15 años, aunque francamente este libro se queda infantil ante la realidad), con la adecuada supervisión de un adulto sería suficiente para seguir en la lectura.

3.5 de 5 Kai´s posibles o un 7.5 en la escala Kaifan del 1 al 10 para medir algo se lleva Malsuerte en Tijuana, de Hilario Peña.

Eso sería todo por mi parte. Simplemente me gustaría aclarar que esta es mi opinión. Si tú estás de acuerdo o en desacuerdo conmigo, es válido. Tú opinión es bienvenida siempre y cuando sea expresada de manera asertiva

Un saludo a la distancia de parte de su compañero de letras y lecturas, Kaifan.

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