Lirica libre, el lugar de las letras de un escritor novel que día a día, trata de ser mejor...

Esta es la historia de un hombre que continua luchando contra su destino... Y confia en que vencera.

sábado, 2 de enero de 2010

Cancionero: Relato Trece "War4Peace"

Nuevo año, nueva historia dl cancionero y nuevas oportunidades.
Me pondria wmotivo y demas, pero en el face ya hice mi parte y aka namas veno a subir lo ke eskribo, asi ke lo haremos lo mas profesionalmente posible.

Inspirado en una rola de un grupo de ska mexicano, este relato trata de escenificar algo muy real de los ultimos meses: el abuso sobre un chico por ser diferente y tener ideas distintas. No es nada del otro mundo, tristemente, es algpo del diario.
Esto recuerda un poco a Héroes y Maestro de pelea, espero que solo recuerde y no sea igual.



Lo dediko para todos aquellos que tienen una vision positiva...y para aquellos cobardes (por que esa es la paslabra) Culeros (esta es aun mas acertada y mexicana, si no saben el verdadero signifcado investiguenlo) que perpetuaron las golpizas a varios emos...si tantos huevos haganlo kontra alguien ke si les pueda regresar el golpe.

Ke lo disfruten. [/quote]


Trece: Guerra X Paz




“¡No sé de dónde vienes pero eres mi hermano! Ya no hay violencia que perturbe a mi gente, porque el odio y el desprecio no nos caben en el alma. No hay limitaciones soy el dueño de mi mente. ”

El chico silbaba con calma una canción que había escuchado hace poco. Era buena, no solo por que el ritmo fuera pegajoso, sino porque la letra tenía un mensaje de respeto y era positivo. Le gustaba que la música de vez en cuando tuviera un contenido de mayor profundidad. Si, realmente le estaba gustando ese movimiento.

Ya estaba llegando a la salida de su secundaria. El tener 15 años en una ciudad de México y asistir a una escuela pública era amalgama de esfuerzo (para salir vivo y cuerdo) y placer (por el plus de conocer a gente tan variada). Y era aun más complicado si se le sumaba el detalle de estar en una escuela de la capital del país.

El reto era la diversidad de gente que suele toparse contigo en este camino. Podía ser una experiencia gratificante si eras poseedor de una mente abierta para tratar a todos y hacer buenas amistades y conocer más de sus vidas e ideas. La otra cara de la moneda, consistía en hacer malas compañías y comportarte como un estúpido.

Ninguno de los dos escenarios era el caso de este joven. El pertenecía al limbo: estaba en medio de ambas facciones. El era de las personas que tenía un puñado de buenos amigos con mentalidad abierta y tolerante, desgraciadamente, a su vez, estaba rodeado de muchos imbéciles (por que esa era la única palabra que definía a esas personas) en la escuela.

Realmente estaba en medio del fuego cruzado.

No importaba. Pese a todo, había logrado construir su camino en ese lugar y ya estaba en paz consigo mismo. Al menos, trataba de venderse esa idea para estar en calma y no meterse en líos.

Lástima que a esa edad, el ímpetu corre por las venas y muchas veces, tenemos la idea de que podremos cambiar el mundo.

Salió a esperar a sus amigos mientras sonreía alegre recordando la canción, cuando vio el zafarrancho que se traían sus compañeros entre manos.

Cuatro chico, de esos que por naturaleza están destinados a la categoría de idiotas, se encontraban molestando a uno de esos chicos emo de moda.

No estaba de acuerdo con las ideas de ninguno de los dos lados. Los emos le irritaban por su forma de comportarse y hacerse cosas en el cuerpo, pero, los maleantes eran sin duda peores en todo sentido.

Todo se reducía simplemente al hecho de que, por lo menos los emos no se metían con nadie (por miedo o desinterés, le daba igual) y en cambio esos idiotas que molestaban al emo, al no respetar transgredían lo más sagrado del hombre: la libertad.

Eso era algo que no podía pasar por alto. No tenía una forma concisa de explicar la razón de que no le gustara. Podía irse por el lado de que tenía derecho a expresarse, que le parecía una injusticia o que, simplemente, no le gustaba que abusaran de nadie.

