Lirica libre, el lugar de las letras de un escritor novel que día a día, trata de ser mejor...

Esta es la historia de un hombre que continua luchando contra su destino... Y confia en que vencera.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Cancionero: Relato cinco "Violencia"

Notas:

Bien este sera un relato corto, de no mas de tres cuartillas de word. Lo importante no es en si el relato, sino de que lugar se deslinda, es decir, cancionero.

Cancionero es una especide de "lugar de recopilación de relatos" que tengo basandome en letras de canciones. Digamos que es mi antologia de relatios breves.

Violencia, no es otra cosa mas que un relato que hice basandome en una historia que alguien mas me conto. Modificado a mi antojo casi todo, solo respete la idea central y bueno, este es el 5to relato de una gama de mas de 10 historias hasta ahora a medias, escritos o por escribir.


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Violencia.

La ciudad de México es conocida a nivel mundial por muchos de sus atractivos que son bastos y varían en diversidad tanto como las especies de flora y fauna que habitan al país entero en si. Se podía escuchar hablar de lugares tales como la plancha del zócalo capitalino; también era famoso el palacio de bellas artes no solo por que la construcción era de mármol, si no por su estilo arquitectónico; como pasar por alto a su vez la alameda central, que aunque estaba vieja y descuidada, aun lucia hermosa como para pasear unos minutos bajo la sombra de sus árboles.

Muchas cosas había que ver y admirar en la capital del país, pero no todo era un retachado de virtudes en esta, una de las ciudades más pobladas de todo el mundo. También tenía sus lugares malos, como por ejemplo el barrio bravo de tepito. Del cual se decían infinidad de cosas, o de los arrabales que circundaban el centro de la capital, y justamente, es en una de estas callejuelas que existen desde la época colonial, donde tuvo lugar un acontecimiento, común.

Común usualmente se considera a ciertas cosas, comportamientos o situaciones que son típicas de ver en determinado lugar, algo que ya no asombra a la gente, que ya no le sorprende, pues bien, este acontecimiento “común” que se estaba llevando a cabo en una de las calles escondidas del centro del Distrito Federal, para ser mas exactos a un costado de la plancha del zócalo, en la calle de “Republica de el Salvador”.

Un hombre joven que no rebasaría los veinticinco años caminaba con paso firme, recto como solo un militar lo estaría y con la mirada en alto en la hora pico de los asaltos. No parecía importarle donde estaba ni la hora en la que estaba llevando a cabo su paseo nocturno, puesto que caminaba con una parsimonia equiparable solamente a la de los seres que no conocen el miedo, o que suprimen sus instintos mas básicos de auto conservación.

Vestía de manera sencilla. Una playera de mangas largas blanca, un pantalón de mezclilla de corte recto, un cinturón de hebilla normal y de remate un par de zapatos de color café eran todo su atuendo. Su tez morena resaltaba a por el uso de colores que portaba, y su musculatura se veía definida a perfección a través de la playera, no era pegada, y el no estaba hecho un cúmulo de músculos, pero estaba definido y con tono la gran mayoría de su cuerpo. Lo característico del sujeto, además de lo antes mencionado, era que tenía el pelo cortado ínfimamente, era un corte casi militar, o más bien, como si el cabello estuviera creciendo después de un corte militar.

Como se dijo antes, el joven caminaba sobre aquella sucia acera de la ciudad, como si estuviera paseando por la calida arena de alguna paradisíaca playa, no parecía importarle en lo mas mínimo que un hombre de no mas de treinta años, con las manos metidas en su chaqueta de cuero vieja y sucia se le acercara con paso raudo para darle encuentro antes de que terminara de abarcar toda la calle.

El joven pese a todo noto la presencia del sujeto pero no se inmuto en lo mas mínimo, simplemente le vio con indiferencia mientras se le aproximaba.
-¡Arriba las manos hijo de la chingada!- Exclamo el hombre treinteañero mientras de entre su chaqueta sacaba una pistola- ¡Dame todo lo que traigas si es que valoras tu vida cabrón!-

-Vaya que la valoro- Dijo el joven moreno alzando sus manos con calma- Tanto como para darte mis bienes con tal de que me perdones la vida- Dijo apenas con un tono suplicante, que mas bien parecía fingido.

-¡Pues entonces dámelo todo maldito imbécil!- Rugió el asaltante.

-Pero tendría que mover mis manos para darte mis cosas- Sonrió perspicazmente el joven.

-Te sientes muy listo solo por que yo soy un ladrón, ¿no cabrón?- Acto seguido, con la culata de la pistola le propino un golpe al rostro- Quédate como estas grandísimo idiota y no te matare- Dijo confiado el delincuente.

