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Esta es la historia de un hombre que continua luchando contra su destino... Y confia en que vencera.

viernes, 26 de enero de 2018

Una breve opinión: Luna llena en las rocas (crónicas de antronautas y licántropos)

Titulo: Luna llena en las rocas (crónicas de antronautas y licántropos)
Autor: Xavier Velasco
Género: Realismo, crónicas
Clasificación: Recopilación de crónicas/relatos
Páginas: 289
Editorial: Alfaguara
Año de publicación: 2000

Lo que dice en la contraportada:
Este libro tiene que ver con la buena vida. Por eso, con frecuencia, el narrador nos lleva a sitios de mala muerte. ¿Quién no encuentra la plenitud allí donde se hornean los antojos, se mima la inconsciencia colectiva y el placer hace trizas al deber? En ésta, su versión recargada y final del safari nocturno "Luna llena en las rocas", el autor encarna a un narrador festivo y caradura, decidido a llevar la juerga hasta sus últimas palabras por bares, puticlubes e infiernillos afines. No quiere ser testigo sino cómplice. Este libro es la persecución romántica del peligro, la congestión de elixires, la conjura de lunas. La lujuriante oferta de saltar al vacío y entender cada oficio, vicio y maleficio con azoro infantil y premura adolescente: los ingredientes básicos de la aventura.


Argumento.

Bueno, ya tenía tiempo que no tenía un reto así, no autoimpuesto, sino al que llego sin querer. La cosa es simple, aunque estos son “relatos”, más bien lo que tenemos entre manos es una recopilación de crónicas en las que nos describen diversos tugurios de, en su mayoría, la ciudad de México y algunos otros estados de la republica. Con el bonus de hablar de un antro de mala muerte de nueva york.

Vamos a plantearlo de esta manera. Al empezar a leer este libro, más o menos, me di cuenta de que no eran relatos (y que la forma en que se promocionaba no era ostentosa, sino honesta). Al recibir la cachetada de leer un libro sobre crónicas de lugares que tal vez ya no existan hoy día (o que directamente no me interesan), fue un golpe brutal. Entre la página 50 a la 180, tal vez, sentí algo terrible: este libro no merece mi tiempo. No se me ocurre algo peor que ese sentimiento: desperdiciar tu tiempo. Ni siquiera con los peores libros que he leído estos años me paso (y claro, como iba a suceder si por lo menos me generaban una emoción como el rechazo, por ejemplo). Incluso, al comentar este malestar, se me dijo: “¿porqué te haces esto? Si no te gusta no deberías leerlo. La vida es muy corta como para leer algo que no te gusta." Y eso es totalmente verdad pero, también es complicado. Quiero leer 36 libros este año (voy bien, ya llevo 3 este mes), además de que pensé: no puedo permitir que otra persona, ingenua como yo, caiga en este libro sin saber que se va a encontrar entre páginas. El plus es que me sentí en el deber de leerlo porque lo “saque” de la biblioteca, y bueno, largo no es tampoco.
Así, seguí leyendo más por necedad que por gusto, y a la par que leía imaginaba que palabras usaría para expresar todo el malestar que me genero este libro. Para este (porque otro que no me está gustando especialmente, ya tengo otras palabras bien guardadas y a la espera cual paciente lobo), tengo una sola línea que describe como consideraba el libro hasta que rebase sus 250 páginas: “estamos ante un puñado de reseñas de revista de “entretenimiento” que pecaron de creerse dignas de ser un libro. Si usted busca donde ir a echar el trago, este es su “libro”, aunque yo lo llamaría pa donde jalar o capitalino.” Y es así como en un par de líneas se terminaba todo, cerraba el documento y me iba a hacer todo menos lo que había leído… y entonces, rebaso las 250 hojas. Y es aquí, hasta aquí, donde el autor le da sentido a su libro. Donde te explica el proceso de este y que significa ser un licántropo de la juerga.

Solo hare una observación, creo que si este libro se lee por el final (y no, no es la rayuela, para que tenga un orden), gana mucho. Si tú, querido/a lector/a constante, empiezas por “confesiones de un licántropo a sueldo”, te vuelves cómplice o por lo menos camarada de palabra del autor/narrador y las crónicas, ganan mucho. No lo vuelve un libro excelente, pero mejorara mucho tu visión de la obra y de lo que, tal vez, el autor quería exponer.