Se acerco al grupo de maleantes y se paro detrás de ellos. Los tipos estaban molestando a un chico de un grado menor y por si fuera poca la superioridad numérica y de edad, eran más corpulentos que él.

-Oigan, ya estuvo ¿No?- Dijo firme.
-¿Ya estuvo? – Un darketo se viro a verlo- ¿Ya estuvo que cabrón?- Dijo molesto.
-Pus ya dejen a ese guey- Señalo al chico agredido- Aparte de que son más grandes, son montoneros no mames.
-Bueno, eso es algo que a ti te vale verga- Añadió uno de los maleantes con pinta de punk- Ándale, ábrete a la verga- Dijo con fastidio.
-Nel. Es de putos lo que están haciendo. Y a mí, los putos no me dan ordenes- Su voz sonaba desafiante- Así que ya bájenle a su desmadre mejor.
-¿Sino qué? ¿Nos las veremos contigo?- Dijo otro de los tipos, esta vez un clásico cholo- No mames que miedo- dijo con fingido temor- El nalgas miadas este nos va pegar ¡Ay no! ¡Sálvense! ¡No mames!- Se volteo bruscamente sujetando al emo- Vete a chingar a tu madre antes de que te le unas a este pobre pendejo.
-Déjalo, tiene huevos y eso me agrada- Dijo el último de los cuatro- Para que molestarte en salvar a una escoria como este escuincle- Señalo con la cabeza al emo- Mejor guarda energía y protege tu trasero alejándote. Ándale, te daremos chance solo por que al menos tuviste los huevos para dar la cara. Ándale, vete- Dijo conciliador el sujeto.
-No me voy a ir.- Dijo firme el chico.
-A ver- El cabecilla se dio la vuelta y se agarro la barbilla cavilando- No te vas a ir. A ver, suelta al emo.

Dicho eso el cholo soltó al emo. El chico adolorido y con miedo se desplomo en el piso y miro intercaladamente a su salvador y al cabecilla (aparentemente) de los gandules.

-Bueno, para que gastas esfuerzo en algo que sabes que a nadie le importa karnal. La neta lo sabes, estos basurillas a nadie le importan, por eso son emos. Manchan los espacios donde estamos, molestan a la vista y además dan ganas de madrearlos porque van gimoteando por ahí sin ninguna buena razón y no valoran lo que tienen- Arqueo las cejas e hizo un gesto cómplice- ¿A poco a ti no te dan ganas de darles una putiza?- Cuestiono.

Un hondo debate nació en ese instante en las redes cognitivas del chico.

Por un lado era cierto. Hay gente que no valora y dan ganas de enseñarles por las malas lo privilegiados que son. También era cierto que muchos emos por llevar esa moda tan rara se veían mal, realmente mal y daban ganas de meterlos en la basura. También estaba el hecho de que eran una moda molesta y que hacía que los adultos menospreciaran a la juventud tachándola de irreversiblemente estúpida. Era verdad, solo daban mal nombre a su estrato social (acorde a la edad) y no ayudaban en nada (como otros movimientos sociales, contraculturales o tribus urbanas) a la sociedad.

Quizá si merecían lo que les tocaba.

Seguía dudando. Todos tenían los ojos clavados en el, excepto el emo. El ya se sabía perdido y agacho la mirada mordiéndose los labios. Sabía que una nueva golpiza vendría en camino.

Su cuerpo temblaba por la incertidumbre y la duda. Muchas veces se sentía así, pero nunca le había pasado en un momento tan crucial. Apretó los puños y desvió la mirada a un costado. Había mas alumnos viéndolo, viendo lo que pasaba, y el, solo él se había detenido para hacer algo.

No dijo nada. Agacho la cabeza, se dio la vuelta y arrastro los pies al caminar.

Tenían razón. Su mente no había logrado dar con un buen motivo para detener eso, incluso él creía en las palabras del tipejo ese. No podía detenerlos pues una parte de él creía en sus palabras; sin argumentos no podía argüir en la defensa del emo y ni que decir de que si todo fallaba usaría la fuerza bruta.

