Lirica libre, el lugar de las letras de un escritor novel que día a día, trata de ser mejor...

Esta es la historia de un hombre que continua luchando contra su destino... Y confia en que vencera.

sábado, 30 de junio de 2012

De nombres y personajes...

Detrás de… Los nombres.
Bueno, esta vez vengo a halar de nombres y demás, pero, creo que de una manera que más que ayude a la gente, es una especie de aclaración, supongo que al final no siempre puedo hacer letras para los demás, al menos no de manera íntegramente entretenida.

En esta ocasión, quiero hablar un poco acerca de los nombres, no tal cual de los significados de cada nombre o el destino al que te ata llevar tal o cual nombre o ese tipo de cosas místicas cabalísticas, no se trata de esto. Me referiré simplemente a un par de cosas respecto a los nombres, cosas básicas.

Para empezar me gustaría hablar primero que nada del nombre que se repite más en mis historias: Alberto. Esto es muy simple, la primera razón es que es mi primer nombre (tengo dos, el otro es Alfredo) y me gusta mucho, realmente me gusta. La segunda razón es que me gusta lo que significa, es algo así como “el que brilla por su nobleza” y bueno, es súper épico, al menos para mí. Por esas dos razones se repite en varios personajes, básicamente porque me gusta. No porque sea una visión idealizada de mi persona o algo así, es tan simple que da risa, pero es la verdad. Me gusta y por eso lo uso. Además es un nombre de esos “comunes”, así que queda perfecto para que, suponiendo, sea fácil de recordar (o a la inversa, sea muy fácil de olvidar por ser tan común, todo puede ser).

Hay otra cosa vital, más allá de que simplemente escojo nombres por gusto y ya. Para algunos, si elijo en base a lo que significan. Verán, en mi mente, me imagino que así como en los nombres científicos de los animales-plantas y similares, el nombre que se le da a una persona representa algo.

Me gusta creer, que hace cientos de años, el nombre Alberto (por ejemplo), no existía. Y que en algún momento de la historia, hubo un joven, sin nombre, que por sus actos de gran nobleza, su comportamiento ante la adversidad o la manera en cómo se manejaba con sus semejantes, hizo que le empezaran a llamar “Alberto, que significa, aquel que brilla por su nobleza”.

¿Sería mágico que todo tuviera una historia detrás así no?

Digo, si con los apellidos eso pasaba (del valle, fuentes, lomas, Armstrong, etc) me gusta pensar que con los nombres paso algo similar.

No todo es magia, como dije, hay otros nombres que simplemente los escojo por ser un tributo o porque me gustaron. Prueba de esto es que para una de mis historias, el nombre del protagonista, es por honrar a una banda de música punk/celta irlandesa. O que el nombre de Donovan (un personaje de esta misma historia) fue seleccionado porque me gusta como suena.

No todo es tan profundo siempre, no todo es tan mágico. Por eso a veces me dan hueva esas clases que tratan de hacerte “ver” (ver, ¿Qué cosa?) lo que el autor quería decir, tal vez, solo tal vez cretinos eruditos que creen que son omnipotentes, el autor solo eligió esas palabras por gusto o para expresar lo que dicen, y no hay nada detrás.

Hay que hacer más mágica la vida, pero no de esa manera.

Bueno, los nombres de los personajes o sus apodos, a veces tienen razones de ser como esas que dije: porque me gusta como suena, porque representan algo, porque son un tributo a alguien o algo o por el simple hecho de que representan su función.

Es una entrada simple me temo, pero, no sé, desde hace mucho quería aclararlo. A lo largo de mi vida me he topado genuinamente con amigos y gente que cree que llamo a mis personajes basado en algún tipo de sueño o fantasía, cuando simplemente, lo hago por cosas tan simples que bueno… no me extraña que no me crean. A veces ser tan simple parece, para estos tiempos, una mentira o hasta estúpido, jejeje.

Como sea, supongo que ahora que hable de mi experiencia, tengo que hacer algún comentario acerca de los nombres y su importancia (lo lamento, eso es parte de este ejercicio de letras, así que se chin… chingaron queridos lectores, pero en el buen modo), entonces, adelante.

Honestamente, traten de hacer lo que les gusta y ya y elijan lo que les agrade, creo que es lo mejor que puedo decir. No creo necesitar una gran escuela validando mis palabras, años de experiencia o un titulo para afirmar que, simplemente, hagas lo que te gusta como a ti te gusta.

No es uno de esos mensajes irrespetuosos de que todo sea a tu modo y abajo el sistema, tampoco es una de esas consignas vacías de que seas un necio y creas que todo lo sabes tú, o peor, un aplauso al pendejismo de renegar escuchar un consejo.

Parte de este camino es que terminaremos aprendiendo de alguien más, es así de simple. A su vez, tarde o temprano nos tocara tomar decisiones (tal vez fáciles, tal vez cabronamente difíciles) y entonces ¿Por qué no elegir lo que más nos guste?

Por último, compartí mi sueño guajiro y romántico de cómo nacen los nombres porque, como dije más arriba, hay mejores maneras de hacer mágico y simbólico al mundo que solo buscando mensajes ocultos.

Y no es algo como un chispazo de inspiración o similares, un día (así es amigo lector, ahora, te aburriré con cómo surgió esta idea tan especial) leía una de mis historias, tal vez la más querida de todas las que tengo y a la que peor e tratado y más olvidada he dejado. La historia gira en torno a contar la historia de un personaje que es perseguido. Le di un nombre que me gusta mucho, Leonardo. Posteriormente busque su significado, en algún punto, no sé cómo, encontré un significado con el que jamás volví a dar: “Leonardo: corazón de león, tan noble como un león”. Fue así que me gusto más el nombre (por si te lo preguntas, paciente lector, el significado que siempre me topo es “duro como león, algo así como lion hard”) al punto que no solo pensé que le quedaría perfecto al personaje, sino que espero algún día llamar a un hijo mío así (pienso tener muchos, si eres mujer, ¡Cuidado conmigo!).

Como sea, no me quede en eso nada más.

No es que sea de mente avispada o sumamente creativa, pero un día, decidí hacer un capítulo especial en el que a un niño sin nombre, por sus acciones y su comportamiento ante los demás y el cómo afrontaba la vida y sus pruebas, le llamaran Leonardo “corazón de león”.

En fin, el caso es que, hacer lo que te gusta, normalmente permite que tu imaginación, por mucha o poca que tengas, venga con ideas sino geniales, al menos interesantes.

Eso es todo me Salí mucho del tema supongo, pero bueno, que le vamos a hacer… así soy me temo.

Se despide su amistoso Kai de Blogspot.

PD: Y esto cubre las entradas concernientes a Junio, no voy tan mal eh.

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