Lirica libre, el lugar de las letras de un escritor novel que día a día, trata de ser mejor...

Esta es la historia de un hombre que continua luchando contra su destino... Y confia en que vencera.

jueves, 27 de octubre de 2016

De regresar y tentar a la suerte...

Después de bastantes años, uno al final de cuentas termina haciendo cualquiera de las siguientes cosas: abandonar para dejar que ese deseo muera lentamente o regresar y tentar a la suerte.

Aquí estamos ante el segundo escenario.

De este se desprenden algunas variantes, que, cuanto menos tendríamos que considerar interesantes para lo que podrá venir de este día en adelante. Eso siendo optimistas. Si no queremos revestirnos de esa esperanza que varias veces ya ha traicionado la persona que hoy escribe, permíteme modificar un poco este punto.

Concede a la persona que se manifiesta a través de estas letras, el beneficio de la duda. No para probar mi inocencia o por tu gran corazón, incansable amigo lector, sólo hagámoslo por esos viejos tiempos en los que todos creímos que el mundo era pequeño y nos cabía fácilmente en un bolsillo.

Si has decidido dar el beneficio de la duda, o te da curiosidad ver que es lo que depara el futuro a este sitio, a estas letras y al que escribe, no importa. De cualquier forma, te agradezco que sigas aquí.

He decidido hacer, probablemente uno de los ejercicios más peligrosos en este hobby/oficio (quiero aclarar, que esta última señalización sobre la escritura, es de forma respetuosa y no menospreciativa para todos los que la ejercen de forma activa. Mis saludos para esos hermanos de palabras). A partir de este día, al menos aquí, intentare en mayor medida liberarme de muchas cadenas y fantasmas, que, a humilde opinión de tu renovado compañero de aventuras (que así es como me gustaría pensar que nos vemos, y no sólo como gente sentada leyendo/escribiendo en un monitor de punta), atormentan este bello canal de comunicación que es la palabra escrita.

Lo primero es el lenguaje rebuscado. Principalmente porque mi vida en general ha sido una constante de estar en contra de lo que sea que se atreva a volver algo simple, en algo complicado. En este lugar, déjame ponerte al tanto que han cambiado algunas cosas. Tal vez en forma o apariencia, pero, algunas siguen intactas, esas que se han aferrado y que ahora son parte de la esencia de este que hoy escribe. Por eso, en medida de lo posible, tratare de mantener un lenguaje sencillo pero claro para este espacio. Si queremos leer cosas enrevesadas o que nos hagan correr a buscar en la gran red su significado, sitios y gente sobran. Mantengámoslo bonito, sencillo y honesto entre nosotros.

Lo segundo tiene que ver con una de esas variantes de escenario que te mencione en la quinta línea de esta entrada.

Regresar a lo que se ama no siempre es una historia de hijo prodigo y no siempre tendrá un final feliz o se hará tan fácil como coser y cantar. Está no será la historia de un protagonista seguro de su destino y que jamás flaquera en su empeño por perseguir lo que anhela. Para nada. Déjame adelantarte que esta variante, de esos tan engrandecidos “retornos”, será de esas historias en las que tu estimado protagonista pasara por varias cosas. Noches de tener los ojos abiertos por las inquietantes ideas, por las dudas terribles y la indecisión que destruye. La inconstancia provocada por el pensamiento invariable de quizá, aun es tiempo para saltar fuera de esta aventura y elegir una más cómoda por ser conocida o por resultar más gratificante o simplemente por el puro y despreciable abandono que pide tan poco. Sí, será un camino lleno de baches, pero venga ninguna buena historia se conforma sólo de cosas felices… así como no puede estar formada únicamente por momentos de congoja. Así es, este camino también te puedo apostar tendrá momentos de gozo, palabras que probablemente se incrusten cuando menos unos días en el alma y esa inequívoca sensación de que se está presenciando un momento épico, aunque sólo sea leer una declaración de intenciones o como a pesar de los años la actitud cambia, pero no las ideas.

Está variante será la de la tormenta, llena del misterio de saber si estamos entrando o saliendo de ella. Va ser una gran travesía. Un viaje digno de hacerse. Una aventura que tal vez no estábamos esperando, y que ni siquiera subimos cuando empezamos.

Por que podremos decir muchas cosas sobre regresar o intentar de nueva cuenta hacer algo que se ha abandonado. Podemos ver la dificultad de retomar el mismo camino, pero obviando el hecho de que tal vez hay más caminos por recorrer y conocer. Podemos ver lo predecible de la repetición y la necedad de intentar lo mismo y aun así esperar resultados diferentes, pero probablemente sin tener en cuenta que la grandeza algunas veces nace de la locura. Finalmente, podemos temer que ya hay un antecedente, un amargo recuerdo de abandono, pero, y este es el pero que más vale en todo este escrito, querido lector, uno no regresa jamás por algo que no ame. Uno jamás lucha por algo que no crea que merezca la pena. Uno no se atreve a ponerse contra las cuerdas por cualquier cosa. No.

Y puedo decir con orgullo, que no importa en que “asalto” de este combate me encuentre, pues he decidido que hay una cosa que me hacía falta todavía, y que le amo lo suficiente como para estar lo bastante loco, no nada más para verle a la distancia y con una sonrisa melancólica, sino como para tener el atrevimiento de retomar el camino y de ser preciso mantenerme firme en el o forjar otro.

No creo que el amor todo lo pueda, pero caray, ayuda muchísimo aunque no lo crea.

Se siente bien regresar a las andadas. Se siente bien dejar de echar en falta lo que se ama.

Un saludo para toda aquella persona que pase a leer esto. Uno muy especial para mi yo del futuro, que se, con conocimiento de causa, que cuando leas esto, no podrás evitar sonreír con alegría.

Sin más por el momento, se despide su estimado compañero de aventuras, Kaifan. Aquel que parece que en el camino, se negó a entender lo que significa… rendirse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me interesa tú opinión.