Personajes.
Muchos sin importancia, sólo uno destacable: el amistoso y humilde narrador. Un observador romántico (en el sentido soñador) que pareciera que ama y odia vivir a la sombra de la noche, de conocer esos lugares secretos que pueden destrozar una relación o aliviar todo mal. Nuestro narrador es la única constante en todo. El ente que nos guía por los lugares truculentos. El ser que a través de sus cansados ojos y sus brillantes palabras nos describe las curiosidades bellezas y horrores que observa. Un cronista de la vida nocturna, vaya. En honor a la verdad, es una crónica hecha y derecha, sólo aderezada con un lenguaje literario y metáforas increíbles, pero si le quitas una o dos páginas, bien tendrías una reseña cualquiera de tu portal de lugares de interés favoritos. El narrador es un observador, y se ciñe a ese papel. Nunca rebasa la línea, únicamente mira, describe, maldice/bendice y se marcha a otro tugurio.

Estilo.
Narrado en primera persona, a veces en tercera (en uno o dos relatos), aunque menos importantes. Nos encontramos con una obra en la que en todo momento, seremos el depósito de los pensamientos y observaciones de todo lo que rodea al narrador. Relatando algunas cosas con pelos y señales y otras veces aludiendo a un lenguaje metafórico que raya en lo precioso. Velasco hace algo, cuanto menos, interesante.

Aquí es el primer lugar donde pinto mi raya. Que el formato o género no me guste, no habla de la calidad de escritura del autor. El lenguaje que usa Velasco apela a todo mexicano que se precie de serlo. Sin duda a veces abusa de metáforas halagüeñas y que se desmadran de palabras poco usadas. Y en el párrafo siguiente te encontraras palabras propias del caló de la gente de esa ciudad y no podrás evitar sonreír al pensar eso sí que lo entiendo. La prosa del autor, me parece lo más destacable del libro sin duda, junto a su manejo de la palabra. Para ser sincero, su narrativa no la considero mala, el problema es que tratar de narrar una crónica si lo es. Este libro hizo dos cosas: que me sintiera mal al principio, y que al final, quiera leer otra obra del autor. Así que, querido/a lector/a constante, podemos calificar esto como un clásico guacala que rico.

La maquetación, la estándar y esperada de una edición de tapa blanda y de bolsillo. Únicamente destacare su resistencia, porque este libro lo pedí prestado (nuevamente, no es una forma de decir que lo robe, eso daña a las bibliotecas y a los lectores), esta vez a la Biblioteca Vasconcelos. Y me parece destacable porque yo iba por Diablo guardián, pero las ediciones (de tapa dura, por cierto), en ese momento en estanterías estaban tan rotas que, no me arriesgue a llevarme algo que se me deshiciera en las manos. Finalmente, nos encontramos ante un recopilatorio con un total de 35 crónicas, con un promedio de 5 hojas por crónica, y las más grandes de 10. Cada una con su respectivo titulo que a veces es alusión a algo de lo que se comenta en ella y otras veces es un escopetazo a la cara de lo claro que es.