Estaba totalmente desarmado.

Caminaba lento. Estaba decepcionado de sí mismo. Detrás de él las risas de los maleantes retumbaban en su cuerpo como el dolor de viejos golpes que no perdonan. Se sentía insignificante y estaba molesto consigo mismo.

De repente, a la velocidad en la que un rayo aparece surcando el cielo le vino a la mente una idea. Era simple, era de pocas palabras, pero era certera. Estaban mal. Todo lo que habían dicho estaba mal, y el, una parte de él, lo sabía y no lo iba a dejar pasar por alto.

La otra parte de su ser se aferraba a lo más natural: preservar su bienestar. Pero, la parte que tachaba de incorrectas esas acciones, se aferraba mas.

Si tenía argumentos. Discriminar era malo. Cuánto dolor no se había provocado ya por el racismo. Por una diferencia en el tono de piel. Cuanta gente no había sido masacrada por tener ideas diferentes. Gente perseguida, asesinada solo porque ellos decían preferir otra cosa. La única limitación estaba en la mente de todos, de aquellas personas que se cerraban y veían como malo o despreciable algo que no les afectaba.

Se detuvo en seco.

Existiendo tanta gente que robaba, montonales de asesinos que sacrificaban vidas por unas cuantas monedas, gobiernos corruptos que destrozaban países de miles por el bienestar de unos cuantos, religiones que ya tenían suficiente con sus guerras internas como para querellarse contra otras creencias y la lista aumentaba en su cabeza volviéndolo loco. ¿Y quién hacia algo contra esos problemas? Nadie.

Nadie se preocupaba por los problemas de verdad, querían tapar el sol haciéndole la guerra acosas mínimas. Se quejaban del acto de las personas importantes, y ellos, gente menuda, hacían lo mismo. Eso era lo despreciable.

El emo no era despreciable por expresarse, por vivir como él quería y sin meterse con nadie. Lo despreciable era meterse con el débil, discriminar sin escuchar a la razón y transgredir las libertades de los demás, eso no tenía un solo nombre, tenía montones de nombres y todos encaminaban al mismo lugar.

Apretó fuerte la quijada y sintió como su dentadura tiritaba de coraje. Se dejo engañar, fue cobarde y escogió el camino fácil. Se molesto consigo mismo.

Recordó aquella canción, su mensaje y con más razón se decidió a no dejar las cosas como estaban.

Dio la vuelta y nuevamente fue a darse encuentro con esos sujetos. Camino dando grandes zancadas y tenia los puños cerrados todavía con más fuerza.

La decisión brillaba en su rostro, no habría marcha atrás. Estaba bien, el podía vivir con una golpiza encima, pero no con la sombra de haberle dado la espalda, no a sus principios ni ideas, sino a quien necesitaba ayuda y a su razón, esa parte que marcaba la diferencia entre ser un animal más o un ser humano.

Se planto nuevamente enfrente y miro directamente a los ojos al cabecilla de los truhanes. No sabía que diría, pero no importaba, ya iría improvisando.

