9no Día Algo que te es indiferente.

Hacer como el que sabe el camino.

La cosa es simple para mí, hay solo dos tipos de opiniones en mi vida: las que me importan y las que me vienen valiendo verga.

Las primeras son opiniones que me da la gente cercana. Los consejos de mis padres, los comentarios de mis amigos, la opinión de mi novia, la palabra de alguien más versado que yo en X materia, etc. Estas opiniones las tomo en cuenta para llevar a cabo una acción, las sopeso lo mejor que puedo para entender que puedo sacar de beneficio de las palabras que se me dan, de las sugerencias y consejos aportados.

Las segundas simplemente no me importan. No tiene relevancia que el presidente opine como debo llevar mi relación sentimental en turno, que el papa me aconseje que carrera estudie o que mi vecino o algún compañero comente lo que debo hacer en Z situación de mi vida. Sus opiniones a mi no me importan, habrá gente a la que si le interese, pero a mí no.

Finalmente, ya sean de la primera o segunda opción hay un tipo de opinión como tal, que no importa de quien venga, si esa opinión aparece automáticamente la deshecho. Este tipo de opinión yo le llamo “hacer como el que sabe el camino”. Este tipo de palabrería y frases implican dar la apariencia de que quien las dice, sabe de qué va la vida, se cree conocedor de sus misterios, sabe el camino, la ruta de la vida y existencia misma. Éste tipo de cosas no solo no me importan, sino que me joden y molestan como una patada a las bolas y además para su servidor, es como si apestaran a cloaca.

No importa si me lo dijo el verdulero de la cuadra o mi mejor amigo. Una cosa es aconsejar, dar una opinión y otra es “dar” una respuesta certificada como la única y absoluta para el camino, para mi camino y quizá el de cientos más.

No, muchas gracias, váyase a la mierda.

La cosa es sencilla: nadie sabe cuál es mi camino, a veces ni yo mismo se ve bien a donde camino, pero no dejo de trazar mi camino. Así que no, las formulas de esta índole no me sirven. Mi camino es único, se amolda a las curvas de mi mente no a la sabiduría del populacho ni mucho menos. Jamás tomo enserio a esta gente que hace como quien sabe el camino, porque no saben nada, mucho menos de mi camino.

Estoy en esta vida para ser feliz. Para llegar a esa meta, a ese punto cumbre, he de superar retos, dolores crecientes, frustraciones, adversidades, temores, reponerme ante la derrota, aprender a caminar erguido y con orgullo, a tener la suficiente labia para deslumbrar a príncipes y señores de alta alcurnia y aun así mantenerme humilde y sencillo, a dar solución a lo que se meta en mi camino, a poder ayudar y saber pedir ayuda para que mi andar por esta vida se mas ligero, a reír como si de verdad lo que me ha causado gracia sea lo mejor del mundo, llorar como si mi vida se me fuera en cada lagrima, y después de todo esto y más experiencias, seguir andando y trazando mi camino.
Finalmente, este es mi camino, esta mi historia, esta es mi vida. Puedes ser partícipe de ella, ser mi acompañante, ser mi cronista o hasta coprotagonista de mis grandes aventuras y mis penas más siniestras, pero no lo olvidemos, esta es mi historia, mi camino, mi vida y yo, soy quien toma las decisiones.

Por eso, cuando digas con certeza que el mundo te ha enseñado que es cuadrado el malo y que es ley absoluta, no te extrañe que me aleje, y ni preguntes porque, no te gustara saber que opino de la gente que finge hacer como el que sabe el camino.

El texto realmente se explica por si solo.

Cabe aclarar que es una filosofia de vida mia algo reciente, pero solo en darle forma porque siempre he sido asi.

Otro dato curioso es que estas ideas se ven reflejadas en no me olvides (incluso el prologo se llama igual que este escrito).

Aunque parece contradictorio, este tipo de opiniones deterministas o impositivas no es que me molesten, de verdad no me importan.

Gracias por leer y comentar de antemano n.n