Este día lo tenía dividido en dos mujeres este año, pero para no romper las tradiciones, porque todo tiene su espacio, y porque al final de cuentas la vida es lo más hermoso que tenemos, sólo será de una persona este día.
Cuando caminos de regreso a nuestra casa, muchas veces te hago esta pregunta ¿Qué te gusta más...?
Las opciones a veces se repiten, pero siempre te doy a elegir entre dos cosas, para saber, que es lo que te gusta más.
Es una manera tonta y algo infantil para alguien que ya pasa de sus veintes, para conocer más a otra persona. Pero aun así poco me importa y hago diario y a rajatabla el mismo ritual de preguntas. Me gusta, me gusta mucho.
Me gusta que no te aburre. Me gusta que no te cansa. Me gusta que me contestas a todo. Me gusta que a veces respondas que te gustan las dos cosas. Me gusta que a veces inventas respuestas. Me gusta realmente saber esas pequeñas cosas... porque me gusta compartir mis días, mi tiempo y mi vida (que los tres son cosas invaluables) contigo.
Pues me gusta saber de ti, aunque esas por tu boca y por medio de preguntas tontas. Lo demás, nuestra convivencia y lo que me cuentas ya me mostraran las demás facetas de tu ser.
Eso sí, no sólo se trata de hablar más y ya. Se trata de llegar a un punto, en que no solamente yo te atosigue con preguntas, ideas y discursos, no. Se trata de que un día cualquiera, te me acerques y me hables y me digas cosas y me dejes ser parte de tu vida, aunque no lo sepas.
Se trata de que, un día, tú me preguntaste "¿Qué te gusta más...?" y aunque repetías mis preguntas, no pude evitar responder con una sonrisa radiante y mi corazón lleno de alegría.
¿Qué me gusta más: mi vida antes de mi hermanita o con ella?
Creo que la respuesta, es demasiado obvia.
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