-Suéltalo- Ordeno.
-Y tu quien carajos te…-
-No estoy hablando contigo- Dijo serio sin mirar al otro- Suéltalo, no tienes derecho a tratarlo así. No lo merece, por más que quieras justificar esto, no lo merece.
-Se atrevió a callarme- Dijo molesto el cholo- Tú no tienes idea de quién soy yo.
-Eres un abusivo cobarde- Dijo molesto el chico- Y aparte un estúpido que no entiende el español. Te dije que te callaras-Dijo con voz de mando de nueva cuenta.
-Te crees muy cabrón y no eres ni la mitad de lo que piensas escuincle pendejo.
-Ya está bien. Tienes agallas niño, pero esto ya es demasiado de lo que puedo pasarte por alto. Tienes la oportunidad de largarte y salvar tu trasero
-Escuincle y niño, ¿eh?- Dijo frunciendo el seño el chico- Pero si no deben de sacarme tantos años y se andan con cosas de este tipo, que exagerados- Se encogió de hombros y sonrió sarcástico- No pienso irme ni darme por vencido en esto. Mejor ustedes dejen de hacer estas salvajadas y podremos estar todos en paz.
-Ahorita lo que va pasar es que te vamos a meter una santa putiza que te va a hacer chillar como marrano cabrón- Dijo el cholo aventando al suelo al emo- Ahora si ya te cargo.
-Tienes razón- Dijo el cabecilla- Te acabas de meter en un pedote como tienes idea. Me caías bien, pero ahora eres molesto, de manera que, te mandaremos a chingar a tu madre- Dijo con gesto molesto y cerró los puños- ¡Acércate y muerde el polvo mierda!
-Bueno, si va ser de verdad uno a uno, puede que pruebe mi suerte- Su voz sonaba confiada, pero sus emociones podían traicionarlo- Vamos.
-Hasta crees pendejo- Dijo con mofa el cabecilla- Si a ti te va tocar una madriza de cuatro por uno –Se burlo y le miro con desprecio- Ahora probaras la hiel del dolor.
-Huy si, la hiel del dolor- Se burlo un chico- Nombre, que miedo, corramos antes de que salgamos heridos- Miro con sorna al cabecilla- ¿De donde aprendió un idiota como tú una palabra como esa?- Llego por un costado y saco las manos de los bolsillos- Eh mierdecilla, habla.
-Tú quien chingados te crees para interrumpir así imbécil- La voz molesta del darketo sonó- ¡Te estoy hablando!

Sin decirle una sola palabra, el recién llegado le miro con fastidio y le dio un puñetazo a la cara. El darketo no lo esperaba, así que le entro de lleno el golpe en la nariz. Sin esperar otra reacción, un nuevo golpe se estampo en su cuerpo, esta vez en su estomago.

Por falta de aire el chico se doblo y termino en el piso.

-Las personas listas no le hablan así a un practicante de Lima-Lama, estúpido- Dijo el chico regresando a su anterior postura arrogante- Aun quieren jugar sucio, o será que ¿Ya les da mello jotos?- Arqueo las cejas y miro a todos- Y bien nenas, ¿Que pasara ahora?
-Abraham- Dijo el chico mirando al practicante de lima-lama- ¿Y los demás?
-Ya vienen para acá Leonardo. Solo me adelante por que escuche que había una interesante pelea, y supuse que tu, como siempre, estarías metido en medio de todo el lio pacifista-Sonrió con gesto cómplice.
-No importa quién seas- Dijo el punk sacando una cadena de sus bolsillos- Aun somos más nosotros, y tenemos mejores armas.
-Mis puños son mis armas- dijo Abraham tranquilo- Yo no soy tan marica como ustedes.
-Y ya no son más que nosotros- Dijo otro chico que venía acompañado de otro muchacho.
-Vaya, si es el Capoeiro- Dijo Abraham- Y vienes con el karateca también- -Silbo emocionado- Esto se va poner genial.
-No se atreverán a tocarnos siquiera cobardes de mierda- Dijo el cholo y se puso en guardia- Inténtenlo y quedaran en el piso chillando.

Leonardo estaba parado al lado del emo y le ayudo a levantarse. No parecía que le hubiera pasado nada grave. Si estaba golpeado y tenía muchas manchas de sangre, pero, todo parecía ser superficial. El chico estaba temblando, no hablaba, pero sus ojos llenos de gratitud miraban a Leonardo.

Sabía que había hecho lo correcto, esa mirada era la paga por sus acciones y se sentía bien consigo mismo.

-Mira, no queremos pelear con ustedes- Dijo Abraham- Solo, váyanse y ya.
-No nos iremos solo porque nos lo pides joto- Dijo desafiante el punk- Probaras tu sangre- Con esas palabras empezó a darle vueltas a la cadena- Ya lo veras.
-Mira- El karateca se puso al lado de Abraham- Entiende una cosa, no por que podamos partirles la madre somos más o menos hombres. Nosotros no necesitamos mostrarles nada, asi que, si les decimos que se vayan- Su cara calmada se torció con molestia- Es para evitarles la pena de madrearlos.
-Mucho ruido y pocas nueces- Recito el cabecilla- No nos dan miedo.
-Pues nosotros quizá no, pero da igual- Dijo el capoeiro encogiendo los hombros con indiferencia- De todos modos ahorita ya vienen los refuerzos.
-¡Ja! Para eso me gustaban jotos de mierda- El punk lanzo la cadena contra el emo- ¡Toma!