Desarrollo.
Un comentario en goodreads le dio un tres aludiendo que las crónicas de las pedas de Velasco están chidas (palabras más, palabras menos). No creo poder hacer algo más que eso, y aun así, tratare de ser muy claro en un par de cosas.
Para ser tugurios y lugares de mala muerte, más bien me da la impresión que son lugares muy tranquilos. Cosa que también entiendo. Vamos a ponerlo así, lo más fuerte son los lugares donde se describen escenas de sexo grupales, nunca violentas, todo de buen ánimo. Las zonas rojas son los lugares de más mala leche, y los tugurios homosexuales (bueno, eso no me extraña, en mi experiencia también han sido los peores lugares). Pero fuera de cosas difíciles de creer o miedo a quedar en medio de dos sables, no hay mayor riesgo. Y es normal, hace 18 años este país era otro. Hoy en día, dependiendo de tu ubicación, es un logro liarte con una persona que haya nacido con el mismo sexo que dice y parece tener, no ser asaltado, no ser víctima de un secuestro exprés, no tirarte al suelo en una balacera o directamente no salir por la violencia. Tal vez lo veo por el lado equivocado, pues el narrador nunca menciona que sean lugares violentos o que esa sea su intención, el dar a entender que se mete a lugares de cuidado, aun así, me siento como si me dijeran que me cuide de los maremotos, viviendo en las montañas.
Otro punto que me interesa, es que el narrador al ser un mero observador, nunca entra de lleno a nada. Ve todo, pero hace poco. A lo mero interesante no le entra, sólo ve, lo que una vez más, lo hace parecer más una reseña de sitios de interés, pero mucho mejor logrado.
Siendo fiel a todo lo expuesto en estos párrafos, agregare únicamente las crónicas que para mí, realmente valen la pena.
Confesiones de un licántropo a sueldo. El que le da sentido a todo el libro y que recomiendo leer primero.
Disparen contra ese niño. Una manera casi poética de hablar de las expectativas contra la realidad de ser adulto.
Lecciones de idioterapia. El narrador nos describe como ser un ganador en el juego a pesar de ser un perdedor al final.
Déjalo ser senecto pimienta. Como a veces la edad, aunque sea una cosa “que está en la mente”, puede jugar en contra.
Una yarda de Penelope. Uno de los dos o tres únicos relatos del libro.

Finalmente, algo que me parece entre destacable y curioso, son todas las referencias de la cultura pop y de la literatura que hay. No son miles, pero muchos guiños sí que hay. Desde Lovecraft hasta los Beatles, hay variado. Como señale antes, la mano de Velasco me parece buena, el detalle es que no tanto como para hacer de un libro de crónicas tibias algo increíble.

Recomendación.
La advertencia es que no se deje en las manos de algún niño/adolescente que tienda a dejar volar la imaginación, especialmente en estos días, me parece ficción como relata de este tipo de lugares como si se tratara de un zoológico de caricias (y ese juego alegórico fue sin querer). Y ojo, no es fuerte el contenido, ni nada. Es sólo que te puede generar la idea equivocada. Digamos que similar a ver a tu padre golpeando a tu mamá y que tu creas que eso es normal. Con una breve explicación, creo que bastara para entender que esto, pese a ser crónica, es ficción de alguna forma.

Si tienes poco tiempo para leer (como por ejemplo, entre estaciones del metro, en la fila del súper/banco o mientras estas esperando a que tu partida en línea empiece), es una excelente elección, y mil veces mejor que algunos periódicos de nota roja o el libro fulano o sensacional de zutano.
Si te gusta la vida nocturna, tal vez te identifiques y te agrade. En mi caso, lo que entiendo es que la oscuridad nos oculta a los ojos de otros, y por allí me llego el gusto.
Si te gustan las crónicas y de algún modo te interesa conocer un poco más de los lugares peculiares de la ciudad de México (hace 18 años), esto podría gustarte.
Si no te clavas en las formas (o en que te quieran narrar algo con sentido), sino nada más en el viaje (que la prosa se disfrute), este libro te va a encantar.

Si te molesta leer crónicas de lo que sea, el lenguaje metafórico en cualquiera de sus presentaciones (simple o complejo), si te interesa buscar una trama o que los personajes por lo menos te generen una emoción… vaya, si buscas un libro de relatos común, esto no te va a gustar. Es más, me atrevo a decir que si, casi a rajatabla, no cumples alguno de los criterios de allá arriba, mejor no te acerques al libro. No regales tiempo así, a la mala.

2.5 de 5 Kai´s posibles o un 5 en la escala Kaifan del 1 al 10 para medir algo se lleva Luna llena en las rocas: crónicas de antronautas y licántropos, de Xavier Velasco

Eso sería todo por mi parte. Simplemente me gustaría aclarar que esta es mi opinión. Si tú estás de acuerdo o en desacuerdo conmigo, es válido. Tú opinión es bienvenida siempre y cuando sea expresada de manera asertiva

Un saludo a la distancia de parte de su compañero de letras y lecturas, Kaifan.

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