El joven por el golpe había volteado el rostro, pero cuando lo regreso a la posición previa ya no sonreía y un hilillo de sangre nacía de su labio inferior partido y corría entre su piel morena.
Con su par de ojos molestos, miraba con paciencia el semblante del ladrón sin mostrar expresión alguna, estaba realmente molesto y temblaba, pero no se podría decir que lo hiciera por miedo, más bien daba la impresión de estar temblando por la ira que le había provocado la agresión previa.

El asaltante sostenía con firmeza en su mano derecha el arma de fuego apuntando al cuerpo del joven, mientras que, con su otra mano empezó a investigar cada bolsillo de los pantalones del chico extrayendo lo más que le permitía su torpe mano de criminal.

La operación le tomo un par de minutos que le parecían eternos, no era su primer asalto a mano armada del delincuente, pero aun así, siempre se encontraba nervioso por los contratiempos que se le presentaban en el “oficio”.

Finalmente, con una exclamación por lo bajo de victoria y alivio, el criminal logro conseguir hasta la ultima pelusa de los bolsillos del joven. Una vez terminada su labor, volvió a darle un golpe con la culata en la cara al chico y lo miro con desprecio.

-Así me gusta, que los riquillos como tu le tengan miedo a los de mi tipo, ustedes no mandan –Dijo poniéndole cañón del arma en la sien al chico- Aquí mandamos nosotros, los pobretones jodidos de mierda, ¿te queda claro?-

-Perfectamente- dijo secamente el joven.

-Y para que lo sepas estúpido – Decía el hombre mientras que con la culata le golpeaba con brutalidad el rostro al agredido- Tu eres el tercero de esta noche en donarme todas sus pertenencias- Detuvo el ultimo golpe y le escupió para rematar la humillación- Si algo me gusta de los de tu clase, es que son tan estúpidos-recalco la ofensa- que jamás se dan cuenta que no deben meterse en nuestro territorio ni con nosotros en absoluto-

El chico le miraba con furia que parecía que atravesaría sus ojos y perforaría al delincuente, era tan notorio su odio que si el ladrón se hubiese detenido en ese momento un instante para palpar el aire, hubiera sido capaz de sentir esa fuerte presencia de desprecio.

-¿Qué me ves todavía pendejho?- Dijo el criminal con sorna- Seguramente te guste – Con el puño que había usado para violar los bolsillos del joven, le dio un puñetazo a la ceja- ¡eso te pasa por putote!- Exclamo lleno de orgullo.

El muchacho una vez más por el golpe volteo el rostro hacia un costado y en ese instante exhalo hondamente. El villano escucho el sonido característico de un resoplido, pero no le importo, sintiese miedo a ira el muchacho poca cosa le importaba a el, ya tenia su dinero y lo estaba humillando por que el tenia el poder, el tenia la fuerza, el era mas chingón que el y por eso, lo trataba así.

-Bueno, ahora date la vuelta y vete lejos de mi vista tarado- Dijo el ladrón con aire despreocupado- No quisiera verte por aquí y tener que matarte, no me gusta dispararle a la gente- Dijo con saña y burla- Así que lárgate-

-Si, claro- Farfullo el chico.

-¡Ahora pedazo de mierda!-

El joven se dio la vuelta, bajo las manos y empezó a caminar de con un ritmo normal para alejarse del ladrón, peor lo hacia en silencio, estaba atento a los sonidos que emitía su atacante.

El delincuente confiando en su suerte se dio la vuelta y resguardo la pistola de la vista de los demás.

El joven estaba molesto, había gente ahí a los otros lados de las calles, mirando todo el crimen y nadie había hecho nada, estaba furioso, pero a la vez, le daba gusto que el criminal fuera estúpido.

Sin dilatar mucho sus acciones, de entre sus pantalones, a la altura de donde iba la hebilla de su cinturón, el joven sustrajo con calma una pistola, se dio la vuelta y dio dos disparos al delincuente.
Dos disparos se oyeron en toda la calle y calles aledañas a la republica de el Salvador, la gente emitía gritos y chillidos de miedo ante la brutalidad del ataque perpetuado. Un grito de dolor desgarrador abrumo a los demás alaridos. Solo una persona sonreía, y era el joven al que habían asaltado.

-Te sentías muy cabroncito, ¿No es así?- Decía mientras se acercaba al delincuente- Estuve sirviendo a los militares mas de lo que tu te imaginas escoria, por eso tengo tan buen puntería- Se acerco al delincuente y le piso con desprecio la herida que le había provocado recién con el arma de fuego- Tú error fue haberme robado, solo fue esa pequeñez, pero siéntete agradecido, si fuera apenas un cadete las balas pudieron haber errado y pude robarte la vida…y esa ni con todo el dinero del mundo la compras-
-N-no me mates-Suplico el delincuente mientras se sorbía los mocos por el dolor- Por favor no me…-

-Eres patético- Dijo serio el joven- La gente como tu me da asco- Miro a su alrededor y la gente se arremolinaba lentamente- Si se acercan no prometo que regresen sin balas en sus cuerpos- Amenazo y dicho eso el gentío se alejo rápido- Muy bien, así me gusta…ahora, dame lo que te robaste-

-Tómalo-Dijo el ladrón haciendo acopio de fuerzas para no llorar de nuevo- tómalo…-

-No.- El joven sonreía aunque su tono era áspero- Dámelo tu jefe, anda, se que puedes hacerlo- La presión de su pie se hizo notar en la herida del ladrón.