Leonardo sin pensárselo metió el brazo para proteger al chico. El impacto de la cadena se sintió terrible en su delgado brazo. Un intenso dolor le recorrió los nervios. Aun así, no le dio el gusto al punk de quejarse. Con la mano libre sujeto la cadena y empezó a tirar de ella.

-Veamos si cuando te quite la cadena eres tan valiente- Dijo mirando con desprecio al punk.
-Miren, la cosa es que falta uno de nosotros porque, le dijimos que fuera por mas gente. No pensamos iniciar una pelea, eso podríamos ganarlo tan fácil que nada mas de pensarlo me aburre.
-Si claro- El cabecilla se paro en medio de todos y miro serio al karateca- Si es así, para que necesitas refuerzos.
-Para madrearte no evidentemente. Sino para que…
-¡Para que entre todos los mandemos a la chingada!- Grito un chico que lideraba una gran aglomeración de alumnos.
-Es Damián- Dijo anonadado Leonardo- Y todos esos son… ¿Emos?
-Bueno, yo le dije que fuera por ayuda- Dijo Abraham- Pero no creí que traería a más emos.
-Ahora es cuando temes por tu futuro- Dijo el punk- Es ahora cuando…
-¡Cállate ya cabrón!- Grito el Capoeiro mientras daba un salto mortal de espalda y le propinaba una fuerte patada en la cara.
-¡Hersa!- Grito el Karateca- ¡No mames! ¡Dijimos que sin madrear!
-Bueno- Abraham rio con saña- Yo derribe a uno de esos putos.
-Pero…- Suspiro resignado- ¡Ay! No mamen.
-Ya cálmate José- Dijo Hersa- Después de todo es justo. Es lo mínimo que merecen por todo lo que le hicieron a ese chico.
-Pero la idea no era ojo por ojo- Dijo Leonardo- Y menos si eso implicaba lastimarme- Enseño sus manos irritadas por la cadena- Ese tirón casi me descarna.
-No seas llorón tampoco eh- Dijo alegre Damián que ya estaba a un lado de ellos- Yo ni sé que paso- dijo serio viendo a los que quedaban en pie- Pero estos karnales- Señalo con la cabeza a todos los emos detrás suyo- Vinieron con todos los ánimos de ver- Una sonrisa cínica se dejo ver en su rostro- Si también tenían los huevos de madreárselos a todos ellos, como a su compa.

Observando de cerca a todos los chicos que estaban ahí, era fácil notar que solo un par de ellos eran emos, los demás eran chicos de otras tribus urbanas que se habían unido a la causa nada más.

-Pero si aquí no todos son emos- Dijo el cabecilla, su voz ya sonaba temblorosa- Porque se meten en esto…
-Porque no es justo que mancilles a los karnales solo por ser diferentes- Dijo un muchacho que llevaba en su cinturón los colores rasta- El respeto es lo que debe gobernar, no la estupidez.
-Pero nadie se mete con ustedes…
-Hoy no- Dijo un muchacho con su cinturón a cuadros negros y blancos y que portaba una muñequera que decía “Ska”- Pero a nosotros ya nos toco pasar por esto y es una injusticia.
-No siempre podrán cuidarse…estarán solos tarde o temprano y entonces…
-Eso no pasara- Leonardo hablaba claro y con temple- porque siempre habrá para todos ellos un karnal aquí- se dio un golpe en el pecho- en el que puedan confiar.

Los cuatro tipos que estaban golpeando al chico emo sintieron un terrible miedo. Una cosa inexplicable. No por que pudieran golpearlos, era evidente que si eso pasaba estaban perdidos. Eso no les atemorizaba en verdad. De lo que tuvieron miedo de verdad era de ver que ahora, ellos eran los que estaban solos y esa soledad, era lo que más dolor provocaba.