-¡Por favor!-Gritaba muerto de dolor el delincuente- ¡Solo agarralo y déjame!-

-¡Que me lo des hijo de la chingada!- El chico no e contuvo mas y con fuerza di un pisotón en la herida haciendo brotar la sangre-¡Dame tu botín pedazo de mierda! ¡Dámelo ya o te ira peor!- Grito el chico con los ojos saliéndose de las orbitas.

El ladrón empezó a proferir aullidos de dolor, pero con todo y eso el chico no quito el pie de la herida, así que con esfuerzo lastimero, el delincuente que paso a ser la victima en poco tiempo, tomo de sus bolsillos el fruto de su ultimo robo y torciendo el brazo y su rostro se lo puso en una mano al joven.

El chico lo miro con desprecio y quito el pie de la herida. Camino hasta ponerse enfrente de el, y con una mano alzo al ladrón del cabello hasta tenerlo a la altura de sus ojos.

-Que no vuelva a pasar, ten mas cuidado, es peligrosa esta ciudad, ya ves que no sabes ni para quien trabajas, digo mira- Le enseño en su otra mano lo que acababa de darle- Te acaban de “robar” y eso que tu eres el ladrón- Se mofo- Ah si y algo mas, nunca olvides revisar las pistolas de tus contrarios, así es como se le dice a los músculos que están arriba de las ingles, ahí es donde algunos militares, como yo, se guardan el arma. Ten mas cuidado, y casi lo olvidaba- Le sonrió- Que tengas un lindo día.-

Sin mucha importancia, el joven dejo caer la cara del ladrón haciendo que se estrellara contra el piso. Dio unos pasos y con una patada volteo boca arriba al sujeto, con la misma pierna que le pateo le saco el arma de entre la chamarra y se la llevo.

Y así, el cazador se volvió la presa por no haber podido mantener la suficiente prudencia para cuidar todos los detalles al mínimo. De esa forma, un delincuente perdía sangre lentamente en la calle de Republica de el Salvador y un joven Militar que estaba en un día de asueto, se iba tranquilamente de la escena en donde lo habían robado.

El destino es una cosa curiosa, y sin duda llega a serlo mas cuando no sabes para quien trabaja y mucho menos en favor de quien.

3 comentarios:

  1. Ya lo había leido hace tiempo Kai y ya sabes que me agrado bastante aunque estás probando un estilo más "serio" últimamente. Botas Negras y este son su principal exponente.

    Y otro más que se pasa a los blogs, cuando vi tu link en hyruletown ya lo sospechaba. Hyru y yo también llevamos blog aunque no de escritos xD

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  2. amor!!
    q te puero decir, me gusta lo que escribes!
    me gusto como las cosas fueron totalmente inesperadas para el ladrón! tengo q confesar que ps ni yo lo esperaba jaja... pense q c iria el ladron ps como siempre desvergonzado a seguir robando a otros, y cuando c le voltean los papeles ps ya lo pensará 2 veces antes de robar!

    te amo!!

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  3. Bueno amigo, me extraña que escribiendo estas sabias moralejas me hayas dado la dirección de tu blog, pues he dedicado una parte de mi tiempo de cada día para revisar tu pagina, así que como buen critico y fundador del leonelismo te corregiré, la historia es interesante, pero tienes que definir tu estilo y estudiar mas a los personajes, un ratero de la ciudad de México de las calles del centro histórico, no creo que se exprese de esa forma tan educada, siento que esta muy, ¿como se dice en la literatura sobreactuado?, como se diga eso es lo que sentí, y el personaje del soldado militar esta bien pero como un chico de 25 años sirvió al ejercito mas de lo que se imaginaba un ratero treintañero, un soldado rasó es mas difícil que ascienda que un cadete del heroico colegio militar. También el lugar a mi parecer es un lugar concurrido del centro histórico, si lo hubieras ubicado en otro lugar del centro histórico mas entrañada en los barrios pobres y no en los lugares habituales del comercio ambulante hubiera quedado mas acorde con la personalidad vale madrista del personaje principal o ubicarlo tal vez no en el centro histórico en Tacuba, toreo esos lugares donde se encuentra el campo militar. En la estructura siento que esta bien amigo, sigue así, animo..!!!

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