Sin decir una sola palabra ya, se echaron lentamente para atrás. Todos los chicos ahí congregados les miraban, no decían nada, su mirada de desprecio lo decía todo.

-Ustedes nos están tratando igual, nos discriminan- Dijo el darketo.
-No seas pendejo man- Dijo el rasta- Mañana a nadie le importaran, nadie los tomara en cuenta. Nosotros no vivimos despreciando a la gente. Hoy los vemos culero, mañana ya nos darán igual.
-No compares que hasta pa’ los perros hay razas- Dijo un emo- Incluso nosotros no les diremos nada ni los veremos feo. Vive y deja vivir y ya. Cada quien en su pedo y ya.
-Putos- Dijo enojado el cholo- Eso es lo que son.
-Ustedes si- Dijo un cholo que estaba en la bola- Ustedes son los que le dan mal nombre al movimiento que representan. Ustedes son- Se contuvo- No tiene caso…ya saben lo que son.
-Vámonos- Dijo molesto el cabecilla- No tenemos ya nada que hacer aquí…
-Y que no se te olvide que estamos unidos- Leonardo recordó una frase de esa canción y la recito al vuelo- ¡Ya no hay violencia que perturbe a la gente, porque el odio y el desprecio no nos cabe en el alma!
-Así no iba karnal- Dijo el amante del ska y todos rieron.

Vencidos y con el orgullo roto, los vándalos se fueron con pena y sin una pizca de gloria, mientras que a sus espaldas, un grupo variado y pintoresco de chicos reía con ganas, por la alegría de estar unidos.

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-¡Cabrón!- Dijo Abraham a Leonardo dándole un golpe en el hombro- ¡La armaste en grande! ¡Tienes bien puestos los huevos!
-No lo alientes- Dijo serio José- A ver Leo, no mames. Tú ni pelear sabes cabrón.
-Y eso que mas da José-Dijo tranquilo.
-Que no mames- ¡N-o Mames!- Grito Hersa- Pudieron haber barrido contigo como con el emo- Dijo señalando en medio de toda la bola- ¡No mames!
-Guey, acaban de irse esos tipos, déjalo gozar de sus cinco minutos de gloria- Dijo Abraham alegre- Se los gano.
-No guey, es que ustedes están cabrones- dijo exasperado José- O sea no mames, esos gueyes te pudieron hacer cagada. Si no es por Abraham que cacho el pedo y acomodo todo, hubieras valido verga.
-Tuvo huevos Dijo Damian con calma- Eso merece un aplauso.
-A ver cabrón, ¿Qué hubieras hecho si se querían rifar a los putrazos contigo?- Cuestiono Hersa.
-Yo lo hubiera evitado lo más que pudiera- Dijo Leonardo apenado- Pero de ser necesario, le daba unos madrazos por defender a ese compa.
-Guey, tú solo eh.
-No importa, ese guey no merecía ser golpeado así. Valiendo verga, aunque hubiera terminado en el piso no lo dejaba solo.
-Gracias- Dijo el emo al que había salvado- Yo también me hubiera armado de valor y te habría ayudado- Dijo serio- Gracias por ayudarme.
-No es nada- Dijo tranquilo Leonardo- Somos colegas…no. ¡Somos hermanos!

Dicho eso, Leonardo le dio la mano y tiro de él para darle un abrazo de camaradas, mientras que en su cabeza retumbaban las burlas que ponían en duda su virilidad y como le vitoreaban por haber mostrado tanto valor.
En realidad el no escuchaba eso, solo sonrió mientras recordaba la canción y saboreaba el haber hecho lo correcto al final.
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1 comentario:

  1. Pinche amigo, no diré nada malo por que no es un escrito formal, mas bien es un relato que describe algo que debería de ser así, pero sigue siendo deficiente el espíritu de unidad entre los individuos.
    Bien echo amigo, Leonardo se debió de haber llamado Leonel o el Chino ahí pa la otra he...XD

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